miércoles, 5 de enero de 2011

Enroscada

La noche ganaba altura cuando las estrellas se enjabonaban al paso del caliente pan y de los rostros asombrados de las niñas y niños que habían dejado sus cartas en medias, zapatos y calcetines con la esperanza de recibir, a la letra, la prenda ansiada.
-Tío, ¿hoy llegan verdad?
- Si te has portado bien, creo que sí.
- No he dicho mentiras y el secreto de mamá lo guardo, no le diré a nadie, ni a ti. ¿Hoy llegan verdad?
- Puedes mirar al cielo, esas tres estrellas juntas ya están resbalando.
- Ya las veo. Yo no he dicho mentiras. ¿A dónde vamos?
- A comprar la rosca.
- Yo no tengo hambre.
- Lo sé, pero ya verás cómo al verla, vas a querer.
- ¡Que grande! es como una corona o un espejo.
- Si cierras los ojos y luego los abres los podrás ver.
- ¡Es cierto! Los vi. Los vi a los tres.
- Vamos a casa que tu mamá ya debe de tener el chocolate listo.
- ¿Oye tío, yo ya los vi en la rosca, de todas maneras me dejan regalo, verdad?
- Yo creo que sí.
- Yo no he dicho mentiras.
- ¿Qué pediste?
- Dos cosas, una para mí y otra para mamá. La que yo pedí no te la puedo decir.
- Entonces, qué pediste para tu mamá.
- Que ya no le peguen. ¿Los Reyes Magos son buenos, verdad?
Sergio Astorga.
Mixta7papel 45 x 35.5 cm