miércoles, 25 de enero de 2017

Muro III


El mensaje se encierra en sí mismo. Está vivo. Lanza afirmaciones que alguien atrapa. Un secreto a voces de líneas sobre la piedra. No sé si el escriba tenga en cuenta la porosidad del muro y su color y en base a ello escoja la tonalidad de los trazos. Palpable, la garganta del signo no tiene pies o cabeza. La ciudad fluye entre sus paredes como en el antiguo latido de la cueva donde una primera mano revivió la chispa de decir para otro: estoy presente.