jueves, 28 de abril de 2016

Cuarta columna


Al pie de la columna un dórico descanso nos separa de la melancolía del cielo.

Fotografía: alguna columna en Braga, Portugal.

miércoles, 27 de abril de 2016

Angelito


Era un muñeco que le hacia falta calor. Silente, tenía la riqueza de acallar la basura ajena. Un día, en que los altavoces de la miseria anunciaban la llegada del cometa Halley, recordó su origen. Con la poca lumbre que le quedaba en su ánimo, levantó el vuelo para volver a caer sin remedio al vicio de buscar la salida.
El gusano invisible había consumido sus plumas.
Así es la eternidad.

martes, 26 de abril de 2016

Tercera columna


El cuerpo como la columna esconde las manos para que la respuesta no se manipule.

Fotografía: Columna en la Cooperativa Árvore, Porto, Portugal.

lunes, 25 de abril de 2016

Englobe


Infla los globos frenéticamente. Yo sé de dónde sacó el dinero para comprarlos. Pobre. No dejo de mirar su sonrisa de triunfo. Espero que sea solidario conmigo y no cuente nada. Uno aprende a sobornar desde pequeño. Él es listo, creo que me atrapó. La inocencia a veces es muy cara.
Tendré que comprar una bolsa de globos pequeños, al menos que le cueste trabajo inflarlos.

sábado, 23 de abril de 2016

Última edición


Un buen militante tiene un libro al frente, una plumilla en el bolsillo y la obstinada sensación de la palabra justa.

jueves, 21 de abril de 2016

miércoles, 20 de abril de 2016

Primera columna


Como columna salomónica el secreto de la ausencia se enrosca.

Fotografía. Iglesia de Santa Clara (fragmento), Porto Portugal

martes, 19 de abril de 2016

El Sr. Dermis


Acostumbrado a la altura, y con esa fatalidad de dejar todo en barbecho, el señor Dermis encuentra su lengua de nómada en los pictogramas. Tan simple como un hueso, una doble raya lo figura. Se columpia de un punto a otro punto y su personalidad es como la del ir venir sin propósito aparente. Aprendió a respetar los espacios de los otros y la mudanza, tan propia de los que tienen un trazo temeroso. 
Digamos, en términos actuales, que el Sr. Dermis escribe en su propio muro y procura que su epidermis no influya en demasía. Tiene, al fin de cuentas un gesto mímico.
Ayer lo vi batir el aire tan melodioso, que no pude borrar su imagen en todo el día.

lunes, 18 de abril de 2016

Columbrar


El párpado de la luz esta en la apertura de la ventana y en el graffiti de lo posible.

Fotografía: Iglesia de los Clérigos (interior) Porto,Portugal)

jueves, 14 de abril de 2016

Sardinera


María Asunción Guedes, quería una sardina. Fue tanto su apetito que poco a poco se anuló su carne y cuerpo. EL vestido que llevaba está expuesto en la calle das Flores con el estampado de cada uno de los clupeidos devorados. Sus hijos mantienen una relación estrecha y no permiten que la erosión lastime el buen semblante del colorido vestido. El marido, dueño de la tienda, orgulloso, muestra a su hacendosa esposa, como prueba irrefutable de su devoción al cumplirle los mas mínimos caprichos a su amada.

Fotografía: tienda en la Rua das Flores, Porto, Portugal.

miércoles, 13 de abril de 2016

Travesura


El niño se enojó con mamá porque no lo ha dejado comer tierra. Se puso su camisa nueva, esa que mamá compró para verse niño elegante. Se paró frente al árbol y poco a poco se fue llenando de hormigas. Le subieron en espiral hasta que se les veía pasearse por su cara como en un paseo de domingo. Esperaba que mamá se asomara para verlo, pero fue desolador, ávida del mañana nunca se asomó por la ventana.

martes, 12 de abril de 2016

Barrica


La voz del vino empieza callando. En silencio transforma su cuerpo y su alma. Su color de tan viejo es casi ámbar, y le sobran noches para gastarlas. El vino de Porto es así, metido en su barca se regodea mucho antes de estar en copa.
Un animal ajeno sube como una respiración y un clamor ebrio se empeña en salir por los ojos. La caricia en la garganta es tan de corazón, que no hay más voz en nuestros labios.
Entre temor y antojo nace la fiera y nos recorre la frente brava y el equilibrio, arisco, nos besa las rodillas.
Algo que no eres tu, sube. Hay una sede indómita, que como pulpo nos aprieta el suelo y sólo podemos chasquear los cristales en una eterna voluntad de risa. 
Que agrio es el gusto de recordar esa otra rueca que completa el mordisco de la herencia. Las manos se alargan en busca de la canción que calla y se fermenta en amistosa calma.

Fotografía: una bodega en Vila Nova de Gaia, Portugal.

lunes, 11 de abril de 2016

El Sr. Braeburn


El Sr. Braeburn vive como un campesino, no ha caído en la trampa del mito de la culpa. El se pasea sabedor que su manzano cuerpo le proporciona un contorno saludable. En poco tiempo ante los ojos maravillados de sus vecinos, consiguió que apreciaran su sonrisa frutal y esa capacidad para contar la historia de los injertos de sus antepasados. 
Digo que vive como campesino, porque las ciudades le parecen la bancarrota del buen vivir. El Sr. Braeburn, se levanta temprano y como si diera un beso en la frente del día camina con la conciencia tranquila. No hay persona que no le quiera dar una mordida, por fortuna él lleva su roja utopía como latir de tierra. 
Que sea para bien tanto candor, decimos, cuando lo vemos.

domingo, 10 de abril de 2016

Acera dominguera



Hoy es domingo y al caminar sin cólera por la calzada portuguesa parece que uno se embarca con pisadas desiguales. Subirse en una nao con el pensamiento fijo en la llegada. Subirse en ese potro, en esa ola en un domingo, es golpear la duda y pensar que se hizo tarde. Que tal vez un lunes, pudimos encontrar el mapa, lavar el vientre y cantar esas canciones que lloran los marinos.
Hoy es domingo y el esqueleto de las calles me dejan la sensación que uno navega siempre a pesar de tener el mismo oficio.
Cuando uno camina parece que hay destino.

Fotografía: calzada portuguesa, lo que queda, en Oporto, Portugal.

sábado, 9 de abril de 2016

Buena costumbre


Salieron con la voluntad desparramada; una se fue por la alcantarilla, otra dobló la esquina y otra se fumó el último cigarrillo. La cueva secundaria es el primer refugio cuando se liberta el cuerpo de tan solo. Algunos suspiros todavía quedan como anuncios pegados en las carnicerías o en la parada de los autobuses de la calle Revolución.
Ellas salieron con el reloj sin cuerda y esa mentira se acerca más a la verdad.
Por las mañanas, las calles están limpias de noche.

viernes, 8 de abril de 2016

Incendio vaposoro


Como si el aire 
ardiera de agua 
así se adivina el horizonte.
Triunfantes
nubes consumen 
el azul instantáneo. 

Parece el mundo paralelo. 
El reposo celebro
en la errática verdad de la vista.

Fotografías: Miradouro da Victoria, Porto, Portugal

jueves, 7 de abril de 2016

Patrono del cristal


Como vela perpetua ese hombre se quedó pegado. Se escuchó un disparo y nunca se supo la mando que apretó el gatillo. Eran las tres de la mañana. Las buenas señoras del barrio ya le llaman el santito del cristal. Se dibuja al sereno y parece que las muchachas cuando salen de la escuela, le dejan flores o dulces con la esperanza de tener también un patrono pegado a su ventana.

miércoles, 6 de abril de 2016

Hombre en cima


Era un hombre que se volvió paisaje. Era la luna larga, en la primavera del verano cuando le prosperó en su cuerpo-geología un montículo que le creció entre la ropa y el humo. Era un hombre plenamente terrestre, mineral y adusto. Lo ha tocado el relámpago y el estío. De compañía, en su costado, un nopal  hirsuto testifica el vacío del panorama. 
Por el kilómetro 45 en la bifurcación única  de la carretera rumbo al Potosí, como bala perdida puedes reconocer el perfil del hombre hecho paisaje, ahí donde el viento se hace cordillera.

martes, 5 de abril de 2016

Caracol de pensamiento


Hubo un día un hombre que se comió la espiral de su pensar. Como un huevo filosófico rodaba por el mundo. El logos era su sustento, lo hallaba como yerba fresca por las calles de la ciudad.
Solitario, duerme ahora, como caracol pensante debajo de las azucenas en el jardín municipal.
Si le encuentras, no le hables de Kant, mejor cuéntale la historia de aquel hombre, de apellido Samsa.

lunes, 4 de abril de 2016

La señora de las tres cabezas.


La señora de las tres cabezas vivía de noche. Esbelta y graciosa como aquellas doncellas de la procesión del sueño. Jubilosa se encendía para inmortalizar la salida de los turistas. No tenía tretas, por eso eran claros sus días y se podía adivinar que nunca tendría aliento de ajo o de cebolla.
La otra tarde, apunto de encenderse, un caballero de gabardina, como mandan los manuales de la buena lluvia, vomitó a sus píes. Ella, quieta, inmutable; parpadearon sus tres cabezas y quiso fugarse a Roma o, a Austria o, a cualquier abstemio lugar. No podía, estaba presa a la salida de la estação de São Bento, en Oporto, en Portugal

- ¡Perdón, señora! ¿la he ofendido? ¿Sí? Quién le manda estar parada afuera de la estación. ¿La conozco? Creo que no. A mi me gusta Rubens y usted es guapa pero no es mi estilo. Acaso, tiene usted un aire Déco. A mi me gusta Rubens. Señora mía, no me parpadeé, que tiene unos ojos tan luminosos que parecen tres faroles andaluces o mexicanos de tan brillantes. ¿Que es usted de Nápoles? ¿y qué hace por aquí?. ¿Es usted muda?. ¿Quiere que adivine su situación?. Creo que la he visto en el mercado del Bolhão, comprando abóbora y bróculi. ¿No? Si no dice palabra, uno inventa y luego se hace la ofendida. ¿De qué se ríe? ¿Me está usted encandilando?… Me quedaría, pero tengo apremio, con eso de que ya en la estación cobran cincuenta céntimos el cuarto de baño, no voy a completar para mi copita. Para otro día vengo a lidiar con su silencio.

Ningún desplante. La señora de las tres cabezas, sin perder la elegancia, derramaba su luz cucaña por las baldosas mojadas hasta el cruce de Loureiero donde maúllan los gatos gordos en los tejados.

Fotografía: frente a la Estaçao de São Bento. Porto, Portugal.

viernes, 1 de abril de 2016

Abril


Abril sonoro llega con su estruendo solar entre las piernas de los cerros que a lo lejos se pierden entre tanto asfalto. El acorde amarillo ya es tradición cuando nace y declina el día, por eso dejemos el llanto para el negro.