El cerrajero consiguió abrir el portón después de dos
intentos fallidos. El cielo gris se confundía con el polvo levantado por las
aves que pesadamente ascendían apretando con sus garras la carne sanguinolenta
de una pierna o de un poderoso abdomen. Todos los años la ceremonia del fin se realizaba
sin complicaciones de importancia. Los niños eran los que más demoraban en
darse cuenta y asumir su destino. Los viejos esperaban pacientemente el picotazo
definitivo.
Después de dos horas algunos fotógrafos tomaban ávidos las
imágenes que saldrían en primera plana en los portales y las redes sociales.
El cerrajero, ya en casa, afilaba su cuchillo mientras su
esposa en el cuarto de baño rebuscaba una pose dramática y sensual.
Sergio Astorga
Tinta/papel
Como siempre, tu arte, no te deja en absoluto indiferente. Sigue siendo un verdadero placer pasarse por tu casa y leerte y contemplar tus dibujos y disfrutar.
ResponderBorrarUn fuerte abrazo, Sergio.
¡Todavía estamos por aquí!
ResponderBorrarLa ceremonia se llevó a cabo en donde tenía que celebrarse, ciclos terminan, otros inician, gracias a poses dramáticas y sensuales, indiferentes a picotazos y fotógrafos.
Un abrazo renovado.
Uf! Vaya ceremonia ¿no?
ResponderBorrarLas aves, preciosas en su circular encierro ¡qué bonito, Sergio!
Un abrazo melódico, armonioso y optimista.
Madre mía, yo no quiero ser partícipe de esa ceremonia...
ResponderBorrar¡Muchas gracias por haber participado Sergio!
Saludillos :)
Que los augures, al menos, nos respeten y no predigan el futuro desde nuestro interior.
ResponderBorrarMe ha parecido muy duro, pero hermosísimo como siempre, querido abarrotero.
Hoy no puedo quedarme bajo su mostrador y bien que lo siento. Salgo pitando a nuevos menesteres.
Que el nuevo ciclo le colme de venturas.
Un abrazo cíclico.
Un ceremonioso fin del mundo. Me gusta el ritmo del relato
ResponderBorrarsaludillos
Juji, después de los finales, del mundo y navidad, con la barriga henchida te digo que tus visitas son siempre degustadas.
ResponderBorrar¿Qué tal la cena?
Abrazos de fiesta.
María Eugenia, los ciclos terminan. Algunos son definitivos, otros nos hunden en un círculo perverso.
ResponderBorrarLa incógnita siempre está presente.
Picotazos y caricias siempre piden ser narrados.
Abrazos new age.
Lola Mu, el círculo tonal del vuelo de las aves es, me imagino, alcanzado por Mauruce Ravel.
ResponderBorrarAbrazo siempre en tono mayor.
Acuática, una iniciativa muy atrayente la tuya. Te agradezco el que aceptaras mi participación.
ResponderBorrarAlgunas ceremonias nunca terminan. La violencia de género esta malsanamente viva.
Abrazos voladores
Puck, las ceremonias del ritmo son antes de cualquier intento de escritura.
ResponderBorrarGracias por venir a los Antojos.
Abrazos saltarines.
Condesa, que no me salían las cuentas, me faltaba un comentario y lo fui a buscar al costalito donde guardo los olvidos dulces.
ResponderBorrarPor desgracia la violencia de género no termina y toma multiples facetas, aquí con la complacencia de la victima.
El nuevo ciclo lo comenzamosa tambor batiente, es decir sístole diástole sístole diástole.
Abrazos no olvidados. Disculpe usted.