El mensaje se encierra en sí mismo. Está
vivo. Lanza afirmaciones que alguien atrapa. Un secreto a voces de líneas sobre
la piedra. No sé si el escriba tenga en cuenta la porosidad del muro y su color
y en base a ello escoja la tonalidad de los trazos. Palpable, la garganta del
signo no tiene pies o cabeza. La ciudad fluye entre sus paredes como en el
antiguo latido de la cueva donde una primera mano revivió la chispa de decir
para otro: estoy presente.
1.090
-
La Malvada Memoria como una señora sin conciencia ni corazón; alguien que,
en su proceder, podría confundirse fácilmente con el movimiento de ajedrez
del...
Hace 1 semana.


