El niño se enojó con mamá porque no lo ha dejado comer tierra. Se puso su camisa nueva, esa que mamá compró para verse niño elegante. Se paró frente al árbol y poco a poco se fue llenando de hormigas. Le subieron en espiral hasta que se les veía pasearse por su cara como en un paseo de domingo. Esperaba que mamá se asomara para verlo, pero fue desolador, ávida del mañana nunca se asomó por la ventana.
363. De antología III - "Mujeres minicuentistas" (2)
-
Editora invitada: Lilian Caicedo O.Feroz Paz Monserrat Revillo (España)
En el pueblo no se habla de otra cosa que de la preocupante plaga de
Caperucit...
Hace 2 días.