sábado, 14 de noviembre de 2009

Ofrenda para Caricias Perplejas

Para Olga Bernad

Como la pluma que gira sin aire
así cuelga la caricia.
Anegada en la mano
arranca besos de cobre
y de su perfume azabache
el mundo respira perplejo.

Cuanta cabellera oscura
como arpa nocturna
y cuanta fuente de jade
se apoya entre palabras.

Los cuerpos blancos desnudos
suenan sus mundos duermen.
Sus ramas engendran
manantial de mujer,
disipando su tedio con su fiebre.
Fruto que comienza en semilla
y acaba confundido en cáscara.

El antifaz del aire es de polvo
y en el portal del miedo
el vidrio molido del rechazo
se obstina entre las sabanas.
Así de riguroso es el desastre,
nieve que aprende a derretirse.

Con la azúcar morena como tarde,
las horas caníbales
dejan un sabor de luz visible,
un peso embelesado de nostalgia
y una caricia perpleja por piel.

Sergio Astorga
Tinta/plumín 15 X 30 cm.

Ofrenda para Mujeres de Roma

Para Isabel Barceló

Es de Roma y es también del mundo
y de las barcas que navegan a la aurora.
Con el sol, entre las ruinas gloriosas,
los refectorios y las termas se juntan.
El presagio desatado

y el rostro virginal del reino.
Ya era conocida la cópula del templo
donde se levanta la columna y la sosobra.

Anudada al rió Tiber la voz se mueve entre siglos.
Entre colinas la voz de Rómulo imperiosa
suena entre claros de luz al rapto de las Sabinas.
Y es la vigilia del disturbio.

La fundación de los muros, del amor y la venganza
huele a loba preñada de futuro.
Eneas desata las manos del mar
como alfarero de estirpe feraz,
y controla la briosa anca del caballo.

Ya se mira Cartago fulgente
y las lágrimas de Dido y sus vestidos
se despeñan hasta la arena en nupcias.
El laurel y los pechos ufanos
turgentes siguen por las plazas.
Se colma incomparable el rubor
fructífero de las mujeres de Roma.

¡Cantemos lectores oscuros
los blancos brazos de la roca!

Sergio Astorga
Tinta/plumín 20 x 30 cm.