miércoles, 7 de febrero de 2018

Afinidad atractiva


Amigos entrañables para regocijo de los biógrafos o da las precarias historias para niños que se cuentan para hacerlos dormir. Genaro y Tolentino, se conocieron de manera natural, al verse en la plaza, después de la función, era obvio que se fugarían, embebidos en esa sensación de ser libres. Genaro, con su anillado cuerpo supo que esa nariz  enorme de Tolentino iría a facilitarle la subida a su lomo. El primer cansancio llegó tres días después, cuando Tolentino decidió parar para beber agua en la fuente. Genaro, temeroso, urgía seguir el camino. Amanecía y las desiertas calles comenzaban a despertar cautelosas, como tratando ocultar al máximo la fuga. El final asechaba, ellos lo sabían y como anestesiados retomaron el camino silenciosos como esos amigos interminables, exhaustos y ciegos. El cazador los espera, anclado en la esquina, afina la puntería. No falla. Ellos no se quejan. Caen en un sueño narcotizado. Los suben al camión. Se prepara una jaula conjunta. Una nueva atracción se avecina.