jueves, 6 de mayo de 2010

El elefante y su circunstancia

Cordial y esplendido, sin afanarse tiene sus paquidérmicas razones muy bien apuntaladas. Su paso es sostenible, diríamos ahora, sustentable. Sus tobillos son anchos, se agarran al piso con solidez y un Hércules anónimo lo anima.
Esa mañana soleada, que Kierkegaard envidiaría, sufrió la visita de un pensamiento que se aferro como garrapata sibarita. En suma, no sabia si recurrir a su trompa soliloquio o apelar a sus amigos.

-Te duele la trompa? -preguntó la "lenguante" víbora al verlo ensimismado.
- No, no encuentro el método, ni atisbo la solución de estos malestares corporales.
- Sigues atrapado en la aflicción de tu propia sombra. Es inevitable, nace de ti. No huyas.
- Busca una puerta -intervino el buitre. -Si entras la sombra no pasa. Los umbrales comen sombras, no lo sabias?

Con esa sensación audaz del fracaso, el elefante se encaminó al estanque a mirarse y a intentar recomponer su circunstancia.
Sergio Astorga

tinta china/papel 20 x 30 cm.