lunes, 9 de octubre de 2017

Calle cierta













Por aquí pasó, lo dicen los que anduvieron, la sueñan los que andarán. La calle baja, toma aliento para terminar en el entronque de una gran avenida donde se diluye ese fervor inicial al bajar la calle. Una agonía mundial se deja sentir en la frente de los edificios. El instinto busca una soga y la pólvora se moja calle arriba con los fósforos que han dejado los que anduvieron. Entendamonos, le han cambiado el nombre a la calle a quema ropa, para que sólo los poetas dinamiten en palabra el acéfalo cansancio. No saben o porque lo saben, la placa de la calle tiene los dos nombres inscritos que darán al que camine ese efímero calor universal de la sangre.
Subir o bajar por esta calle, permite que se gaste mejor la suela del zapato.

Fotografía: Rua de Porto, Portugal.