jueves, 13 de febrero de 2025

Irritado

 


Ni el frío del azul, ni el nombre de los sentidos. Nada se tiende entre el ciego mar que te menciona. Cuando mi sangre saturaba otros labios con esa estadía en la caverna de mi madre. Nada es espuma en la cólera. Sólo la irritación de no ver la luz y, esa sílaba del rencor en el sueño: Así se pasaron los días en el cuerpo flotante de Gertrudis Dalia. Su tránsito terrestre estuvo suspendido como el murciélago en la cueva. 

Le dije - ¿Esa mancha de amor, quién la quiere?.

 

No contesta.

Ella sabe que la rama de sus nervios hacen tela, hacen sueños pueriles para los cielos de lluvia.

Las palabras tienen un tono apátrida, por eso la mirada ya no suena como esa campana que nos alertaba a la hora del ángelus.

Sigo irritado.