miércoles, 10 de octubre de 2012

De como gravitó por los cielos




Bajo el peso de su estrella prospera su loco amor a los cuerpos celestes para seguir divagando por los futuros entrevistos. Ha visto el vértigo del negro
y cuánticos pensamientos nutrir los abismos.

Fue una noche como esta, borrosa y disuelta cuando encontró, después de leer los mitos de la serpiente emplumada,  el bochorno del encierro. Desde ese instante su interés por levantar la vista es la razón de su existencia. Embebido en este afán, su cántaro comenzó a llenarse noche a noche. Boca arriba, largas horas observaba y mentalmente, consumaba planes de vuelo. No fue infructuosa tal espera, de su lomo comenzaron a nacer pequeños apéndices que en una semana tomaron forma de alas. Sus ojos se transformaron en un catalejo digno de
Tycho Brahe y sus fauces degollaron constelaciones en un abrir y cerrar.

Ni el canto de la rana ni la locura del poeta podían mitigar su vagancia espacial. Él tiene un atisbo fidedigno y una órbita elíptica que encanta. El mundo por eso exclama que todo infinito se mira desde una estrella que se fuga.

Sergio Astorga
Tinta/papel 20 x 30 cm.