miércoles, 25 de noviembre de 2020

Consulta

 


Ese animal celeste que se mueve, ¿lo has visto?

Ese polvo celeste que tímidamente entra entre los ojos, ¿lo sientes?

Ese catalejo que tienes en la mano ¿te dice algo?

Ese cuerpo de mujer que descansa en la atmósfera, ¿la conoces? 

Es nocturna y magnífica, ¿lo sabes?

Que buena noche. Se funde Rosario con la luna.

Que extraño es el fuego sin chasquidos. Alguien de seguro se los ha llevado.

La casa está vacía sin Rosario. 

Ya lo sabes.

Difunde.

lunes, 23 de noviembre de 2020

Dejación

 


Con dentelladas secas abandona la calma. Su sangre se congela espumosa, enamorada. Día tras día, se le pasa la noche. Recoge las sábanas y sus mentiras. Sigue el rastro del difunto amor. La cena aquella tan cicatriz ahora. Es otoño decía, todo florece blandamente como la caricia. Carne de amante, tenía frío en el cuerpo y el perfume era tabaco.

Si no fuera mi hijo... no sería hostil olvidarlo.

domingo, 15 de noviembre de 2020

Sopor yacente


Las horas se le pegaron al cuerpo. Estéril pasatiempo cuando el ocio se apropió de pensamiento.

viernes, 13 de noviembre de 2020

Un trabajito


 Los edificios se hicieron visibles. Sus cuadrados reconstruían los agujeros alucinantes del principio. En el absorto de las esquinas, como esas que los ojos miraron a chispazos. La primera noche sus ojos subieron al segundo piso. Se sentía gravitar en errantes círculos. La noche con el rocío descendió con esas nubes, como si fueran tropas del cielo que llegaban condescendientes a las ventanas. Él se vio obligado a dar manotazos a la nada, como si la curvatura de la tierra pasara como esas películas de batallas con infinidad de extras que no sienten pero que miran como si participaran. A cámara  lenta cada escena. Eran ya las tres de la madrugada y él caminaba cuarto a cuarto . Apretaba los labios y sentía la familiaridad de la infancia, cuando comenzó a aventurarse a las casas del vecindario. Los olores eran blancos, espesos, como esas hinchadas bolsas de mariscos. Ceremonioso, comenzó a rezar, como quien quiere habitar con sonidos conocidos al miedo, al sentir el retroceso de la noche. El amanecer ya asomaba la nariz y él seguía su caminata por el edificio decidido a reconocer cada rincón. Como buen vigilante quería justificar su trabajo y decir como en aquella época de su padre: "Las 12 y sereno" pero la noche era rijosa. Quiso adormecer como lo hace el agua después de haber escurrido todo el día. No consiguió pegar el ojo y como si estuviera empalizado sintió que debía cambiar de trabajo. El sudor le escurría por la cara. No se dio cuenta que el llavero lo había dejado en el corredor. Tendría 24 horas para encontrar valor y regresar si quería cobrar a fin de mes.


miércoles, 11 de noviembre de 2020

Constancia

 


Lanzada en el frágil rugido de nuestras vidas, Constancia, con su endeble coraza protectora no pudo escapar del puño devastador del hermano. 

Su existencia dio un giro imprevisto, el aire traía un sesgo diferente, un horizonte sin alas la tumbó.

Hasta el final no perdió su porte, sin altanería entre las hojas, descansa bajo tierra el amor fraternal que le obligaron a creer desde pequeña.

sábado, 7 de noviembre de 2020

Tal para cual (una asociación de miradas)

 


Construir es tan antiguo que las técnicas físicas y emocionales han estado unidas, al fin humanas. Construir ventanas y vanos ha sido una preocupación funcional y estética. La ventana y su alféizar también han estado unidos. Su asociación es de miradas. Hay un afuera y un adentro. Todos los pueblos, por tanto, todas las civilizaciones han tenido la preocupación de la intemperie. El alféizar no sólo es apoyo y resguardo, sino también, es la antesala, para el que esta dentro, de un paisaje, natural o urbano. 

Este pequeño texto es seguido por una especie de refranero que sólo tiene la intensión de jugar a mirar apoyado en un alféizar verbal, porque todo alféizar nos dibuja la sonrisa.  

* No en vano el alféizar detiene la caída.

* Antes de mirar el alféizar te resguarda.

* Al que tiene alféizar con la mirada gana.

* Ventana que no tiene alféizar no tiene horizontes amplios.

* No hay codo que no quiera alféizar ni pasaje que se le niegue.

* Quien no siembra un alféizar recibe las tempestades 

*Tal para cual: abismo y antepecho.

* El alféizar con ventana y la puerta con aldaba.

* Piensa la ventana que todo alféizar es de su condición.

* El estilo es al arquitecto lo que el alféizar a la lluvia

* Quien se pone detrás del alféizar nunca se moja.

* Alféizar viejo no para la lluvia.

* Todo arquitecto tiene un alféizar sobre el plano.

* El mundo se apoya en el ojo y éste en el alféizar.

* Para tener paciencia no hay como una ventana y buen alféizar.

* El que se moja en el alféizar tiene mal arquitecto

* En casa del ingeniero, alféizar partido.


Texto publicado en Que responda el viento

martes, 3 de noviembre de 2020

La cocina

 



Espacio comestible. El espacio que tenemos en la punta de la lengua cuando entramos en una casa es la cocina. No hay espacio más habitado por los sentidos que la cocina. El pulso de una casa, la cotidianidad, la brasa, se encuentra en ese cuerpo. El fuego y la indiferencia se encuentran en la barra o en el antecomedor del día tras día. La cocina, en la mente arquitectónica, tiene el reto de buscar un estomago espacio, que todo lo ingiere y reproduce. Sus geometrías tienen que ser comestibles, sustanciosas. De líneas nutritivas, porque en ese espacio los monólogos pierden sentido al ser acompañados. La cocina tiene un apetito de alcoba. Llegan en oleada los sentidos y hay que saciarlos. En la cocina nada se apaga porque hay urgencias y ese humilde lugar tiene el reto perito de poner cada sentido en un lugar de privilegio. Cernir el espacio: oficio que no se agota con las nuevas miradas.


Sergio Astorga para Que Responda el Viento.

domingo, 1 de noviembre de 2020

Noviembre

 


La fatiga no tiene confines. las cosmogonías la exploran. En plural, un vago olor sagrado se expande, se recolecta y embaraza.
Noviembre tiene el hilo de seda para coser nuestras alas.
Volemos.