La suerte del Sr Estrella intensifica los incesantes augurios de los rencorosos. Muchas noches esperaban que un soplo maligno entrara por los resquicios de su alma, todavía se cree que existe un algo puro en el Sr. Estrella, nada más falso. Él apenas se da cuenta del malestar que causa. Tiene insomnio y la cabeza repleta de cicatrices de los golpes nocturnos. Es verdad, las cosas le salen bien sin intentarlo. Tiene buena estrella, dicen. Pero él agoniza de tanto cargar esa estrella. Hace señales desesperadas para que lo ayuden con ese peso de felicidad que lo abochorna. Nadie disimula su envidia. El Señor Estrella implora y como esclavo del amanecer, camina por las desiertas calles, silencioso, con la cautela del infeliz aplastado por el maldito apellido que ha heredado.
QUIMERA 462: ROBERTO ABAD
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Dins la secció "Los pescadores de perlas" del número 462 (juny) de la
revista Quimera, podem llegir els microrelats inèdits de Roberto Abad (Cuerna...
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