martes, 21 de enero de 2014

Estancamiento


Ella, dormida sobre el agua y el ruiseñor cantando del otro lado de la muralla. El haz  solar quedó prisionero cuando en el reflejo, las claridades se estamparon en la retina. Abandonada, cubierta de cicatrices de agua 
azul cian, se gastan los caminos. 
Los sapos que la rondan, no consiguen despertarla. Ningún beso ha dejado la saliva cierta. 
El ruiseñor sigue ufano dando trinos. La disciplina de la imagen no se inmuta y todos, expectantes, esperamos a que algún día se despierte y nos mire nuestra cola anfibia de aristócratas. 

Sergio Astorga Fotografía: à Casa de Mateus,
a Mulher adormecida de João Cutileiro