sábado, 16 de septiembre de 2017

Mnemósine


El aliento tiene el mismo idioma, nutritivo, procreador. En lo más callado de las huellas de los dedos tengo los retazos de la luz que se filtra por la cortina de la hierba, la caricia de esa voz que no deja de olvidarme. Alguien me dijo que eras un libro. Entonces, letra a letra te fui llenando de palabras agridulces que se concentren en darte forma. Todos los que han escrito de memoria siguen desnudos y tienen frío. Siempre en la orilla de un cuerpo crepitan los abrazos y el incendio nunca cubre del todo la ceniza. La claridad, es esa imagen repetida, deslucida, de tanto tallarla. El aliento es esa voz que se ignora para seguir buscando otras palabras. Queda el aire llenando los pulmones y ese fulgor de construir esa voz que tal vez me nombre.