lunes, 30 de marzo de 2009

San Quintin III

Nos quedamos en San Quintín, a las ocho de la noche, molidos hambrientos y cansados. Mi encomienda era: preparar una exposición fotográfica de las condiciones de vida y trabajo y elaborar carteles alusivos al programa para la feria regional de San Quintín.
Llegué el lunes y el sábado en por la mañana tenía que estar todo listo. No tenía tiempo para remilgos, así que junto con el coordinador estatal hicimos un plan de trabajo: martes y miércoles iría a tomar fotografías a los campos y a los albergues para que los rollos se los llevaran a Ensenada para revelarlos y el viernes, hacer la selección de las mejores fotografías y montar la exposición. Mientras tanto haría los carteles (cinco en total).
San Quintín es una ciudad pobre, es una lengua a los lados de la carretera transpeninsular, bajando hacia el sur esta Guerrero Negro –centro turístico de surf- y siguiendo por la carretera se llega a los Cabos y a la Paz donde la ballena gris se reproduce., pero ese paraíso estaba muy lejos.
Esta lengua tendrá unos cinco kilómetros de longitud, hay cuatro manzanas a lo mas, de uno y otro lado de la carretera, todas sin pavimentar. Existen dos moteles solamente. Yo me hospede en el Motel Chávez (carretera transpeninsular km. 194). En la tarjeta que me dieron decía: Higiene y Confort, Amplio estacionamiento, Parabólica y Calefacción, y era verdad, lo mejor de San Quintín era el Motel Chávez, sobre todo el restaurante.
La mañana del martes, bañadito y descansado, me dirigí a las oficinas del programa, y decir oficinas es enriquecer el relato porque era un cuarto con un escritorio, sin teléfono, sin luz y la mayor parte del día sin agua corriente, un espacio nada acogedor. Yo iba inquieto, era mi primer viaje donde tenía que entrar en acción como fotógrafo. En estos casos no hay como la intuición y quitarse el miedo. Recurrir al método inductivo y tirarse al agua. Esperaba la camioneta y a la trabajadora social que nos llevaría a los campos y a los albergues. Me detengo aquí para contarte que las trabajadoras sociales (verdaderas adelitas, mujeres admirables) son el enlace entre los jornaleros y el programa. Ellas conviven todos los días con las familias jornaleras y llevan a cabo los objetivos del programa. Actividades desde las más simples (lavarse las manos, vacunación, reglamento de convivencia, limpieza de la vivienda. Parece exagerado lo que te digo, pero las condiciones de convivencia son de excepción.
Los campos de cultivo están en un inmenso valle, aproximadamente a dos kilómetros del mar. Es una zona agrícola de primer orden, de alta tecnología. Son tierras de riego (goteo) no de temporal (lluvia). Existen plantas tratadoras de agua de mar y los mejores procedimientos de la agro industria. La inversión es fabulosa, hicieron fértil un valle que de manera natural sería imposible cultivar. Por desgracia la capa de tierra fértil pronto será erosionada y tal vez San Quintín con los años se convierta en un pueblo fantasma. Toda su riqueza (relativa) proviene de la explotación del valle. Los dueños de los campos están en unas cuantas familias.
Los cultivos principales son hortalizas: tomate (producto principal) papa, ejote y frutas melón, fresa, sandía y existe también una zona de floricultura. La mayoría de los productos so para exportar.


En la fotografía se puede apreciar a la jornalera poniéndo la semilla en una rejilla. Estas rejillas se llevan a un invernadero. Cuando germina y la mata (planta) ha crecido unos diez centímetros está lista para el implante. Para entonces ya está preparada la tierra; con el tractor se realizan los surcos donde será depositada la planta. Recuerda que en ésta zona hay tecnología, en las zonas de expulsión (las comunidades pobres) todavía se utiliza la yunta, el arado se realiza a pie y al tiro de animales de labor. La yunta es jalada por bueyes, mulas o caballos.

En la segunda y tercera fotografía se realiza el implante. Podrás observar que el trabajo es manual. Notarás también unas líneas negras a lo largo del surco, son las mangueras, kilómetros de plástico negro por donde correrá el agua, el sistema se llama riego por goteo. Recuerda que también existe el riego por aspersión, por gravedad y el más antiguo y natural: por lluvia (tierras de temporal).

La cuarta fotografía describe el momento de la pizca o recolección del tomate (jitomate). Podrás notar unas varas o palos clavados en el surco, se le llama estacón; sirve de guía y sostén a la planta en su crecimiento. Después del implante y cuando ha crecido la planta se procede a clavar el estacón; de estacón a estacón se tienden líneas de alambre paralelas entre si a todo lo largo del surco que servirán para amarrar la planta y sostener su crecimiento. En la fotografía no se aprecia (el alambre) porque la planta ya ha crecido y se encuentra en plena producción. Cuando la planta empieza a desarrollarse se realiza el trabajo de desyerbe; a un lado de la planta va creciendo hierba y es necesario arrancarla para que el surco quede limpio y no debilite el desarrollo de la planta.
Sergio Astorga

viernes, 27 de marzo de 2009

San Quintin II

Los jornaleros son campesinos sin tierra o dueños de pequeñas parcelas ya muy degradadas. El jornalero vende su fuerza de trabajo a las grandes industrias agrícolas por un jornal. Esta condición propicia la migración para buscar mejores condiciones de vida y trabajo.



La agroindustria está principalmente en el norte de la República Mexicana: Baja California, Hermosillo (Sonora), Culiacán (Sinaloa). Las zonas más pobres (zonas de expulsión) se localizan principalmente en los estados de Guerrero y Oaxaca, exportan mano de obra muy barata para esta industria.
La migración tiene un ritmo agrícola, según la zona del país, empieza de julio a noviembre. Los jornaleros son contratados para llevarlos a los campos de cultivo y al terminar, algunos vuelven a sus comunidades y otros siguen su camino hacia los Estados Unidos: las Californias, Chicago y prácticamente en donde puedan ser contratados. Éste fenómeno se da cada año y se le denomina Migración Golondrina.


Existe otro tipo de migración esta es Regional; el jornalero no se desplaza grandes distancias, sino que se dirige de un estado a otro: Veracruz, Puebla, Durango, Nayarit, Morelos y Chiapas.. La mano de obra de estos estados es satisfecha íntegramente por la vecindad entre ellos.
El programa de Jornaleros Agrícolas, es un programa asistencial, no podría ser de otra manera, que se creó para tratar de entender y mejorar las condiciones de vida y trabajo de los jornaleros.
Mi trabajo consistía en tomar fotografías en los campos de cultivo; retratar sus condiciones de vida y denunciar en su caso. Este era el trabajo de campo. El trabajo de gabinete era aparte, ordenar el archivo fotográfico y de video, realizar todo el diseño: mapas, programas, carteles y diplomas. Las oficinas centrales estaban en la ciudad de México (donde yo trabajaba, mi cuartel general) y coordinaciones en cada uno de los estados donde el programa operaba.
Es muy importante señalar, que las comunidades (zonas de expulsión) son indígenas, la mayoría monolingües (Triquis, Mixtécos, Zapotecos, Nahuas, Huicholes, Tepehuanos, Mexicaneros, Yaquis, Tarahumaras) Un gran mosaico de lenguas, cosmovisión, hábitos, lo que da una gran riqueza humana y al mismo un gran problema de comunicación. Se trabajaba muy estrechamente con el Instituto Nacional Indigenista (INI), la mayoría antropólogos, que llevaban trabajando con las comunidades indígenas mucho tiempo. Los traductores eran bilingües generalmente miembros de la comunidad.
Poco a poco te iré llevando a conocer las entrañas oscuras, ésta realidad es poco conocida, aún para mis compatriotas. Podrás tener una visión distinta, a veces muy cruel de mi país. Esta realidad no aparece en las guías turísticas. Hay dos Méxicos: uno profundo, antiguo, conflictivo y otro cosmopolita producto del mestizaje. Espero que me acompañes y espero ser buen guía.(Continuará)
Sergio Astorga

jueves, 26 de marzo de 2009

San Quintin I

Bueno, empiezo con un cartel que hice de una Jornalera Agrícola, sí, las mujeres trabajan desde niñas en las labores del campo, principalmente en la recolección (o pisca) de frutos (papaya, melòn, fresa,manzana etc.) o de hortalizas (tomate, jitomate, papa, cebolla, ejote etc.) Te parecerá exótica la vestimenta, pero es típica de las jornaleras en mi país. Son mujeres o de la zona (nacidas en la región) o indígenas (principalmente del estado de Oaxaca o Gerrero de la etnia mixtecas o zapoteca).
El Valle de San Quintin esta ubicado en la península de Baja California. De La Ciudad de México viajas en avión hacia Tijuana, son 1800 km. Son tres horas de vuelo y como pasas el meridiano y el Trópico de Capricornio el uso horario cambia, es decir son dos horas menos que en la ciudad de México. Al llegar a Tijuana tienes que viajar por carretera (una hora) hacia Ensenada, la carretera es imponente, vas costeando por el oceano Pacífico, el agua es heladísima de un azul índigo. Pasas por la falla de San Andrés (falla geológica que llega hasta el norte de las Californias en USA). Es impresionante la falla, de repente te encuentras a la orilla de la carretera una grieta que sube por el acantilado y ha partido en dos una residencia.

Al llegar a Ensenada, un puerto de altura, también se encuentra la Escuela Naval Militar y la Escuela de Oceanografía y de Biología Marina de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México). La verdad Ensenada es un puerto un poco feo y desgarbado: después de un trayecto exuberante, la ciudad la miras insípida. Al llegar a Ensenada y desayunar te diriges por la carretera Transpeninsular hacia el Valle de San Quintin. Son tres horas de camino. El trayecto es también muy revelador, son curvas muy pronunciadas , puesto que vas a bajar a un valle al nivel del mar, entonces te encuentras con micro climas, desde zonas desérticas hasta zonas boscosas y de repente al dar una curva te encuentras con un dorado y un verde de ensueño, me refiero al Olivo, que árbol tan lozano, tan apuesto. El árbol joven es de un verde tierno y el maduro de un dorado de encantamiento como en el libro del Amadis. Sigues el trayecto y te encuentras una zona vitivinícola muy importante, prácticamente es la única que queda, en el bajío casi han desaparecido, en Aguascalientes de viñedos no queda nada ( ahora son maquiladoras). Y en San Juan de Río sólo queda una zona de viticultores, muy magra.
Si saliste a las 6 de la mañana a las ocho de la noche vas llegando a al Valle. Un poco molido, con hambre y sueño.(continuará)

*La imagen que ilustra es la vestimenta tradicional de la jornalera, va cubierta la parte de la cabeza y parte de la cara con un paliacate, pañuelo grande de algodón, decorado con motivos geométricos, el paliacate es sostenido por una cachucha con visera. La razón es la siguiente: como la pisca o recolección,se realiza al ras de suelo(hortalizas) el calor y la humedad son insoportables, así como la aspiración de los agroquímicos (fertilizantes) que son tóxicos. Así, con esta rudimentaria protección trabajan. La jornada de trabajo es de 10 a 12 horas y la paga (salario) es según: por cubeta, por surco o por día, es decir, si llenan una cubeta la vacían en un camión y se cuenta el número de cubetas vertidas, si es por surco lo que cada surco tenga de producto, por día no le conviene al productor ni al jornalero es mejor trabajar a destajo.
Sergio Astorga
tinta china/papel 50 x 70 cm.

lunes, 23 de marzo de 2009

Abarrotes varios

Mis queridos antojeros, ilustrísimos lectores de este abarrote. Salve.

Un poco para balancear el alud de felicitaciones que tendrán por la entrada de la primavera, me permito enviarle algunas citas, episodios y comentarios que pueden ser de su interés y relajen y distraigan un poco su actividad intelectual. Vale. Órale.

Sabian que Darwin estuvo a punto de ser rechazado para formar parte de la tripulación del Beagle por la forma de su nariz?. Robert Fitzroy capitàn de Beagle, y estudioso de la fisonomía humana dudaba que una persona con un apéndice tan ancho y aplastado (Darwin era chato) pudiera tener un carácter aventurero y soportar una travesía marítima tan larga. Cómo ven? el conocimiento inductivo tiene sus bemoles.

El silencio da dividendos y prestigio especulativo, aquí un ejemplo: De 1687 a 1690 Isaac Newton, sí, el genio gravitacional, fue miembro del parlamento británico en representación de la Universidad de Cambridge. Durante todo ese período (3 años) sólo pidió la palabra en una ocasión para decir: "propongo cerrar esa ventana porque aquí hace un frío considerable". Como ven aquí se aplica la primera ley del movimiento "un objeto continúa en estado de reposo, o de velocidad constante, al menos que actúe sobre él una fuerza externa".

Sabían ustedes que en 1865 al realizar la autopsia se descubrió que el Doctor James Barry, que se había graduado en la escuela de medicina de Edimburgo y que prestó excelentes servicios como cirujano del ejercito en Waterloo, así como en África del Sur, era en realidad una mujer. En pleno siglo XXI ya no pasa eso, o si?.

La mayoría de los Comités - de cualquier tema - que se forman, coinciden en sus conclusiones, es decir, la ignorancia es con consenso y acordada. Aquí un ejemplo, con la reflexión concluyente: "es insufrible y tiene una mente tan enferma como sus pacientes" el comité Nobel rechazó la candidatura de Sigmund Freud. Qué tal?.

Otra joya: El físico Fran Press fue consejero científico del presidente estadounidense Jimy Carter. Una mañana Fran fue llamado por el presidente que había leído en el periódico el siguiente titular:" llegan del sol menos neutrinos de los esperados" Profundamente alarmado el Presidente Carter le preguntó: "Podemos hacer algo, Press?".

La ironía tiene la ventaja de poner los mitos de cabeza, irritarlos y después dejar que se recuperen los más fuertes. Si decimos que copiar un artículo se llama plagio; copiar de un libro, Tesina y copiar de muchos libros, Tesis Doctoral, nos irrita pero, nos hace sonreír, verdad?.

Me despido consciente de las tres leyes de la termodinámica:
1) NO PUEDES GANAR
2) NO PUEDES EMPATAR
3) NO PUEDES ABANDONAR EL JUEGO

Así es el abarrote
Sergio Astorga

Acuarela/papel

viernes, 20 de marzo de 2009

Hasta que llueva

Voy a sentarme a mirar.
Que pase la vida y su tiempo.
Ya no quiero ser héroe;
ni responsable alarde;
ni alegre desperdicio,
Voy a sentarme aquí
junto al filo del cuchillo.
Estoy un poco cansado
de mirar sin que me mires.
Hoy voy a sentarme a olvidar
hasta que llueva.

Sergio Astorga

Acuarela/papel 20 x 30 cm

miércoles, 18 de marzo de 2009

El ángel de la panza dorada y sus dos custodios

Absorbe el arco nocturno las señales
del muro que partió el sol
y periódicas astillas se infiltran en su espalda.

Contrario a los meses diurnos
que anunciaban la gloria,
sus jornadas,
son premoniciones de la cópula del céfiro.

En tierra
inunda de piedras los caminos,
el cráneo de los pájaros revienta
y una jauría de sonidos
se seca entre los árboles.
Queda una cicatriz de vuelo,
yerbas agrias y membranas arrancadas.

Su barriga de oro es erudita,
se ha tragado los vientos más ligeros.
Sus ojeras son de gula
y se frotan en sus ojos los insectos.
Alcohólicos y torvos,
los buenos ángeles
se tragan las sombras que descarta.

Sus dos custodios
son los tallos erguidos de batalla.
Y son altares de opulentos negros sus abrazos,
y son estériles los toques de corneta
y son inútiles los intentos de su aliento.
Y es pobre este pellejo de alusiones
y es vahído huraño todo ensayo.

El ángel de la panza dorada
te dará tu dosis de celo
y preñarás un ímpetu de fuego.
Buscarás entonces su amparo
cuando hieda la noche,
y nada temerás
al poner tus manos en su vientre.

Sergio Astorga

Acrílico/ tela (típtico) 100 x 200 cm.

lunes, 16 de marzo de 2009

Autorretrato Cubista

Antes de empezar comienzo.
Veo lo que existe.
Puedo existir sin ver.
Estoy ahí, de espalda.
Podría estar de frente.
No siempre estoy de perfil.

Mi cabeza es un globo.
Alarmante es la posición perpendicular.
Soy una división indeterminada.
No hay división.
Soy ruptura.

El silencio está en la reflexión.
Mi boca reflexiona.
El silencio no es mi boca.
La carne es espacio.

Gusta lo que se ve.
Podría no gustar la textura de la ceja.
La ceja es un mechón.
Es pelo,
pero podría ser luz.

Sergio Astorga

Acrílico/tela (fragmento) 60 x 80 cm.

viernes, 13 de marzo de 2009

Tramitología

5.30 Suena el despertador.

6.00 Termino baño; me visto con ropa apropiada para buscar el sello, la firma; el papel salvador.

6.30 Llego al centro de salud. Espero formado en la calle. Hace mucho frio, trato de leer a Mia Couto (autor mozambiqueño)

7.00 Abren el Centro. Después de cinco personas que me anteceden llego a la ventanilla y solicito un Certificado Médico. Toman mis datos y me dan un recibo –“Vaya usted a la caja y después suba con la Dr. Vega” ¡Excelente! Me digo, parece que el día será inmejorable.

7.30 La caja todavía no está abierta, larga espera en la fila. Por fin pago y subo con la Dra. Vega.

8.00 La Dr. Vega me recibe. Preguntas de rigor: “Enfermedades” –ninguna digo, “alergias” – ni pensarlo, contesto. “Adicciones” – bueno, tengo una leve sintomatología, me estoy aficionando a realizar trámites todos los días, comento.
Estetoscopio en mano me revisa corazón y pulmones. “Esta usted sano… seguro que no padece algo” –No Dra. No tengo nada. “Bueno - dice resignada. Me da una forma: “Baje, que se lo llenen y vuelva conmigo para firmarlo”.

8.15 Bajo las escaleras demostrando que ningún mal m aqueja. Voy a la ventanilla y entrego el documento. “Siéntese”-me dicen, ahorita lo llamamos”. Cuento hasta cien. Gritan: -“SR. S”. ¡Sí, soy yo! Recibo el documento como si fuera le herencia esperada por largos y sinuosos años y subo, ágilmente (tengo buena salud) con la Dra. Vega. Toco la puerta, espero. Sale y estampa su firma.

8.30 Salgo del Centro de Salud veo la hora y me digo: ¡perfecto! Vamos por la apostilla, la certificación del documento recién salido del fogón. Una institución oficial emite un documento que hay que llevar a otra institución para que lo certifiquen, según Convenio de la Haya el 5 de Octubre de 1961. (NOTA PARA TU ARCHIVO).
Regreso a casa. Compruebo que va el documento y las fotocopias de mi identificación oficial. Tomo los datos: Archivo General de Notarias, a la salida de la estación Candelaria de la Línea 2 del Metro. No desayuno, no hay tiempo para consentimientos. Corro al metro Camarones, transbordo en Tacubaya y de ahí a Candelaria. En total 18 estaciones y dos transbordos.

9.30 Salgo del Metro Candelaria y pregunto al policía: con desprecio estira el brazo y dice: “por allá”.
El Archivo General de Notarias por fortuna está en frente a la estación, así que llego a buena hora, lo confirmo al leer: Recepción de Documentos de 9 a 11 am. Me registro en el gran libro de la entrada y me dirijo a un escritorio para entregar mi Certificado Médico y la fotocopia de la credencial oficial. Buenos días. “Por favor llene esta forma -me ordenan- después con ésta otra forma, continua, tiene que ir a pagar a la tesorería que se encuentra cerca de la estación del metro Isabela Católica, regresa con la forma pagada y de 13.30 a 14.30 pm recoge su documento”. “Espere, espere, -dice una voz femenina- este certificado no es válido, la Dra. Vega que firma el documento no la tenemos en el banco de datos, deje consultar en el archivo de firmas autorizadas, pero me temo que no, si no aparece podemos hacer el trámite para certificar la firma de la doctora pero, tarda diez días hábiles, déjeme ver”. Desconsolado espero. -“No, no está registrada esa firma”- Al ver mi cara se apiada y me dice: “Venga conmigo”. Me lleva a otra oficina después de subir una escalera, me presenta y le pide a una señora que busque al médico del Centro de Salud más cercano al Archivo y cuya firma si la tienen registrada. “Congreso de la Unión 114 -me dice- está cerca, puede irse caminando. Vaya y regrese, le respetamos su lugar”.
Salgo con alma desbocada, busco Congreso de la Unión, tengo que pasar entre teporochos, indigentes, lisiados, prostitutas, drogadictos, rateros, con permiso, gracias. La Candelaria de los Patos es una zona actualmente depauperada, la droga y el alcohol, aunada a la delincuencia la hace una zona peligrosa e inestable. Antiguamente, en tiempos prehispánicos, llegaban los canales de Santa Anita provenientes del Lago de Texcoco y de Xochimilco, había patos silvestres de ahí su nombre; después en la Colonia fue un centro muy popular y comercial, estaba muy cerca la Merced (Central de Abastos). En fin camino por Congreso de la Unión y pregunto por el Centro de Salud -“es más adelante y tiene que cruzar la avenida”.

10.30 Llego al Centro que me parece una agencia del ministerio público. Voy a la ventanilla y pregunto por el Dr. Fernando Torres Ávila, -“no, ya no trabaja aquí”- me dicen. ¿Y el Dr. Cesar Velázquez? –“sí en el consultorio 3”- hago todo el trámite, el mismo de la mañana, caja y espera, larga espera, me toca la ficha 13.

11.00 Trato de contener la respiración: niños que gritan, ancianos que tosen, mujeres grávidas con caras moribundas.

11.30 Trato de leer lo que queda de Mia Couto, imposible concentrarme.

12.00 Empiezo a tener resignación. Hoy no habrá documento.

12.30 Empiezo a tener hambre y el fastidio me corroe. Quiero imaginar al río Danubio pero no consigo captar ni al lago de Chapultepec.

13.00 Ficha 13 grita una enfermera, -“deje tomarle la presión” Señorita ya hice el examen en la mañana en otro Centro y a pesar del día sigo estando sano, mis signos vitales no han cambiado. Yo sólo vengo por la firma del Dr. mire: enseño el otro certificado de la Dra. Vega, la doctora nadie. “Espere”- me responde.

13.30 Me recibe el doctor muy intrigado. Le cuento que su firma está autorizada en el Archivo General de Notarias, que por eso vengo a que me firme el certificado. De inmediato infla el cachete, se pavonea, se agranda, su abdomen de por sí voluminoso, parece que estalla, respira como hipopótamo satisfecho. Con dignidad de eminencia me cuenta que es de Veracruz, que adonde voy, que es un honor saber que lo tienen registrado, archivado y corregido. Por no dejar, estetoscopio en mano espeta: Respire, exhale, pulmones, corazón. “Amigo está usted clínicamente sano. Lleve este documento y que se lo llenen y vuelva conmigo para la firma”.

14.00 Salgo del Centro de Salud, feliz, ahora cuando menos tengo dos opiniones que coinciden: Con voluntad no hay trámite que se resiste. Ah!!!! Y también mis signos vitales no cambian. Sano aunque les duela.

14.30 Regreso al Archivo para confirmar lo inevitable, tengo que regresar mañana y hacer los trámites a las 9 pagar y regresar una y otra vez.

14.50 Subo al metro candelaria para regresar a casa, con un hambre atroz y la esperanza de un mañana certificado.
Sergio Astorga


Acuarela/papael 60 x 80 cm.

miércoles, 11 de marzo de 2009

La Ciudad Corporal

Tenemos que llegar por sorpresa como ese polvo añil de la mañana. Prudentes, en traje de brea, como si las derrotas anteriores nos dieran un gesto de guerreros y guerreras triunfantes.
Antes de entrar tenemos que tirar el tamo de los bolsillos, sacudir las palabras infieles que nos bañan y morder el dátil, ese dátil carnoso como labio.
Hay un edicto que no puedes olvidar escrito sobre piedra a la entrada de la Ciudad Corporal, que nos advierte: “aquel que se atreva a tocar estas paredes, será expulsado y condenado a sufrir callosidades en los dedos hasta que pierda el sentido del tacto”.
Si decides continuar no habrá lugar para la compunción, tendrás complacencias paralelas, porque al caminar por sus calles sentirás que son de piel y una fresca aventura olvidada entrará por tu nariz.
Por cada bocacalle un sinnúmero de torsos señalan la entrada a las casas de dos cuerpos, sostenidas por pilares que parecen muslos y ventanas que parecen vientres y como un cuello que se estira, la luz desnuda ilumina los cuartos interiores.
Se vive bien por unas horas, es mejor no pasar la noche entre sus calles, puedes morir de asfixia, las casas se van acercando poco a poco hasta fundirse en un abrazo que despierta movimientos terrestres que derrumban, si son intensos, manzanas enteras, y un olor alcalino se adueña del terreno.
Acezantes, intranquilos, queremos regresar al poco tiempo para juntar las semillas que dejamos caer en la partida. Por eso en tanto llega esa visita, labramos nuestras noches en la ciudad que tiene nuestros hábitos, cavilando que tuvimos compañía.
Sergio Astorga

Acuarela/papel 20 x 30 cm.

domingo, 8 de marzo de 2009

8 de marzo

A todas las lectoras de estos Antojos mi gratitud y admiración, y espero contar siempre con su inteligencia y compañia para que la vida se me antoje vivirla.
Gracias.
No puede faltar el abrazo, ahora con estrellas.
Sergio Astorga
Acuarela/papel/acrílico

sábado, 7 de marzo de 2009

El Ciclista

De equilibrio más que de caída, están hechos sus días. Con sus redondas pisadas, su metálica armadura avanza milímetro a milímetro los caminos que fueron dejados por sus pies.
Se funde como una estatua móvil, como esas prodigiosas geometrías que desafían a las miradas fijas.
Como centauro rapta adolecentes en los parques, ellas, fascinadas, experimentan la fuerza motriz del movimiento, el músculo del viaje y no quieren volver a sentarse dentro de sus casas.
Devorador de distancia, las calles no tienen nombres de tantas veces recorridas.

Al pedaleo, el pulso del tiempo da la vuelta y no se escucha el chasquido del sudor al caer en pavimento.
Él sabe que es una maquina andante, de antebrazos de hierro y muslos encadenados a su fibra.
Algunos niños, ignorantes de la distancia, ven sus ilusiones de fuga en ese caballo biciclo ya sin cola.
Si lo ves pasar te darás cuenta, que su rostro fue trabajado por el aire, que tiene la fuerza castaña de los troncos y la memoria perdida de tu esquina.
Sergio Astorga



Acuarela/papel 20 x 30 cm

jueves, 5 de marzo de 2009

Mirar y ser mirado

Mirar y ser mirado,
respiración del viento.
Andar erguido,
olvidar la escarcha.
Sentir el tiempo en casa.
No hay derrota en el cielo
nubes
aves
lunas blancas.
Cantos
flores
brillos
sangre de sangre
venas sanas.
No hay fracaso
en la memoria
la ceniza es mañana.

Sergio Astorga

Acuarela/papel 60 x 80 cm.

lunes, 2 de marzo de 2009

Cosas cotidianas

Quiero contarte cosas cotidianas, vida diaria, el aguacate madura en el frutero y la guayaba se incomoda altiva al compartir espacio con el plátano. No sé por qué la manzana tiene un gesto adusto desde que empezó a oxidarse. Unas moscas opresoras revolotean perversas en un diámetro menor al fastidio que provocan y el mantel, ese mantel color hueso tiene ahora dos manchas coloradas como si se acongojara de vergüenza al perder su limpieza.
Hay mucho espacio para el florero, desde tu partida el olvido lo tiene finamente ocupado. La cafetera pulcra y transparente espera mudarse a tu casa para repartir olores intensos y aromáticos.
No sé por qué todo es más grande: los sonidos tardan mucho en regresar. ¿Será que te llevaste en tu maleta el murmullo de la vida? Aquí estoy sentado escribiéndote, esperando para decirte que te extraño. Que me haces falta, que soy un frutero sin dulzura.
Por la ventana un rayo solar ilumina tu fotografía y se escucha a lo lejos el bullicio de niños que regresan a sus casas.
La guayaba sigue enfadada y le pide a la pera un poco de espacio del otro lado del frutero.La tarde camina lenta, vaporosa, con incrustaciones doradas en su rostro; es bueno decirte cosas de la vida diaria. ¡Mira! ahora parece que la guayaba bosteza y pronto dormirá tranquila.

Sergio Astorga

Acuarela/papel 15 x 35 cm.