jueves, 30 de marzo de 2017

Con Alma


Algunas almas reposan, otras divagan. El ánima ya es literaria. Hay un ánimo de decir que lo que anima es esa interioridad común. Las ciudades, siempre tan sólidas, han creado recipientes para que puedan ser evocadas, y no sólo eso, también depositadas. Y el alma de las cosas son los sentimientos que evocan. 
No es desalmado pensar que otros impulsos vitales nos rigen. Por fortuna, es consolador saber que tuvimos un alma y un lugar para financiar el reposo.

Fotografía: Cofre das Almas, Igreja de S. José das Taipas, Porto, Portugal.

miércoles, 29 de marzo de 2017

Nubarrada


La lluvia cae con ese frío azul inigualable. Los cristales chorrean; lentamente se confunde el mundo exterior. Los paraguas se abren y se agitan. La ciudad tirita y los ojos vagan extraviados. Un destino inaudible se adormece y esperamos a que la lluvia cese para abrir la ventana.
Nadie se atreve a preguntar si esto es posible.

lunes, 27 de marzo de 2017

Estancia


El vacío es de tan ocre plenitud que congela.

Fotografía: Palácio da Bolsa, Porto Portugal.

domingo, 26 de marzo de 2017

El Sr. Tapia


No quiso abrir la boca. Será por ser domingo. Quedó escurriendo el jugo de frutos negros. En el jardín ya no caben mas semillas.
La resina será llevada por los insectos. Los pájaros persiguen la luz inútilmente y un caldo hirviendo se enfría sobre la mesa.
Tocaron a la puerta.
No quiso abrir la boca.

sábado, 25 de marzo de 2017

Una Camelia


Suspendida en la ciudad una Camelia orla la piedra dura. Por dentro del silencio esta la imagen. Sus bordes los hago palabras para sostener la caída. Sus ojeras húmedas gotean para llegar al Duero.
¿Ya te conté que las noches subterráneas crecen como un árbol, y que al subir la calle, al ver la Camelia, entendí la curvatura del tiempo? 
Miro su rostro y camino encantado entre los monumentos. La ciudad es un cuerpo, no tengo dudas. Lo trepo, lo contemplo y me fatigo.
¿Ya te dije que hay una Camelia colgando de los Clérigos?  Roja. Plena. Suavizando la piedra.

Fotografía: Camelia entre las escaleras de la Torre de los Clérigos. Porto, Portugal. 

viernes, 24 de marzo de 2017

La vitrina


Las maravillas se acomodan detrás del cristal, nos detenemos a bordar lo intangible y se dispersan las dudas y las perdidas. El instante crece. El chocolate caliente y la rosca se moja en las palabras próximas del ogro. Entregamos la infancia en el carrusel o en la maraca. Desde el fondo hay una serpiente fugitiva que se enrosca y aprieta nuestro cuello. Embelesado nuestro pulso, queremos contar lo que hemos visto pero, una espada adulta nos devuelve al oficio amargo de la edad en el cuerpo.

Fotografía: Por la Rua Formosa, Porto Portugal.

jueves, 23 de marzo de 2017

Adamastor


Un frío les corre por la espalda cuando recuerdan la bestia que aprieta la memoria. La inmortal oreja se inundan de aventuras. Ellos, que se asomaron al altivo Atlántico y al furioso Indico, con los ojos al cinto gimen y cuentan. 
“Un miedo largo nos batía por proa y un temblor se veía en el cielo cuando una grandísima masa viviente se elevó de las olas con las fauces abiertas y la figura corva; los cabellos crespos y una exhalación de fiera antigua. De propósito nos asoló por varios días, espanto y cólera vivimos con la sal en los labios y con el impulso de vivir para contar la manera en que salimos victoriosos de muerte segura. Vimos cómo tronaban huesos y almas cuando sus manos, como tentáculos de pulpo que se agarraban a la presa, inundó nuestro barca. Manaban de nuestra boca rezos y suplicas que se perdieron en el azul. Adamastor, gritamos por fin: ten piedad y abandona ese odio que te hincha el ojo. No rechines los dientes y déjanos seguir el camino y deja que tu vientre temple la noche con tu cólera. Permite seguir con nuestra trama de vida. Nos rendimos y prometemos, como hombres adultos, contar tu egregia virilidad marina y la unánime noticia de tu trabada existencia.
Enloquecidos, confundiendo días y horas, logramos llegar a la costa y como ovejas trasquiladas, pudimos reponer el brío. Veinte compañeros nuestros quedaron en muertos y ahora intentamos conjugar el horizonte, escrutando, codiciosos, los dominios del rabiosos Adamastor, dueño y señor de nuestros ásperos mañanas”.

miércoles, 22 de marzo de 2017

Ilusión urbana


En algunas ciudades todavía se pueden subir las escaleras de la Victoria.

Fotografía: Escadas da Victoria (Antiga escada da Esnoga (Sinagoga) Porto, Portugal.

martes, 21 de marzo de 2017

Filemón, llamado el Intacto


En oposición a las fuerzas naturales su ojo se ordenaba en cuadrados equidistantes donde la lluvia despierta la curiosidad de los astrónomos. Se sostiene con fragmentos de triángulos isósceles y por prescripción médica dejó de fumar pipa. Se colorea al ser mirado por mujeres musculosas. Tiene un soplido animal suavizado por ese gesto angelical, abstracto y sereno. En torno a él, la meditación se embriaga y su afilada voz le da el pecho voluptuoso al significado. No hay Prometeo en sus entrañas aunque en su torrente sanguíneo un color de hígado discurre. No aspira a la vida inmortal por eso recomienza el trabajo puro y las buenas causas. En la gran ciudad, busca el mármol, las cúpulas y laureles. Como un petirrojo en una jaula, inventa la salida del júbilo y de su frente nacen esas volutas que la gente confunde con ideas.
Vive en el número dieciocho de la Avenida siete y como un aforismo de Ovidio: “la abundancia lo hizo pobre”.

domingo, 19 de marzo de 2017

Facundia


El conejito cantaba con su guitarrita:

“no me da una monedita para comer mi sopita”

- Mamá, los conejos no comen sopa.
- Es una manera retórica de pedir.
- ¿Retórica?
- Dicen de una manera para que entiendas otra.
- ¿Me das un billete?
- ¿Para qué?
- Para comprarme una guitarrita.


Fotografía: Rua de Cedofeita, Porto, Portugal.

sábado, 18 de marzo de 2017

El Señor Estratagema


Hubo hace tiempo un vendedor de ceda que recorrió todos los rincones de la ruta. En la puerta oriente de la muralla de la ciudad antigua, todavía se puede leer una inscripción en granito, de la rúbrica de su nombre. Exquisito en modales, heredó un jardín cultivado en la China que replantó en la parte trasera de su casa. Intuitivo, comenzó a escribir versos delicados con el mismo ritmo que los grillos tienen al cantar. Tuvo cierta fama en el vecindario, lo oían entonar dulces versos cuando el rocío humedecía los oídos. Por el mes de marzo llegaban visitantes extraños, antiguos compradores de seda y que ahora, retirados de la ambición, se reunían para conversar de las experiencias de esa ruta que tanta riqueza les dejó.
Un día le preguntaron porqué había abandonado tan ganancioso negocio para cuidar un jardín. Él contestaba, sentado en un banquito de madera: “lo hice por astucia, prefiero perderme entre flores que en arena”.
Cuando todavía se oye el canto de un grillo, la gente lo recuerda y lo ha hecho ejemplo de vida, por eso en la puerta oriente de la vetusta muralla se puede ver la constancia en granito, del bien mentado Señor Estratagema.

viernes, 17 de marzo de 2017

Cruzamiento


Al ver la luz verde derivamos que seguir adelante es lo que corresponde. Asombrados, descubrimos que existe un imaginario poblado de signos de otra realidad también inexistente. Una gama de matices de azul, nos recibe como si los bordes de un cielo tuviera un guión de azulejos portugueses.

Fotografía: Capela da Almas ou Capela de Santa Catarina, cruzamiento entre rua Santa Catarina e Rua Fernándes Tomás, Porto, Portugal. 

jueves, 16 de marzo de 2017

El Señor Papalotl


El Señor Papalotl es un presagio. Es una señal de los cielos. Una claridad avasalló la niebla de Cuetzalan antes de que el sol naciera por la sierra, allá donde los coyotes duermen. El señor Papalotl llegó volando, ya crecido. Parecía una mariposa, ancha, se mostraba en toda su largura. Una vocería ardía al verlo. Después se mordieron los labios al ver que venía en tranquilo vuelo. Trajeron agua para darle de beber cuando aterrizó. Después le dieron carne de venado. ÉL no probó ni bebió. A señas enseñó una gran calamidad en el lado izquierdo de su cuerpo. Una desgarradura lo hizo bajar. Los tejedores de palma llegaron. Zurcieron prodigiosamente ese gran agujero. Fueron tres días de paciente urdimbre. Repuesto, el Señor Papalotl, en el primer viento de la tarde del 9 de marzo se elevó como un pájaro agradecido.
Desde entonces los tejedores de palma no paran de trabajar. Sí, el Señor Papalotl fue un gran presagio.

martes, 14 de marzo de 2017

Cuadragésima cuarta columna


Algunas columnas no les importa ser suntuosas, presumidas y decorativas.

Fotografía: Palacio de la Bolsa (Pátio das Nações) Porto, Portugal

lunes, 13 de marzo de 2017

Don Preciado


Notable su decisión de no hacer de su desventura, al perder un ojo en la panadería de su padre, el símbolo de su vida. No se estuvo quieto cuando niño, no se sabía el catecismo, no besaba la mano de su abuela; no quería ser mártir en Japón, no comía con tenedor, ni cuchillo. Motivos suficientes para que un buen día llegará la desdicha. Una astilla candente le penetró en el ojo al asomarse, imprudente, a la boca del horno de leña donde se cocía el bolillo. Estudió derecho en la Universidad y desde muy joven fue secretario particular del Secretario de Comunicaciones. Fundó varios periódicos de vivo fervor republicano. Firmaba con seudónimo: “Don Preciado”. Su columna, de tono satírico, le valió ser encarcelado varias veces. No era paladín, ni caudillo, era la confianza absoluta de formar sociedad a través se sus cuadros de costumbres. Su idea de Nación nunca cuajó en sus lectores y oyentes. Frecuentaba “La Gloria”, una cantina famosa por sus tertulianos y por sus botanas: caracoles y chalupitas con chorizo. El 15 de febrero, la discusión, al calor de mezcales y cervezas, tomó aires de tragedia. Dos conservadores, inéditos en lecturas, saldaron el dilema con las armas y dos certeros balazos cegaron definitivamente a Don Preciado. 
Ha quedado alguna copla, que todavía se canta gracias a la memoria colectiva.

“que no venga el confesor
que con un sólo ojo
y con este mezcalito
construyo la gloria
de todita la nación”.

domingo, 12 de marzo de 2017

Las encantadoras


Las miradas se confrontan. Intensifican el cincel de un domingo que finge que las reglas del juego han cambiado. Sin embargo, nada cambia, hasta en la imagen se cercan el camino. El mismo guión aprendido. Contraste de luz entre las calles.

Fotografía: Rua Fernándes Tomás, Porto, Portugal.

sábado, 11 de marzo de 2017

Transmutación


Su inmaculado miembro fue triturado y puesto en salmuera como tributo a su antiguo reino. Con un sólo ojo se traga sus lagrimas. Le ha salido una cola con aguijón. Su cuerpo huele a fósforo y a cebolla machacada. Viperino, murmura palabras de una retórica arcaica. A pesar de su destino catastrófico, no pierde el humor y por obra y gracia de su vivo recuerdo se le mira en la Plaza de los Héroes de la Patria. (buscar en google map)
Si alguna vez te cruzas con él, acuérdate de que la semejanza es sinónima de arquetipo.

viernes, 10 de marzo de 2017

La Señora Cienfuegos


Incendiaria, la Señora Cienfuegos realmente no tiene rival. Entallada en en ese vestido rojo que Rita Hayworth podía envidiar, se muestra sin disimulo. Elegante y con ese aire fatal, producto de un fatigoso aprendizaje, pisa fuerte con sus zapatos de tacón de aguja, equilibrando la sensualidad entre las miradas que cifraban esperanzas o las que latiguean sus atrevimientos desmesurados según las que no podían enfundarse ese descocado vestido. Su contorción alumbraba la felicidad y era fragante ese deseo estruendoso que provocaba sus buenos modales. A veces, para evitar provocar insinuaciones se pone sombrero y así, discreta, se percibe que tiene un espíritu recatado.  
Yo vengo a verla todos lo días, y clamo porque no se canse y quiera apagar esa sensualidad que me hace vivir. Mi amoroso desvelo, divaga, pero sé que algún día nos encontraremos en la pendiente de una mirada y no me sentiré desdeñado. No entiendo el porqué me dicen que mi amor no tiene futuro. Cierto, somos de mundos diferentes, pero yo sigo creyendo en el cartón de visita que me ha dado.

Fotografía: la Señora Cienfuegos habita na Rua das Flores, Porto, Portugal.

jueves, 9 de marzo de 2017

No pisar


La luminosidad en toda su gloriosa presencia hace de las alcantarillas partituras de tono y dirección.

Fotografía: en la estación del metro Trinidade, Porto, Portugal

martes, 7 de marzo de 2017

La esponja


Haciendo buches, literalmente haciendo gárgaras, se pasaron la vida custodiando el agua que escupían de su boca. Eran dos hermanos, mal encarados, miedosos de las alturas. El concejal, sabiendo de su mala y perversa vida los petrificó en la fuente del atrio de la iglesia. Ángeles caídos, aterran y protegen el agua cristalina sobre todo de los niños que quieren bañarse en tiempos de calor. Les ha crecido la barba, y en las noches oscuras, sin luna, recapitulan y divagan, nunca entran a la iglesia y su siniestra presencia se recrudece.
Sin embargo, el miedo aguza el ingenio, y el día de ayer al pasar miré sus rostros, estaban cubiertos por dos mantas, el agua espumosa ocultaba la esponja de algún angelito bien encarnado.

Fotografía: fuente en la Igreja do Bom Jesus de Matosinhos, Porto, Portugal.

lunes, 6 de marzo de 2017

El Sr. Malevich



El Sr. Malevich, se construyó a sí mismo. Él era su propio laboratorio, Íntimo, buscaba siempre una cuarta dimensión. Teósofo por vocación, no quiso fracasar y perder su espíritu. El manifestaba su metafísica. Trataba de trascender, no de abstraer la realidad. Buscaba el absoluto. Su última consecuencia. Radical de hábitos, se fue a la tumba en un negro sobre negro.
Tenía razón, el absoluto no se representa. Dejemos el espacio en blanco.

sábado, 4 de marzo de 2017

Cuadragésima tercera columna


Como reliquia sueva las románicas columnas siguen en pie dando fe de su constancia


Fotografía: Igreja de São Martinho de Cedofeita, Porto Portugal.

viernes, 3 de marzo de 2017

El dragón coloreado


- Oye, ¿me coloreas este dibujo?.
- ¡Claro!
- Mi mamá me lo compró y como tu tienes muchos colores. Yo tengo pocos, sabes. ¿Tú, por qué tienes tantos?
- Los fui guardando. ¿Sólo tienes esta hoja?
- Si, este dibujo es el que me gusta, los otros no.
- Bueno. 
- Este dragón tiene unas botas como las mías. 
- Ya te diste cuenta que no es dragón. Es dragona. Tiene un vestido.
- ¡Sí, es cierto! Mejor, a mi gustan las dragonas. Oye, ¿lanzan fuego ellas también?.
- Por supuesto. Pero ella es maga. Adivina.
- Ya sé. Tiene esa bola de cristal para ver el futuro. Es lógico. Ándale, deja de hablar.
- Bueno.
- ¿Por qué pones azul el vestido? No combina. Yo lo podría blanco para contrastar con el rojo. ¿Qué, no sabes?
- Pues ya lo puse.
- ¿No lo puedes borrar?
- No. Son plumones.
- ¿Y porqué no usas acuarela? Por eso vine.
- El papel es muy delgado y no aguanta la humedad.
- ¿Por qué usas esas rayas? 
- Es una técnica, una manera de poner color.
- Mmm… No se ve mal, pero le voy a pedir a mi mamá que me compre otro libro. 
- Bueno.
- ¿Me prestarías tus colores?

jueves, 2 de marzo de 2017

Dura cerradura


Hay un eco persistente en la boca de una cerradura. Cerrar es imposible y el instante dura en los relojes. Una suma helada cuelga del llavero. No hay manos que alcancen para abrir lo que está enmohecido. Todo lo que se ha escrito sobre la llave maestra atestigua que algunas puertas es mejor no abrirlas. Pero, que ganas, que tentación estética vibra en el meñique tan intensa.
De repente un presentimiento ejerce su dominio. Le cierras el paso al qué habrá. Una trampa de vocativos te marca la salida. Buscas otra cerradura objetiva, de buen cuerpo, en otra calle, tal vez en la misma que habitamos.
Abrir y cerrar: carnaza de toda entrada.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Marzo


Ahora que nos enteramos que la trompada golpea la débil linde de la libre travesía, los pies vacilan densos y reanudan su trasiego en las ventanas del próximo verano o al cuarto vecino de la intemperie. En la vigilia, el sol se prepara con la palabra luz, para darnos asilo.