El horrible peso de la F lo hizo tambalear. Dandy fraterno nunca se desnudo hasta que la pobreza enfermiza lo dejó en cueros. Galante en terciopelo, hoy arrastra andrajos amarillos y un puñal como recuerdo se le pega al pecho. Sus pajes lo observan divertidos, tanto abismo provoco en su mundo. Sin embargo, el no pierde el tipo. Anda valiente cargando su F.
Se gobierna así mismo y de sus joyas perdidas le queda el dije que compro en Portugal.
Ayer lo vi pasar como un moribundo por la calle de la Conceção. Los párpados pesados y privado de alabanzas nos enseñan el buen andar del elegante fallido.