Los espejos apuntaban en esa dirección. No había derrota en los
reflejos. Ellas, como las tres virtudes también disfrutaban del día. No parpadean.
La transparencia las retoca con esa
ceremonia de la representación. Se acoplan las infinitas variaciones. Hijas del
tiempo, sus juegos nos incitan o nos distienden. En este teatro la memoria
escurre la llama del erotismo.
QUIMERA 462: ROBERTO ABAD
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Dins la secció "Los pescadores de perlas" del número 462 (juny) de la
revista Quimera, podem llegir els microrelats inèdits de Roberto Abad (Cuerna...
Hace 2 días.