Era un esbozo de caballo. De finas crines y atenuadas líneas. Su forma se repasaba ya con color, ya con esa inseguridad de acertar a su bruta belleza. Nunca conoció más pradera que su propia página, sin embargo, tenía los ecos de los espacios mongoles y de los desiertos de Sonora. Nunca asistió a la doma y los jinetes solo lo miran con recelo y codicia. Su pezuña, esta hecha para estar a resguardo de las tormentas terrestres. Su relincho, es la suma de la las aventuras contenidas y en su lomo se puede ver la reminiscencia de Babieca. ¿Lo notan?
ABRAZADABRA
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Aunque lo importante de los libros está dentro, no se puede desdeñar una 
imagen sugerente que atraiga al lector. Dicho esto, quiero co...
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