miércoles, 3 de octubre de 2012

Tú sabes



¿Qué te sucede si conoces los detalles? Si la brusca realidad se detiene y puedes contemplarla. ¿Iras recelosa a esconderte entre las calles que conoces? ¿Buscaras abrigo en el silencio o tendrás la fortaleza de empezar de nuevo? Ya lo has hecho. Recuerdas cuando tenias que lavar las llagas de tu abuela, sola, niña, toronjil. Llegabas del colegio y afrontabas. ¿Qué podías hacer? “Eres mujer” te decían. “El orgullo de la mujer esta en la sumisión” –te educaban. Y tú ya mujer, creciste pronto, pero algo en ti bullía, natural, recurrente como la idea de un tesoro escondido, sí, era la intuición de la libertad; el mundo que vivías era miserable, dominado por machos creados por hembras dominadas  a su vez por machos y que su único refugio era el engaño o depositar la frustración en la prole. Revelarse a ese mundo tiene un costo. Tú lo sabes y lo has pagado. No te desalientas. Recuerdas las horas filosas de estudio, las ganas de ser vencieron. Tampoco te ufanes, no. Tienes que admitir que hay mujeres que les gusta ser sumisas, que han sacado beneficios, que no tienen voz propia, que les gustan los hombres que maltratan, que engañan, que usan  y abusan de mujer. Ellos se juntan de manera salvaje. “Nido de alacranes” decía Octavio Paz ¿Recuerdas?

Ya sé que no eres un discurso, que tienes un nudo por los círculos del alma y la resonancia tiene que adecuarse  poco a poco a su nuevo espacio. No necesitas de hombre para valer. 
Tú lo sabes.

Sergio Astorga
Dibujo en computadora.