jueves, 11 de marzo de 2021

Su sombra


Como una enfermedad venérea contraída por nuestra tía más querida. Así es su sombra. Lo seguía como anestesia, como Facebook desbocado. Bocado, carnada machacada. Total, ni la Internacional Microcuentista lo cuenta, lo muestra; ni ellos en su delirio dramático quieren tener esos espejismos que su sombra proyecta como un trozo de tragedia. 

Rota la media, lo asedia, lo putea de noche, de día. La sombra es pantera, pantaleta que patalea en la radio, en la televisión, en zoom. Su sombra es una Ofelia que resiste, se fascina, se desvive y se incrusta. Nada salva a la sombra, ni la antropología, ni la pastelería, ni su lengua, ni su almohada. Llorar no sirve, ni poner la rodilla en la hierba del insomnio. La sombra es una lija, una miga irreductible. Que no lo sepan es su problema, el mío, el de todos. Los brazos, las piernas se juntan, se confunden. La sombra es negra, sin ojos, sin zapatos, por eso son irascibles los días sin sol.
¡Basta! Dejemos de asombrarnos, que la sombra deja caminos para los que vienen atrás. 
¿Sienten sus pasos?