De como dos señoras conversan en el café de Don Abundio. Sus preocupaciones y la confusión que cada conversación establece.
- El cielo se ha roto.
- Ni que lo digas. No para de llover.
- Ya estaba escrito: un reformador no dura y ya tenía una edad que…
- Por eso hay que abrigarse. No exponerse a situaciones que nos expongan.
- Es verdad, sus problemas pulmonares se agravaron.
- ¿Tu ya dejaste de fumar?
- No mucho. No hay ningún mandamiento que lo prohíba.
- Déjate de cuentos. Es pura voluntad.
- La voluntad nos es ajena. Sólo hay una e inapelable. Por eso hay un dolor en los rostros creyente. Ni el más poderoso puede evitar el llamado.
- La energía verde no es la solución. Es la máscara del dominio.
- La palabra, eso es tenemos que hacer. Volver a la palabra.
- La palabra de la Ley.
- Eso mismo. El representante del Verbo en la tierra lo dijo claramente. La teología de la liberación nos consuela.
- La liberación de precios es lo que nos hace pobres. ¿Qué te pasa? La doctrina de los medios no te absuelve.
- Mira la televisión. Quiero ver el cortejo.
- ¿A quién coronan?
- Al vicario.
- ¿Al vicario? ¿Que no es Carlos III?