viernes, 28 de febrero de 2020

Septuagésima séptima columna


Algunas columnas tienen en su fuste estoperoles para defenderse de las insanas miradas.

Fotografía: Igreja da Misericórdia.Guimarães, Portugal.

martes, 25 de febrero de 2020

Orestes Orellana


Orgulloso de ser el remedo de “la O de Giotto” Orestes Orellana se ufanaba de ser el símbolo armónico de su genero que pasaba del óvalo al ojal. Presuntuoso, se quejaba de su entorno: “no saben ni la o por lo redondo” decía, alargando su brazo para en el aire realizar una especia de enrolamiento de su persona. Rodar por la ciudad era su pasatiempo preferido, gustaba cuando veía el rostro de la gente dibujar con los labios la O de su nombre. 
Su amable trato no fue suficiente y su destino se fue curvando inexorablemente. Ahora cuando pasa por la avenida de los Aliados, la gente exclama: “Oh. Oh, que pena que su círculo vital disminuya”. 
Los gramáticos que lo han visto pasar vaticinan que se convertirá en un cero muy cerca del finito vacío. Otros, con su cuaderno pautado aseveran que se mudará en una nota musical.
El % de opiniones se equilibra, en tanto, Orestes Orellana se ha puesto a estudiar geometría para ver si sale de la O por la tangente.

sábado, 22 de febrero de 2020

Astillas de vuelo


Sus ojos astillados son noche y nada más. No hay gritos, sólo la estatua de su vuelo dorado queda. Huraño, su adivinanza lo encontró en la tierra. Varado, se va por la orilla de la conciencia. 
En la palma de tu mano, si la miras, hay dos líneas carnosas que la atraviesan, son los vestigios del vuelo fallido que todos tuvimos. Por eso los jamas y los siempre han hecho nido entre nosotros. Los sentidos nos unen. Te aviso.

jueves, 13 de febrero de 2020

El Señor Trazo


Tan pálido como una nieve de armario y tan sediento de sol como la lagartija, el  Señor Trazo se puso a podar el pasto y fue entonces que se dio cuenta de estar vivo. Siempre un trozo de lengua, un deshuesado puesto de pie. Nunca sino ahora tiene horizonte. Ahora se advierte extraño, le sorprende como se pasó el tiempo sin darse cuenta del estruendo de la calle. Siempre caminando en paralelo. Miraba las cúpulas y ahora franquea los puentes. Ahora no se duele. Se sabe vivo. Tiene una causa. Por eso escribe cartas. Ha comprado miles de sellos postales. Si te llega una a la puerta de tu casa, no te preocupes si la miras y no ves al remitente. Él vive en la estancia luminosa, con esa sorda luz que lo deja esbelto, sin número, sin puerta.

martes, 11 de febrero de 2020

Libre pensador


Solitario, aferrado al frío de ser hombre. Predador y popular no hubo trabajo que no intentara, compitiendo con los caballos, con los burros; con los otros hombres y con la debilidad del ofendido se cubrió las cicatrices de la espalda. Al fin mortal, le salió al paso una justicia que no creyó porque era de la misma especie. La vida le sabia a yugo y no se enteró de las póstumas palabras que le mostraban la salida. Armado hasta la frente por las buenas, retrocedió en su odio y quiso aguzar el oido. 
Los muertos son inmortales, por eso, si tu te sientes mortal será porque que la pólvora es colectiva. Si has salido, te digo, y tienes un diámetro de vida, cuéntale a otro lo que pasa. Es urgente.

sábado, 1 de febrero de 2020

Febrero



Ahora que dormita ese afán de desear que la falda de franela se mueva sin temor, con la cadencia diáfana de los febreros.
Ahora que estoy en enero y no me duele nada, les deseo que a su universo no le falte espalda.
Saludos. 
Ahora.