
Es de Roma y es también del mundo
y de las barcas que navegan a la aurora.
Con el sol, entre las ruinas gloriosas,
los refectorios y las termas se juntan.
El presagio desatado
y el rostro virginal del reino.
Ya era conocida la cópula del templo
donde se levanta la columna y la sosobra.
Anudada al rió Tiber la voz se mueve entre siglos.
Entre colinas la voz de Rómulo imperiosa
suena entre claros de luz al rapto de las Sabinas.
Y es la vigilia del disturbio.
La fundación de los muros, del amor y la venganza
huele a loba preñada de futuro.
Eneas desata las manos del mar
como alfarero de estirpe feraz,
y controla la briosa anca del caballo.
Ya se mira Cartago fulgente
y las lágrimas de Dido y sus vestidos
se despeñan hasta la arena en nupcias.
El laurel y los pechos ufanos
turgentes siguen por las plazas.
Se colma incomparable el rubor
fructífero de las mujeres de Roma.
¡Cantemos lectores oscuros
los blancos brazos de la roca!
Sergio Astorga
Tinta/plumín 20 x 30 cm.
Hola !!! tanto tiempo paso de visitas! y como siempre es un gusto!!
ResponderBorrarte dejo un gran beso!!!
Brindemos por isabel, nuestra "romana" maravillosa, y por esta ofrenda.besos a los dos
ResponderBorrarFelicidades, Romana. ;-)
ResponderBorrarUn beso
¡Vuelvo del fin de semana, de atender a mi madre, y me encuentro con este regalo maravilloso...! Querido Sergio, eres un genio y, al mismo tiempo, un sol. O un genio soleado o un sol genial que irradia alegría a su alrededor. Precioso el dibujo y precioso el texto, tan evocador de esa Roma que me tiene tan raptada como a las Sabinas. Ay, Eneas, ¡cuánto sufrimiento y cuánta felicidad nos has proporcionado!
ResponderBorrarUn abrazo enorme y agradecido.
Genial y generoso Sergio... y da gusto ver a Isabel tan contenta;-)
ResponderBorrarUn beso a ambos.
Felicidades, Isabel, por esta ofrenda depositada en tu templo romano. Y qué decir del pintor-poeta (ut pictura poesis): mi admiración, maestro. Un abrazo.
ResponderBorrarGran maestro, llegados a esta altura de la exposición sólo me queda enviarte todos los colores del arco iris para qué el resto de los compañer@s que quedan reciban lo mismo que nosotr@s.
ResponderBorrarEl arte lo pones tú.
Un abrazo lleno de colorido
Kuore, tanto tiempo que ya el remolino llego al patio de las catedrales.
ResponderBorrarAquí te espero cuando llegues.
Abrazos a distancia.
Sergio Astorga
Marisa, hay un poco de barro romano entre las uñas y de los oráculos
ResponderBorrarun ojo temperamento nos dibuja.
Un abrazo de presagio.
Sergio Astorga
Gemma, celebremos con letra viva los latines idos.
ResponderBorrarAbrazos palatinos.
Sergio Astorga
Isabel, quien nos guía por esos caminos coléricos y sapientes, si no es tu voz y el cuchicheo generoso del agua.
ResponderBorrarCuanto frescor en las risas de romanas mujeres.
Un placer intentar rodarme entre colonas.
Abrazos brillantes al sol.
Sergio Astorga
Antonio, aquí el tiempo de memoria, el tiempo que regresa y no se aleja. El tiempo que se junta latino entre palabras.
ResponderBorrarEntre columnas respiran los frisos saludables.
Abrazos jonios.
Sergio Astorga
Olga, me he saltado un turno, errante, pero tomo el curso de nuevo al saber por tus palabras que Isabel pueda estar alegre.
ResponderBorrarAbrazos visionarios.
Sergio Astorga
Alicia, sigo caminando, subiendo al árbol, espero no caerme. Los magentas me detienen y los grises me alcanzan.
ResponderBorrarAbrazos de siete colores.
Sergio Astorga