lunes, 18 de noviembre de 2019

Mares del Sur


Los acompañó el aire con sus pisadas de agua. Debajo del océano sus ojos fueron dos naufragios a luz de luna. Largos tormentos, los de siempre, hicieron temblar sus rodillas. Sin embargo, su destino azul atravesado por otro azul de ola les golpeo el pecho y sus secretos. Llegaron a la costa. Nadie los esperaba, nadie, sólo la sal en sus manos atravesaron los días. La pureza de sus pensamientos, su combate, los llevó a la conquista de esa ecuación errante de los marineros.
Repiten, como cada golondrina marina, que su alma, ahora verde, tiene el sueño amarrado en la brevedad del vuelo.
Los recuerdo a todos ellos, los sigo con mis manos, como si fueran mis maestros de la errancia.