jueves, 18 de noviembre de 2010

Florida dedicatoria

Inesperada, como la imagen que se filtra por el rabillo del ojo resultó mi llegada a Talahassee. Ni el más afortunado mito tuvo tan opulento recibimiento como este que les narro.
Era tibia la mañana, releía bajo la sombra de un magnifico árbol, algunos versos de Temporal, en el bullicioso Campus de la Universidad Estatal de Florida. Chapoteaba con los sonidos como se disfruta del naranjo, cuando un seminole sale de la librería con un libro bajo el brazo. Cuál no sería mi sorpresa, ese libro era nada menos que Temporal. El seminole mirando que yo también tenía un libro igual al suyo y lo leía con renovado acento, se acercó decidido como sus antiguos antepasados

– Usted se parece al de la fotografía de la contra portada.
- Soy el autor -le digo, no creas que porque me ves con una camiseta de seminole he dejado mi ascendencia azteca y mi nariz Olmeca.
- ¿Podría dedicarme el libro? -me mira suplicante.
- Pero si todavía no lo has leído, ¿cómo sabes si te va a gustar? -le respondo no sin cierto orgullo cinematográfico.
- Eso no importa -me contesta despiadado. Mi hermana tiene una playera dedicada por Dolly Parton y la detesta y mi padre tiene una pelota de beisbol autografiada por Steve Carlton y él es fan de los Dodgers. Lo que importa es tener la firma.
- ¿Entonces no eres lector de poesía? – pregunto con desconsuelo.
- Un poco, me gusta Sylvia Plath y Whitman, pero no me mal interprete, si yo tengo un libro dedicado por el autor, vale más, you know? Si me gusta o no me gusta es indiferente – me responde con tal certidumbre del mundo en el que vive que no tengo más remedio que reconocer que mis creencias son temporales.
- Oiga, no se enoje. ¿Me dedica el libro, por favor?
- Con mucho gusto.
Sergio Astorga