jueves, 30 de agosto de 2012

Convergencia


 
La orfandad de la tarde me trae, como la hierba muerta, aspiraciones de porvenir. Entre silencios furiosos me veo escribir de nueva cuenta encorvado entre lámparas blancas. Es un lujo mirar que el rincón del monologo sigue intacto y mirar al himno espeso  interrogando a la memoria  las formas del precipicio. Volver a la llanura de la página con la pluralidad de desconcierto y el testuz altivo buscando los prodigios de la letra.
Confieso que no he podido ser pájaro ni espejo y que regreso como caracol en humedades. No hay fabula que no regrese y palpite transparente.
La cortina se abre después de un  instante que pareció eterno.  Con sus pies descalzos,  el ladrillo retoma  sus sonidos  y desde el balcón retorna el cuerpo de las cosas.
Sergio Astorga
Tinta/papel 20 x30 cm.