viernes, 5 de mayo de 2017

Dos puertas


Jugar en la distancia tiñe de herrumbre las puertas y ventanas de la casa que nunca fue nuestra. El recuerdo toma la forma del hueco que nos queda para dejar las frases truncas y esos involuntarios movimientos del apego. Nocturno al sueño donde nuestro cuerpo huye de las sombras que nos quedan.
Con los pies clavados sabemos que el silbido del tren ya no existe y pensamos volver donde nunca estuvimos. Nos inquieta estar perdiendo el gusto por repetir los nombres de las calles. El quién vive se atora en la garganta cuando ya no existen las paredes.

Fotografía: Por las calles, Porto, Portugal