jueves, 5 de abril de 2018

El gallo de la torre*


El gallo que se subió a la torre y se alejó por ello de los días inútiles de la granja. Puede ser que la eternidad tenga como amuleto a ese gallo de plumas doradas. Su cresta también es la antigua alba del cielo rojo del sueño, ese que se nos revela con una congruencia de diana. Las niñas que tienen pavesas en sus faldas saben que el canto del gallo es como la voz de la geografía de las bodegas, esas que guardan el parlamento de la pasión del gallinero.
El gallo subió a la torre y la bajó al mismo tiempo, cruzó el puente medieval de Barcelos y se mojó la pluma guía en el Río Cávado.
Por estos días, dicen, se ha refugiado en la Biblioteca Municipal.

*Portarretratos de la exposición Os Galos. Biblioteca Municipal de Barcelos.