domingo, 30 de enero de 2011

Arca dos

Los sobrevivientes de aquella primera Arca, con el estómago repleto, se mataron de amor o de rabia para el regocijo de los espectadores que pagan por evento.
Sergio Astorga
Acuarela/papel 20 x 30 cm.

miércoles, 26 de enero de 2011

Aldea de las letras

Mi estimable clientela, como ustedes saben este Abarrote no tiene sucursales y por ese motivo, todo lo que llega y sale de su perímetro virtual es contado y recalentado, posiblemente hasta la impaciencia de sus virtuales visitantes, pero a sabiendas de los inconvenientes que esto les pueda ocasionar y con su permiso, este Abarrote tiene la alegría de informarles que María Eugenia Mendoza Arrubarrena, periodista, guionista, locutora, escritora y mexicanísima y, por si esto no bastara para apreciar su real existencia, es creadora del blog Aldea de las Letras y La sobremesa de María, pues les digo que María Eugenia tuvo la gentileza de escribir un artículo para la revista virtual suite 101. Net sobre el libro Temporal de todos ya conocido. Si ustedes quisieran acompañarme en su lectura aquí les dejo el enlace, aquí aquí aquí.

No quiero influenciar en sus opiniones, el Abarrote tiene la consigna de sólo intentar ofrecerles productos de calidad en sus estanterías sin tratar de influir en sus antojos, pero me parece oportuno señalar que mi estancia en el mundo virtual ya está siendo más trascendente que la terrenal. ¿Será tal vez, señal de la existencia de la antimateria? ¿Seré un buen holograma? La vida y sus formas de manifestarse mudan. ¿Ya estamos en el cambio?

Recuerden que: “En el mundo virtual hay un Temporal”.

Gracias María Eugenia.
Así es el Abarrote.
Sergio Astorga

Acuarela7papel 20 x 35 cm.

lunes, 17 de enero de 2011

Gemma Malabar

El Abarrote se engalana una vez más ahora con la agilidad, viveza y vértigo de Gemma Pellicer de Sueños en la memoria, que ha tenido la gentileza y reto literario, muy propio de su arrojo, para realizar un malabar con un poema del libro Temporal, ya de toda la estimable clientela conocido. Los invito a conocer semejante gesta y que puedan disfrutar y comprobar a toda memoria todos los resquicios de un malabar.

Un juego malabar es un rapto de sentidos y sin sentidos que se arrojan al aire y que componen piruetas sutiles de significados múltiples. Tienen un origen de despegue y una llegada siempre imprevista y novedosa.

Vayamos a jugar el malabar de un poema temporal.
Sergio Astorga
Acuarela /papel 28 x 56 cm

miércoles, 12 de enero de 2011

En tu noche

Tú estás montada en tu noche. No habrá que acomodar la almohada para buscar con tus manos en la oscuridad ese nombre de hombre que sabe a almizcle. Eras plena, no había sitio para otro cuerpo. Sabes que te quedaron noches por delante. Tu cintura habla de ti y de lo que resguardas. Sabes que ya no hay porcelana en tu vientre y sólo el arrebato de la llama abierta queda. De tus pantorrillas ya huyen los ojos de bohemia. Llevas contigo el triángulo de tu paraíso: tu nombre, voz e impericia.
No te lo repitas. Tienes una flor sin usar. Una mentira nueva y un espacio en tu armario para colgar el arraigo. Sí, repítelo, no eres vieja, te sobran lunas y espinas para cubrir con tus guantes negros. Tu piel esta curtida, no lo olvides. Y tu amor está en trozos de manzana, en romance con las orillas del otoño.
Duermes sin ayuda y sales a la calle deseando volver a casa. Sí, reconoces el sonido de tu risa, de tu cabello enredándose en el cuento de mañana. Si ese tiempo pudiese volver tu carne se cubriría de apatía. ¿Sabes qué te esperaría si el viaje que quieres resbalara en tus labios?
No habrá palabras que te salven. Nada sabes de la tibieza. ¿Recuerdas que tu niña la dejaste emboscada en otro estanque? No todo es tuyo, ni tu forma, ni el banquete, ni la música de los metales. Este moverte tan dueña no basta para que los peses llenen el estanque. Tu furia es la antorcha que te mantiene untada a la vida. No lo olvides, el cuerpo rígido en tu cama es el manso sueño que te asiste. No volverán los ladrones y tus ruidos cotidianos inventaran otra polilla. Ya tienes la noche tibia y no son estériles tus memorias.
¿Te provoca ser mujer otra vez?

Sergio Astorga

Acuarela/papel 20 x 30 cm.

viernes, 7 de enero de 2011

Las amarillas casas

En frente de ellos estaban. Habían pasado el día buscando ese resplandor opaco del adobe, ese arrullo de tierra hecha a mano que perturbaba el cielo azul. Debajo de esa mañana sólo se veían las manchas voladoras de los cuervos y ese palpitar de sus pupilas por encontrar su casa. Sudaban mucho, sofocados de tanto andar, oían su pecho exaltado por la duda. El camino raso con pequeños y enmarañados huizaches los confundía, horas y horas sudando con los ojos engarrotados, sin ánimo de hablar. La rabia comenzaba a subírseles a la cabeza, cuando muy a lo lejos divisaron los rojos chiles colgados de una puerta, parecían un puñado de pájaros muertos. “Estamos perdidos” pensaron al unísono como dos chirimías huecas. Pero no, ahí estaban esos rojos chiles anunciando que ya estaban cerca, que sólo era seguir esa empinada calle. No había gente, sólo se veían sus camionetas estacionadas y cómo preguntar si no se acordaban del nombre de la calle, tenían que seguir caminando.
- ¿Estás seguro que es Santa Fe?
- Segurísimo. Aquí en el mapa lo dice.
- Tú y tus ideas de explorar los alrededores.

Con el suspiro del desánimo llegaron al final de la calle, hacía frio, el aire picoteaba helado sobre sus caras sudorosas. Al frente, sólo mas casas amarillas alborotadas unas contra otras, sin ángulos, con la paciencia de la curva formando su cuerpo rechoncho, chaparrito, sin prisa por ocupar su sitio.

- Ahí están.
- ¿La casa? ¿Ves la casa?
- Las torres de la Catedral de San Francisco. Creo que la casa está en la calle de atrás.
- ¿Estás seguro?… Andando.

La mañana ya quebrada por el medio día, se perdía por los montes. Los ocres iban ganando terreno y los adoquines proyectaban sombras sepias y anaranjadas. Cruzaron desbordados el peso café de la sombra de las torres. Nada. No reconocían su casa. Casas amarillas alineadas, anónimas, mudas. Una y otra vez recorrieron la calle hasta que una luz parda les avisó que un reguero de tarde los consumía.

- Estamos perdidos.
- ¿Qué hacemos?
- Sigamos buscando.

Sergio Astorga
Acuarela/papel 20 x 30 cm.

miércoles, 5 de enero de 2011

Enroscada

La noche ganaba altura cuando las estrellas se enjabonaban al paso del caliente pan y de los rostros asombrados de las niñas y niños que habían dejado sus cartas en medias, zapatos y calcetines con la esperanza de recibir, a la letra, la prenda ansiada.
-Tío, ¿hoy llegan verdad?
- Si te has portado bien, creo que sí.
- No he dicho mentiras y el secreto de mamá lo guardo, no le diré a nadie, ni a ti. ¿Hoy llegan verdad?
- Puedes mirar al cielo, esas tres estrellas juntas ya están resbalando.
- Ya las veo. Yo no he dicho mentiras. ¿A dónde vamos?
- A comprar la rosca.
- Yo no tengo hambre.
- Lo sé, pero ya verás cómo al verla, vas a querer.
- ¡Que grande! es como una corona o un espejo.
- Si cierras los ojos y luego los abres los podrás ver.
- ¡Es cierto! Los vi. Los vi a los tres.
- Vamos a casa que tu mamá ya debe de tener el chocolate listo.
- ¿Oye tío, yo ya los vi en la rosca, de todas maneras me dejan regalo, verdad?
- Yo creo que sí.
- Yo no he dicho mentiras.
- ¿Qué pediste?
- Dos cosas, una para mí y otra para mamá. La que yo pedí no te la puedo decir.
- Entonces, qué pediste para tu mamá.
- Que ya no le peguen. ¿Los Reyes Magos son buenos, verdad?
Sergio Astorga.
Mixta7papel 45 x 35.5 cm

sábado, 1 de enero de 2011

Enero

Iniciamos el año calendario y este Abarrote les desea, ya en este nuevo ciclo, que el desamparo del diez no afecte al once para seguir con esta danza del vivir que bien nos hace.

Este año el Calendario del Abarrote sigue las líneas del Antojo, el primer año, si recuerdan, el calendario versaba o prosaba buscando la evocación y el temperamento de cada mes; el segundo, cada mes era representado por las ciudad visitadas y vividas en diferentes momentos y que quedaron grabadas en las estanterías de la memoria intensamente; este año cada mes intentará homenajear en imagen y palabra a poetas o novelistas que este abarrotero tiene en sus anaqueles de influencia y admiración. No serán todos los admirados y de manera antojadiza, método que aquí se frecuenta, irán apareciendo.

Gracias por acompañarnos y levantamos la cortina. Pasen a lo barrido.
Sergio Astorga