miércoles, 6 de noviembre de 2013

De signos


Los sentidos cambian, eso ya lo sabía, desde la perpetuidad hasta la más mínima incongruencia tienen su discurso en la digestión de los signos. Pero suspender así, drásticamente cualquier intento de dialogo. Yo te he caminado a todas horas, desde el amanecer  hasta cuando las farolas apenas alumbraban tu rostro. No necesitabas simbolizar tus deseos, yo los captaba a la menor insinuación. Si me hubieras dado un paréntesis, unas comillas, un punto y coma pero, esta intolerancia como respuesta me deja alenguado. Me has puesto entre guiones y esta manera de decirme que ya no puedo estacionarme debajo a tu ventana… No te conocía esa gama. NI ese talante maniático. No sé si quieres decir lo que dices. Te sé de memoria. Alguien te debe estar llenando la cabeza con mapas extraños. De sueños periféricos. Estamos en crisis lo sé, y no puedes prohibirme entrar por esta calle aunque ahora no tenga la admisión y sea sólo una cerrada; vendré todos los días porque este es mi camino. Podrás seguir en ese mutismo, pero si quieres que te diga, ya se te nota el abandono. Tus dinteles se ven demacrados y ya comienza a sentirse como la humedad estafa tu lisura. Se te mira llena de grises, los dinteles de tus ventanas pares se carcomen y esquilan. Tus sombras terminan truncas y ya no irradias esa luz caminable. Encerrada en ti misma te acabas.


Desde aquí, desde la esquina próxima, con mis zapatos nuevos quisiera decirte que me palpo esta tristeza toda la semana y con el cuerpo entero quisiera declamar que estoy de pie y que nunca el andar me fue tan penoso.  

Sergio Astorga Fotografía Porto, Portugal