La realidad del café se aposentaba ese lunes a sus anchas. Su aroma tostado y esa acidez propia del café de altura lo hacían perder la cabeza. La rotación de su mirada, la sed de sus labios y esa interrogante cotidiana se abría paso. Nada de azúcar y sólo dos cucharaditas monosilábicas le daban la seguridad de sentirse planeta, como un sueño litigante.
EL SIGLO DE LAS PRISAS
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El otro día, Enrique Bunbury anunciaba nuevo disco para la primavera del
año que viene y dejaba catar una canción a sus fans. Lo curioso es que hace
tan s...
Hace 2 días.


