sábado, 26 de junio de 2021

Dialogénesis

Entre ellos la desenvoltura de sus diálogos contrastan con la animalidad que los anima.

- Soy todo corazón, dijo el Elefante.

- Te falta hondura, le reclama el Ojón, especie extinta.

- Son ilustres sus barbaridades, concluye el Pezuñas (otra especie en peligro de extinción).

Sus noches son triples. Trotan en silencio por horas y desconfían de los ladridos de los perros porque son seres consentidos de pijama rutinaria y doméstica.

El elefante es corrosivo porque es el más dotado y afirma: “en todas las épocas que recuerdo como la palma de mi trompa, he visto desgracia, les falta corazón. Yo sé lo que les digo”.

- Dudo de ti, eres simplista y bobalicón, carnal y tozudo, le dijo el ojón.

- Su realidad corporal los limita, afirma el Pezuñas. Les falta técnica discursiva. 

Un burro quiso entrar en el dialogo. Lo miraron. Se montaron en él y prefirieron la praxis a la gnosis.

Llévanos donde están los metales. Exigieron.