martes, 20 de marzo de 2018
lunes, 19 de marzo de 2018
viernes, 16 de marzo de 2018
jueves, 15 de marzo de 2018
Te cuento
Mónica tenía una amiga que se llamaba Consuelo, que tenía una amiga que se llamaba Esther, que se casó con Manuel que odiaba a Mónica y depreciaba a Consuelo, que tenía un hijo que se llevó el dinero de Manuel cuando partió a los Estados Unidos. Lorena, hija de Consuelo, defendía a su hermano de las calumnias de Manuel, porque ella dice, que el dinero era de ella y se lo dio a él. Cuando el pleito estaba en su mejor momento, Mónica murió en un accidente y Lorena se suicidó por abandono de su futuro marido. Fue entonces que Consuelo conoció a Walter, que no está en la historia y que espera no ser excluido.
- ¿Y Esther, me preguntas? Ella no cuenta para nada.
miércoles, 14 de marzo de 2018
martes, 13 de marzo de 2018
Cecilio o J. Troy
Él, era un yo, altisonante, fanfarrón. Tenía 30 años, pero no le gustaba que se lo recordaran. No compartía sus rasgos con nadie. No soportaba aires de familia. Cuando regresó de Londres, cambió de peinado, parecía el último Moicano, pero él fascinado, decía que era avant-garde. Se cambió el nombre por el de J. Troy. Su yo mismo se elevó exponencial. Odioso, maldecía al que no lo llamase J. Troy. Sus acto y palabras carecían de sustento, pero era ágil conversador. Contaba de memoria las historias de los suburbios londinenses. Sabía que eran inventadas, por eso, me gustaba invitarle esas frituras de harina que comía con un tarro de cerveza. En esos momentos me parecía brillante, hablaba de sí mismo, como es evidente, pero con una gracia que mitigaba el odio natural que fomentaba.
Cuando decidió estudiar histología, su malignidad se entronizó. Comenzó a leer la nota roja de todos los periódicos. Se compró un estuche de bisturíes. Gatos y perros supieron del filo de ese instrumento. Obsesionado en abrir cerebros, comenzó a contar historias de vidas imaginarias según él, basados en la fisiología del cerebro. Sospecho que algunos de mis amigos fueron revisados minuciosamente en el microscopio
Temeroso, me alejé de Cecilio o de J. Troy, por algún tiempo. El sábado lo encontré, cabizbajo, tieso, con la mirada perdida.
- Qué te pasa?
- Si quieres hacerme feliz, dame un cerebro.
lunes, 12 de marzo de 2018
domingo, 11 de marzo de 2018
El encantador de manzanas
En el antiguo reino de Mu, vivía rodeado de placeres el gran Encantador de manzanas. Un día, cuando Mu estaba a punto de morir lo llamó:
- Durante todos esto años, le dijo Mu, débilmente, me has colmado con las mejores manzanas. El camino llega a su fin y sólo puedo darte como herencia esta antigua serpiente, pariente ya muy lejana de aquella otra mítica que habitaba el árbol de la ciencia. Espero que sepas aquilatarla.
El encantador de serpientes agradecido pero confuso, fue expulsado del reino al tercer día de la muerte de Mu.
Se dedicó a vagar por el reino vendiendo sus suculentas manzanas. A la serpiente la llevaba siempre en un cesto, protegida de las miradas de los compradores de sus manzanas. Hasta que un día, en que el frío calaba los huesos, la serpiente salió del cesto para buscar los rayos del sol. Las personas al verla, temerosas de ser castigadas como les habían contado sus ancestros, comenzaron a insultar al encantador de manzanas.
- Has traído la discordia, le gritaban.
- Ese es otro mito, les contestaba el encantador de manzanas.
Tres días estuvo colgado su cuerpo de la rama de un manzano, la serpiente, como soga en su cuello, iniciaba la mudanza de piel. Desde entonces, las mujeres comenzaron a parir con dolor y los hombres comenzaron una guerra al ser raptada una de sus mujeres.
Tengo que informarles también, que no para de llover.
viernes, 9 de marzo de 2018
Rondar
Las calles que no se han de caminar habitan en rieles paralelos. Uno se parece a la madera que no ardió, el otro, a la niebla suelta de la casa paterna. Hacer la ronda cotidiana construye el alfabeto de las ciudades. Por eso todas las calles habitadas en los zapatos saben a continente. Doblar la esquina, encontrar la línea, la piedra sobe piedra, el asfalto, las ventanas y sus puertas. Destinada a ser ciudad, sabe que su paraíso son las pisadas, andar y andar entre años que la construyen y destruyen. Su almacén está repleto de respiración, de ojos, de voces audibles siempre en la flor de la edad. Recorrer en compañía del entonces. De lejos nada ha cambiado. Todo en su lugar en la memoria. Por eso nunca distinguimos las calles que no hemos caminado. Alimentamos el oído, y enumeramos los olores que llenan la cabeza. Es entonces que la madera arde y la niebla invade la lejana casa paterna.
miércoles, 7 de marzo de 2018
martes, 6 de marzo de 2018
Enseña
El Señor Pateta, llevaba su patriotismo al extremo del ridículo. Colgaba banderitas de papel desde el fondo de la sala hasta el zaguán; por todos los corredores y en cada habitación. Mamá lo dejaba hacer. Así es la especie, entre dos trigos siempre se escoge al más fuerte. Yo por eso grabo en mi pecho la distancia, la no frontera. Sin embargo, necesito un estandarte para que me sigan, cuando menos, los que recuerdan el beso sencillo de los débiles
lunes, 5 de marzo de 2018
domingo, 4 de marzo de 2018
Lección quinta
En el corazón de la calle la ventana viva. Ese sonar remoto de vivencia que entra como luz o reflejo. No hay nadie. Un olor a mofo se rompe en mil pedazo. En la piedra verdeada los gritos de la historia se callan. Todos los que han pasado por aquí, han sido fusilados por el tiempo. Transpiro, torturado por el filoso olvido. Perforados por siglos se carcomen los reflejos de esos cristales quebrados. No hay labios que digan en estos años de piedra quién se asomó por la ventana. Reconocer este mundo, es morder el fruto interminable del eco. Al pasar por la ventana, por esta isla viva, la sangre se calienta más despacio. Distingo el mismo viejo clamor de abrir un hueco en nuestra casa y dar sentido a nuestro encierro, para mirar al que deambula.
Fotografía: alguna janela pelas ruas do Porto, Portugal.