Sentenciada a no tener escapatoria. Trataba de buscar una salida. Recordó que el instante se puede prolongar si encuentra el agujero cierto. Adivinaba su decadencia; caer en una red vacía, como un otoño a la intemperie. Descendió fulgurante desgastando su humedad a cada centímetro. Sumergida en la negrura las imágenes quedaban transparentes. El frío metálico la envolvía y cada día una muerte pequeña la roía.
Por fortuna para los sedientos, resucitaba con ese sabor a centavo, con esa angostura en el paladar del glifo.
Base de fontanario por una rua de Oporto, Portugal.
Sergio, pareciese que una gota es algo insignificante. Creo que es nuestra labor que deje de serlo. Tú lo has conseguido con este texto y yo espero conseguirlo de nuevo cuando le enseñe al alumnado de este curso cómo calcular el numero de moléculas y átomos que hay en esa pequeña gotita de agua que titubeante se desprende de un grifo.
ResponderBorrarUn abrazo.
ALicia, el mundo tiene un físico robusto siempre a descubrir, a veces las palabras intuyen su realidad.
ResponderBorrarAbrazo con sus moléculas completas.