jueves, 28 de noviembre de 2024

Un plato


El Sr. Plato abrió los ojos con el vacío del calor de nacimiento. De buena hornada, el hollín de sus hermanos  lo hizo fuerte. Llegado el tiempo, tuvo el cuello grueso y un color verde halago. Como un sol, el Sr. Plato tiene un ímpetu animal, casi de fuego. Su mejor semblante lo logra por las tardes de invierno, cuando el mal de ojo derriba a otros platos. 

Lo quieren poner sobre la mesa, él, huye, se esconde en la alacena, llama a los ajos y cebollas y se queda quieto. Los otros platos le son ajenos, él es distinto, no fue hecho para servir.


*Cerámica