jueves, 30 de octubre de 2008

L'ART


Soy Catrina


He sido comida por el aire no por los hombres. Aires grandes y suaves que me han dejado con los huesos.
Mi carne es la tarima de noches frías de tabaco y de esos humos negros que te embriagan.
No tengo lagrimas, todas las dejo en el hotel y en el vidrio del brindis.
Me duelen más los tobillos que mi vientre porque está vació de tanto recebo, en cambio mis tobillos giran, se hinchan al ritmo del danzón y me duelen, me duelen mucho como el sueño.
Mis labios son rojos porque quiero y me visto de domingo para gastar las miradas de los jóvenes que pasan.
Soy generosa, voraz y cordial a la hora del hambre y me enamora que me digan bella.
Soy Catrina y por eso éste aire me devora.
Sergio Astorga
Fotografía Graciel Iturbide

miércoles, 29 de octubre de 2008

Una voz para muchas voces

Falsas creencias sobre el abuso sexual infantil
* Los abusos sexuales solo los sufren las niñas.
* Hoy en día se dan más casos de abuso sexual que en el pasado.
* Quienes cometen abusos sexuales son enfermos psiquiátricos.
* Los abusos sexuales no se dan en todo tipo de situaciones sociales.
* Los niños y niñas en este caso no dicen la verdad.
* Los niños y niñas son responsables de abuso sexual.
* Los niños y niñas a veces pueden evitar el abuso sexual.
* Si el abuso tuviese lugar sobre un menor de mi entorno cercano, yo lo detectaría.
* Cuando se da un abuso sexual sobre un niño o niña, su familia lo denuncia.
* Los agresores sexuales son casi siempre desconocidos.
* Los efectos de un abuso sexual son casi siempre muy graves.
* Los abusos sexuales siempre van acompañados de violencia física.
* Los abusos sexuales son poco frecuentes.
fuente: Save the children

Caprichos de muchacha

Bruñido su vestido sentada en una silla
comprueba en el espejo su rostro de cacao.
A veces muy altiva, se sienta en una olla
y mira silenciosa los años que se han ido.

Eran días de julio cuando un ardiente sol
entraba por su cuarto; trinaban los gorriones
en sus jaulas de carrizo y la mañana entera
colgaba en la ventana; estiraba sus brazos
de roble bien torneado y risueña respiraba
el aire fresco y limpio que el valle susurraba.

-¿Qué vestido me pondré?, dudaba. -¿El de cintas
blancas y amarillas sobre el pecho o el vestido
verde con cintas coloradas?-. Melancólica,
decidió vestirse con la túnica de manta.

Después de que en el cielo las nubes coqueteaban,
hincada ante una imagen flechaba su oración.
Así, pontificada, con manos bien templadas
molía con el metate la voz del nixtamal.

Entonces añoraba las manos de su madre
peinando sus cabellos, diciéndole que el río
sabía de sus antojos; que pronto perdería
su cuerpo de muchacha y la savia de los montes
labraría su corazón.. Hoy prepara su almuerzo
mordiendo una manzana, sintiendo que en el mundo
se funden los caprichos de todas las muchachas.
Por eso en las mañanas después de sus labores
se sienta en una silla mirándose al espejo;
ya busca en la alameda la sombra de un encino
con traje de tehuana o enreda con su trenza
el cuerpo de la iguana bajo una noche azul.
La pátina del bronce modela sus recuerdos
y esculpen sus rodillas volúmenes de luz.
Sergio Astorga.


Fotografía Graciela Iturbide "Nuestra señora de las iguanas"
Poema publicado en el capítulo “Caprichos” del libro “Ayer Hoy y Mañana” ed. Fomento Cultural México..

lunes, 27 de octubre de 2008

Graciela Iturbide


Diminuta, mujer de ojos inmensos, de miradas instantáneas sin edad en el blanco y negro contadas. Huella y testimonio de semblantes mas que rostros, de ríos de tristezas en la algarabía de ver. Mirar y mirarse y reconocerse en el espejo de siempre. “A través de la gente y la cultura de México me encuentro” dice Iturbide con esa fiebre de hormiga por atrapar la imagen, detenerla en su camino y abrirla al campo llano de la poesía como mazorca.
Graciela Iturbide recibió el premio Hasselblad uno de los más prestigiosos premios de fotografía en el mundo; dotado de 500 mil coronas (63 mil quebrados dólares) y una medalla de oro. La Fundación Hasselblad fue creada en 1978 como legado de Erna y Víctor Hasselblad, inventor del sistema de las cámaras que se comercializan con su apellido.
Nacida en la Ciudad de México en 1942, hija mayor de trece hermanos llegó a la fotografía después de enfrentar el dolor de perder a uno de sus hijos de seis años en 1970, dolor que marca su visión y encuadre de sus imágenes.
Estudió en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos en la Universidad Nacional Autónoma de México donde conoció a su mentor y querido maestro el fotógrafo Manuel Álvarez Bravo (1902-2002).
La influencia de Álvarez Bravo, Josef Koudelka, Henri Cartier-Breson, Sebastiao Salgado es fundamental para lograr su manera de captar, percibir, representar, denunciar la imagen que su ojo captura. La ciudad de México, el mundo indígena y mestizo, ya Juchitán, en Oaxaca, ya Chihuahua; el mundo chicano en Estados Unidos, Argentina, Panamá y ahora Mozambique están marcados ya por su noche de luz.
“…creo que lo que está oculto en la foto es una revelación de lo que está oculto en el fotógrafo” afirma categórica en el banco de lo negro de Graciela Iturbide.
Este espacio que tiene en sus estantes la tri x pan 400 24-135 se une a las felicitaciones que recibirá y que aquí solo podemos hacerle una instantánea 5x4. Pobres pero dignos.
Así es el abarrote.
Sergio Astorga
Graciela Iturbide, Roma 2007. Foto: Marco Delogu


viernes, 24 de octubre de 2008

Estar sin estar

Agua pasada no mueve molino, sin embargo, algo queda en este caso “pendurado” en la pared; me entero que estoy sin estar en mi Ciudad de México, aquí queda la invitación, con la esperanza de que otras aguas puedan llegar a tu molino.
Sergio Astorga

jueves, 23 de octubre de 2008

Los pobladores de los Álamos

Raspar y perforar el tiempo es labor de arqueólogos: sueño de poetas y oficio de chamanes.
Aquí en los Álamos, ya sabemos que se encuentra en la Meseta de Pajarito, según cuentan los oradores Keres y atestiguan los arqueólogos, los primeros pobladores llegaron procedentes de Arizona entre 1175 y 1250 DC.

keres agrupa siete dialectos hablados por las personas pueblo en New México, cada dialecto es inteligible para otro pueblo.
Estos pobladores construyeron casas con la toba volcánica o vivían en las cuevas naturales de los acantilados. Restos de estas construcciones se pueden encontrar en todo el altiplano.
Los pueblos que hablan Keres (uno de los dialecto) como el Cochiti y otros al sur y al oeste del Álamos se consideran descendientes de estos primeros pobladores.
Alrededor -como se decía en la primaria- del año 1 300 DC, llegaron nativos de la zona Cuatro Esquinas (zona que conforman los actuales estados de Colorado, Utha, Arizona y New México) a la Meseta de Pajarito introduciendo la lengua Tewa (grupo lingüístico que se origino cerca del Río Grande y al norte de Santa Fe; los seis Tewa pueblos que lo hablan actualmente son: Nambé, Pojoaque, San Ildefonso, San Juan, Santa Clara, y Tesuque).



Según la tradición oral de San Ildefonso Pueblo y Santa Clara Pueblo, hogar actual de los oradores tewa, cuentan que abandonaron la Meseta Pajarito por la sequía y las incursiones de los Navajos, Utes y Apaches. Los arqueólogos añaden a estas causas el descenso de la temperatura media en la zona que acorta la temporada de crecimiento del cultivo provocando la escasez de alimento.
El movimiento fue gradual y se tiene estimado que por el año 1550 estos grupos se fueron desplazando a la largo de Río Grande donde las temperaturas eran más cálidas y el riego más fácil, sin embargo, volvían a la Meseta para la caza y seguir con algunos cultivos.
Restos de vivienda y hábitos de vida de ambos pobladores de lengua Tewa y Keres se pueden apreciar hoy en el Monumento Nacional de Bandelier, así como restos de una casa india al lado de lo que hoy es el Museo Histórico de los Álamos.

Porque de estas piedras la edad del mundo se escribe y porque el viento que lleva prisa nos acerca al cielo, este Abarrote se abre en la cañada en busca del chamán.
Sergio Astorga

martes, 21 de octubre de 2008

Una danza de plumas se desliza


Se desliza el agua al fin turquesa
en diminutos dientes
bajo la noche quieta.
Mentirosa.

¿Qué lucida embriaguez
galopa la sangre virgen?

Volver al círculo,
al tráfico mental del eucalipto,
al parpadeo apenas perceptible.

La muerte está viva de su muerte:
flor absorta de víctima escarlata.

El gallo titubea,
prostituye el ritmo de las horas
y se arroja al mar;
se arraiga al fondo de su tumba.

No hay silencio que se aquiete
y una danza de plumas se desliza.

Sergio Astorga

viernes, 17 de octubre de 2008

Desangelado


Ningún ángel me habita.
A contraluz los párpados se queman
y los oídos con la voz se apagan.
Silencio con palabras tengo.
Mañana…

Si las palabras huyen con sombras
y en el pecho se abren muertas,
me derrumbo en los ecos del viento.
Si hay un ángel no lo quiero.
Me duermo…
¿Y si despierto?...
El tiempo que quiero se agrieta,
y las luces del cielo se alumbran
con los largos mares del fuego.

No. Soy feo.
De barro y sin alas.
Mi nombre no esta
escrito en ninguna jaula.
Miento.
Estoy preso en los cristales
del cielo.

Lejos, inmóvil,
sin luz
de humo. Mi nombre.
He perdido hasta las sombras.
A tientas por el mundo…
en lodo.

Porqué no me rasga
un dedo de ángel;
una pluma,
un labio
que humedezca mi sed?.

Una torre avara
me resguarda.
Leo “Sobre los Ángeles”.
de Rafael Alberti.
Un relámpago
me incendia el sueño,
y no sé dónde poner la espada.
Sergio Astorga

miércoles, 15 de octubre de 2008

Dónde me encuentras...


Dónde me encuentras…

Lejos, muy lejos…
donde los espíritus pajizos olvidaron sus guantes;
donde el alba tiene un nudo en la garganta.

Lejos muy lejos…
donde la niebla del tabaco confunde la aurora;
donde los claveles son cristales de ciudades invisibles.

Aún más lejos…
donde la arena despista la sangre de la brisa;
donde las gotas de cera habitan las esquinas.

Pero cerca, muy cerca.
cuando sé que me miras al vuelo de memoria
o pronuncias el nombre que me nombra.

Sergio Astorga

lunes, 13 de octubre de 2008

Huéspedes del Agua


¡Buenas noches
huéspedes del agua!

Vengativos ecos;
de sus traqueas errantes
las olas gimen.
Cerrojos subterráneos
resguardan
las ninfas de guirnalda.
Todos a coro
culpan de azul
los húmedos confines.
Querías despedirte.

¡Buenas noches
huéspedes del agua!

Sergio Astorga

viernes, 10 de octubre de 2008

Palabras


Ardo en palabras:
membranas invisibles
que recorren tu cuerpo;
ebrias buscan el fruto
entre tus negras ramas.
Palabras que se adhieren
al barco que me lleve
de noche hasta tu cuarto.
Palabras, arden palabras,
que sepa tu oído
que poco a poco
voy llegando.
Sergio Astorga

jueves, 9 de octubre de 2008

Algún diseño


Algún diseño de tulipa
hoy la tarde tiene.
Incurables sauces
abandonan sus dolencias
y aquellos huérfanos paisajes
de la sierra dejan su plegaria trunca.

Algo que no eres tú se esfuma
solitario a contra luz por la ventana
y helada y desabrida, una lluvia
moja las calles caminadas.

Bermejo es hoy el caracol del frío.
Yo espero que la niebla cenicienta
despeine, al pronunciar tu nombre,
ésta helada embriaguez de estar sin nada.
Sergio Astorga

miércoles, 8 de octubre de 2008

Chapa para una censura



Con el delantal bien planchado, adquirido en el mismísimo downtown de los Álamos, New México, entre guertitas y gueritos y con un manojo de flor de calabaza comprado a una señora morena (mexicana para más señas)
- Five dollars, please- me dice.
- Déme dos- le digo.
Ella se relaja (nou migra nou) y me da las gracias en español (of course).
Pues desde éste mostrador, levanto el embutido para celebrar que al periodista Miguel Ángel Granados Chapa le fue entregada la medalla Belisario Domínguez, máxima distinción que otorga el gobierno de México y ahí, en la tribuna del Senado afirmó lo que viene afirmando desde hace treinta años en su columna Plaza Pública “como inexplicable hierba envenenada crecen las tendencias al autoritarismo, a la criminilización de la protesta social” Ahí delante del Jefe de Estado, defiende, acusa, reclama, exige la libertad de decir, de criticar, de ejercer lo que él considera “periodismo responsable ante el poder”. Ahí delante de los que esconden en sus discursos el contubernio, la impunidad, valiente y sereno Granados Chapa dignifica la figura de Belisario Domínguez, asesinado y torturado por el usurpador Victoriano Huerta cuando en el Senado pronunció un discurso opuesto al régimen que le costó la vida horas después (7 de octubre de 1913).
No hay que olvidar que Granados Chapa –abogado y profesor de Ciencias Políticas en la UNAM- fue secuestrado y torturado en sus inicios como reportero y que hoy vive un proceso acusado de difamación por haber escrito el prólogo de un libro de investigación que denuncia los finos manejos del que hoy es flamante diputado.
Por desgracia los autoritarismos y las manos ocultas y puritanas invaden todas las esferas de expresión; ya éste Abarrote había denunciado la censura a la bloguera cubana Yoani Sánchez cuando ganó el premio otorgado por el periódico El País (nuestra estimable clientela lo puede consultar en estos anaqueles: productos imperecederos,mayo).
La censura sigue gesticulando, ya lo había hecho en Ojo Travieso de la escritora chilena Lilian Elphick
http://lilielphick.blogspot.com
y ahora vuelve al ataque, les dejo los datos para que se enteren directamente de cómo está este ajo.
"Fernando Valls, autor del blog
La nave de los locos, ha escrito Censura en la red. Recomiendo este artículo, donde cuentan su historia algunos ‘censurados’ por “violar los términos de uso” o publicar/reproducir “contenidos de dudosa reputación”. Yo acuso ( el horrendo caso de Photobucket) es una de esas historias.
¿Quién viola a quién? That is the question".


No importando estas tenebras, siempre nos queda el camino claro cuando sabemos que siempre habrá un Chapa para la censura.
Antes de levantar la cortina tenemos que barrer la entrada. Así es el abarrote.
Sergio Astorga

lunes, 6 de octubre de 2008

Destiempo

1
- Buenas Tardes
- Buenas
- ¡Vaya!
- Parece que no está usted para bondades.
- ¿Qué sabe usted?
- Yo sólo sé que la tarde es bondadosa, pero si a usted no le parece, pues qué le vamos hacer.
- ¿Qué es bondadosa? ¿No sabe lo que ha pasado? ¿No?... Ya lo sospechaba. Tanta cortesía es producto de la ignorancia. Nadie se da cuenta de nada. Y con lo que ha pasado.
- ¿Qué sucede? ¿Cuente? Yo vengo del trabajo y…
- Casi nada. Los relojes… el tiempo.
- ¿Que les pasa?
- ¡Se nos mueren!
- Y eso a quién le interesa.
- A usted no le importara, pero a mi si. Falleciendo los relojes se acaba el tiempo y yo sería inmortalidad. Ni a mi vaca se lo deseo, eso de de ser ordeñado para siempre es horrible.
- Me esta tomando el pelo.
- ¡Virgen en aras del amor! ¡Señor del Trono! ¡Niño de la Inocencia! ¡Padrastro de Dios! ¡Apiádense de mí!...
- ¿Se siente mal?
- ¡Ahí están todos!
- ¿Quienes?
- Los relojes… El tiempo…
- ¿Dónde?
- Allá, frente a ese árbol. ¡Mire! Va pasando el sepelio.
- ¿Cuál árbol? ¿Cuál sepelio?
- Allí dónde está la rueda de la Fortuna.
- ¿Rueda de la fortuna? Está usted loco.
- Es verdad. ¿No los ve?
- No. Mejor aquí lo dejo.
- Por piedad. Acompáñeme. No me deje solo en estos momentos.
- Pero si sólo lo he visto dos veces. Prácticamente no lo conozco y… la verdad…
- Tenemos un amigo común. No tiene nada que temer. Por favor, acompáñeme al funeral.
- No se si…
- Por favor.
- Bueno. Vamos.
- Vamos.

2

- Déjeme verlos por última vez.
- ¿Esto es absurdo?
- Ahí están todos. El más antiguo y el más moderno.
- Yo no veo nada.
- Ni un gesto en sus carátulas. ¡Infames!
- ¿Quienes?
- Mis deudos
- ¿Sus deudos?
- Los días, los meses, los años. Todos están aquí.
- Yo mejor me voy.
- ¡No! espere. Déjeme llevar esta flor.
- ¡Tenga cuidado con esos jóvenes, están drogados!
- Me han apedreado.
- Que barbaridad.
- Ahora se revelan, yo que les di mis mejores años.
- Se le está inflamando mucho la cabeza.
- Me puede llevar a mi casa. Me siento mareado.
- El golpe que le dieron no es para menos.
- Mi casa esta muy cerca. ¿Me lleva?
- No tengo escapatoria.
- Gracias.

3

- Entre.
- Voy a ponerle un papel mojado con azúcar en la cabeza.
- Tenemos que velar.
- Será mejor que me explique lo que ha pasado.
- ¿La muerte no es normal?
- Si, pero no de esta manera. Tiene que haber un testimonio, un cadáver. Aquí solo está usted con un “chipote” en la cabeza y yo con un susto de espanto.
- El paso del tiempo deja marcas, evidencias en el cuerpo y en el alma, sólo hay que reconocerlas.
- Lo único que reconozco es que usted está mal de la cabeza y me siento un poco responsable por éste golpe, deje limpiar un poco la herida, de los otros golpes tendrá que consultar a un siquiatra.
- No hará falta. Gracias por traerme. ¿Quiere un poco de café?
- Si, necesito café; bien caliente, estoy muerto de frío.
- Es el frío de la muerte.
- Déjese de tonterías y dígame donde están las tasas.
- Junto a la estufa está un mueble pequeño de madera, abra la puerta derecha, ahí va encontrar las tasas y en el cajón izquierdo encuentra las cucharas y en el cajón derecho están las servilletas. Sobre la mesa está el café, es café instantáneo, espero que no le importe.
- No se preocupe. ¿Tiene leche?
- No.
- ¿Puedo tomar un poco de pan? Estas “conchas” se ven… olvídelo están mas duras que la piedra que le aventaron a la cabeza.
- Con el paso del tiempo van muriendo los ánimos.
- Vaya que usted está grave. De un humor negro.
- Todo acabó para mí.
- Cuando lo conocí, usted parecía mas alegre, nunca pensé que usted fuera una persona depresiva.
- No estoy deprimido. Estoy resignado.
- Resignado yo, que en vez de estar atendiendo mis asuntos, estoy digamos, atrapado en una situación poco clara.
- No pretendo quitarle mucho de su tiempo. Le agradezco su…
- No se ponga solemne, ya estoy aquí y vamos aprovechar el tiempo. Aquí tiene su café. ¿Quiere azúcar?
- Mucha. Necesito endulzar estos momentos.
- Eso está mejor. ¿Puedo sentarme aquí? así estaremos de frente, usted en ese sillón, ¿de piel? ¿Es cómodo? Y yo aquí en esta silla.
- Este sillón fue un regalo de mi mejor amigo, que usted conoce, y es de piel de cordero y es excelente. La silla donde esta usted sentado la compre en una tienda de antigüedades y parece que es del siglo diecinueve. En realidad ya tengo pocos muebles, al saber mi destino, vendí todo.
- Pocos pero buenos, por lo que se ve. Su casa es pequeña pero muy agradable, empiezo a gustar. Ese ropero es de caoba y el espejo también. ¿Tiene mucho de vivir aquí?
- Sesenta y cinco años.
- Pues usted se ve muy bien conservado, el tiempo no lo maltrató mucho.
- No se burle.
- ¿Puedo tomar otra tasa de café?
- Las que guste.
- ¿Le traigo otra?
- Por favor. Un velorio sin café no es velorio.
- Que lata, por lo visto usted es más terco que una mula, no quita el dedo del renglón. ¿Puedo tomar un poco de queso? Hoy no tuve tiempo de comer.
- Suele pasar. Está usted en su casa. En el refrigerador hay un poco de jamón también si gusta.
- Tiene usted su cocina muy limpia, la mía es un desastre. ¿Vive solo? Disculpe no quiero…
- Vivo solo, siempre he pensado que compartir el tiempo es una ilusión. Nuestro espacio y nuestro tiempo son únicos. Cuando tenía ilusiones tuve una compañera. Su tiempo era otro, ahora…
- ¿Murió?
- Acabo su tiempo. Si. Murió. Sin embargo, existe un hilo intangible, un hilo tenso como la cuerda de un guitarra que vibra, y me lleno de imágenes, de sonidos, de presencias de un tiempo apresado no se cómo ni donde, pero está ahí, nítidamente. El tiempo es una tortura, la más grande tortura. Nunca puedes salir de él. Por eso en esta casa ya no hay relojes. También murieron y por eso los estamos velando. Y hoy quedaré libre.
- Comprendo su desamparo. Cuando uno pierde a un ser querido todo se ve negro. ¿Hace mucho que esta solo?
- Nacemos solos y morimos solos, dos momentos distintos y una sola realidad.
- Siempre es usted tan patético. ¡Uf! este jamón apesta. El queso es de hongos. ¿Desde cuando no revisa el refrigerador? Su cocina por fuera es muy limpia y por dentro un desastre, ya lo voy conociendo.
- Disculpe. No he tenido ganas de comer.
- ¿Se quiere morir?
- Si yo pudiera… No tengo inclinaciones suicidas.
- ¿Por su religión?
- Por falta de valor. Toda mi vida he sido curioso y no resisto la idea de no enterarme cómo va a terminar esta farsa de tiempo.
- Pues yo no tengo el mínimo interés. Cundo acabe espero no darme cuenta. Por lo pronto tengo hambre y aquí no encuentro nada en buen estado.
- Creo tener un frasco de salchichas. Busque en la alacena que está encima de la mesita que tiene el frutero.
- No gusto mucho de salchichas pero…algo es mejor que nada. ¿Quiere?
- No gracias. Me limito al café.
- ¡Mm! Buenas que están estas salchichas. Aquí tiene su café. Tenga cuidado que está muy caliente.
- Gracias; gracias por todo, por acompañarme, me aligera mis últimos momentos.
- Otra vez la burra al trigo. Déjeme ver la herida… ya está mejor, no se preocupe.
- No estoy preocupado. Tal vez humillado. Se fijó en las carátulas, ni un gesto de dolor y…
- Oiga porqué no me explica desde el principio. Esto de los relojes y el sepelio y todo este embrollo.
- ¿Qué quiere saber?
- Todo. Empezando por saber si tiene mucho de conocer a Ramiro.
- A Ramiro lo conozco, tal vez, hace más de cuarenta años. Fuimos compañeros en un curso de Historia del siglo XVIII, a mi me interesan las antigüedades y a Ramiro también. Desde entonces somos amigos y todos lo viernes nos reunimos en el café del parque. Ahí nos conocimos ¿recuerda?
- Cómo olvidarlo, Ramiro me lo presento con estas palabras “Javier, tengo el gusto de presentarte al Dr. Avelino Ruiz, amigo del tiempo, de su paso y su presencia. El Dr. Avelino es el más admirado de mis amigos”. Yo me llevé una grata impresión de usted. Y siendo Ramiro también uno de mis mejores amigos, a pesar de la diferencia de edades, el que me lo presentara con tanto gusto me dejo predispuesto a su persona.
- ¿Y ya cambió de opinión?
- La verdad si. Dr. Avelino ¿puedo llamarlo así?
- Como guste.
-Ramiro lo respeta mucho y…
- No tiene que justificarse. Entonces ¿cuál es la opinión que tiene ahora de mi? ¿Le parezco un loco?... su silencio es elocuente. Puede que sea un loco, quién no lo es, pero no tiene nada que temer en todo caso; soy un loco pacífico. Hoy como le he dicho desde el principio fuimos testigos de la muerte del tiempo, cuando menos de mi tiempo,
- Dr. Avelino eso es precisamente lo que no entiendo. Ese cuento de los relojes y esa escenita ridícula que tuvo usted en el parque.
- Es usted muy impulsivo y puede llegar a ser insolente ¿lo sabía?
- Disculpe, tiene usted razón. Me desespero con facilidad, pero lo que pasó no es para menos, es mas, me pregunto si pasó realmente. Todo está en su cabeza Dr. Avelino. Con todo respeto se lo digo.
- El mundo existe precisamente porque está en nuestras cabezas y el tiempo es su creación mas descabellada.
- Son conceptos Dr. Avelino, grandes conceptos. Los relojes no son el tiempo, sólo representan un concepto.
- Cuando ya no quiera tener mas tiempo va a entenderme, ahora le parece absurdo, es cuestión de tiempo. Todo es cuestión de tiempo. Lo que a usted le parecen alucinaciones para mis son realidades concretas, hoy se acabo el tiempo y no habrá mañana para mi, es lo único que le puedo asegurar.
- Ramiro me dijo que usted era un hombre dueño de su tiempo y que eso lo arruinaría, ningún hombre, me decía, lo resiste. ¿Se siente bien?
- Llego el fin.
- Dr. Avelino déjese de jueguitos. ¿Qué le pasa?... ¿dónde estará el teléfono?... Por favor una ambulancia… me parece que es un para cardiaco…si…si… Av. Las Fuentes número 32… En buen lío me he metido, me debí ir a tiempo, en eso tiene razón el Dr. Avelino, el tiempo es un pozo sin salida.
Sergio Astorga

viernes, 3 de octubre de 2008

Calzada de los Muertos


Calzada de los Muertos
(Teotihuacan)

El caracol llenó el rostro del viento
y bajó la sonaja de nubes.

Enmascarado el día
entre su falda de bruma caminamos.

Lo único verdadero en la tierra;
lo que deja huella;
lo que está siempre de pie:
la luz sobre el mundo.

Caminamos.
Una hormiga roja
nos enseñó el lugar del maíz
y nos habló de quetzalpapalotl.*

Nuestros corazones germinaron.
Echaron raíz.
Florecieron.

Sergio Astorga
*Quetzalpapalotl (hermosa mariposa o quetzal-mariposa), templo de la ciudad antigua de Teotihuacan.

jueves, 2 de octubre de 2008

Teotihuacan


En la ciudad de los Dioses estuvimos.
Engarzados al viento del oriente
con el saludo húmedo de Tlaloc.

El Dios Huehue nos amparó
con su bracero de tiempo
y el colibrí salió de su letargo.

No hay más orgullo
que ver la tierra a nuestros pies,
ni más gloria a nuestros ojos.
Águilas fuimos del paisaje.

Aquí nacimos otra vez.
Se inicia el movimiento de los cielos
y germina el corazón y el canto.

Aquí estuvimos,
en la casa de los Dioses
y la flor de pedernal
fue pluma de quetzal
en nuestras manos.
Sergio Astorga

Fotografía: Piramide del Sol vista desde la piramide de la luna. sa