jueves, 16 de julio de 2015

El sueño de Li


Ensoñación
Cuando la mariposa regresó del sueño, nunca estuvo segura si el hombre que vio era la misma larva con el nombre Chuang Tzu.

Certitud
Cuando Chuang Tzu se soñó mariposa para dejar de ser hombre; la mariposa siempre se soñó mariposa.

El sueño de Li
Cuando la mariposa y Chuan Tzu se confundían en el sueño, Li, cuando despertó, ya los había soñado.

Sergio Astorga
                                                                        

Señores y bonitas ha salido de su aposento. El sueño de Li es una carpeta con cinco impresiones, retocadas a mano. Quedan sólo ocho de una impresión de 10 ejemplares. Si están interesados me dicen y recuerden que por una oferta por una promoción el envío es gratis. Pregunte el precio, aunque sólo sea para conversar.

miércoles, 15 de julio de 2015


Cuando ya no hace falta mirar de tanto desgaste, parte del tiempo queda en la ventana  jugando a ser mirado.

Fotografía: Ventana en alguna casa en la ciudad de Porto, Portugal.

martes, 14 de julio de 2015

Sireta

Sin gloria, la locura de parecerse a una beldad marina, una Nereida, de talle frío y sangre templada, resultó la idea que la arponeaba desde la infancia, cuando en la laguna de su pueblo se pasaba horas metida en el agua hasta que la piel le quedaba arrugada.
A fuerza de los baños de agua y la lectura de historias antiguas sucedidas en el mar de las Antillas, consiguió que su cuerpo quedara escamoso. Cuando todo parecía viento en popa, su voz era un infortunio, como la de aquel sapo, grotesco trovero, que por las noches le cantaba a la luna. 
Sireta, supo llevar su desdicha con dignidad; el sonido de su cuchillo era mas efectivo que su voz. Así lo consignan dieciocho llorosas madres.

lunes, 13 de julio de 2015

La cima de la tortuga


El sol, en donde más se inclina, deja una especie de vergel que se alborota. Con ingenio y entendimiento claro, la tortuga, sinuosa, esquiva, animosa:camina. No había reposo en su fuga. Ofendida y recelosa por los claros desengaños tuvo a bien guardar en su triple caparazón lo que consumió como demonio voraz en el mes de marzo. Como la humana guerra, paso a paso se dejaba morir bajo el celeste cielo. En cada bocanada de aire tenía cuidado porque expósita, la libertad de engendrar camino sin hilo ni migajas de pan para el regreso, es hazaña de contar. Lo que se llama no mirar el velo, la tortuga con la paz en los ojos, avanza, con la belleza singular del que le crece la pena por la espalda.
Era un día en que el campo se entretiene.

sábado, 11 de julio de 2015

Pintito


Resbaló aquél día en que el luto dejo de ser estricto. Llevaba sus cinturón piteado, su camisa de lino y esa medallita refinada con la imagen del río de los remedios. Cayó cual largo es, como un profecía que se derrumba de tanto desearla. Fractura del tobillo y hematomas púrpuras en el pecho. Hoy como nunca gustaba que su lobreguez fuera arrullada por mujer buena. Sin embargo, terca su penuria, pasó contristado cuarenta días. Reconoce que los suspiros lo hipnotizan, y un paganismo casto rodaba por sus mejillas a la usanza del solitario.
Con bastón en la mano derecha salió al zaguán de su casa como si un tónico lo animara a deshacerse de la fatiga. Se enteró de la muerte de Sofía, nupcias fallidas que ahora por fin podía dejar de pensar en ellas. Margarita enviudó y a Don Sebas anda con triglicéridos a tope.
Su bancarrota era combustible, por algo le llamaban el “Pintito” por tener la ilusión en la frente y las fauces de la pasión dormidas. 
Su luto dejó de ser estricto, a veces, resbalar por un mal paso renueva el noviazgo tibio del nigromante.

viernes, 10 de julio de 2015

Hallazgo


No se busca la huella.
Se piensa en ella por simple, 
por los lados, sin los bordes.

Quieta de cuerpo
lejos de la prisa
se graba como segunda vida.

De la mano nunca se suelta
como cuento de hadas
hasta mudar de ogro.

A cinco o seis montañas
brisas tiernas, seguras de sí mismas,
insinúan el mito de las carnes.

No se busca la huella.
Sin azúcar se bebe la noche,
extendido hilo de promesa.

En su color metida en sepia
encuentro la medida
apegado a la forma de tu forma.

No se busca la huella. Crece sola.

Fotografía. Llanta de tractor. Ponte de Lima, Portugal.

jueves, 9 de julio de 2015

Ramiro Flores de los Montes


Nació cuando el paisaje se fijó por la ventana. Fue creciendo como rama. Nunca perdió ese encanto del verde llegado por influencia del olivo. Sin embargo, cuando el viento era violento, se descomponía su semblante, son testigos la tarde del primero de mayo y las macetas de yerbas comestibles. Amante de la ruda, apoyaba la planta del pie con firmeza, cuando sin apresuramientos caminaba por calles y avenidas con nombre de árboles. A mitad de los parque, abría los brazos frondoso como si él fuera una persona común. Lo era, diferente sí, pero tan común como aquella mujer que se cubría la cara cuando veía una araña bajar por los rosales. Su nombre, un nudo casi vegetal, Ramiro Flores de los Montes. 
Hoy es un día, triste, a Ramiro le han crecido yerbas dañinas al rededor de su tronco; le chupan. Se le mira triste, cabizbajo, con un verde amarillento debajo de sus párpados. 
Si tu sabes de verdores y nos puedes ayudar no dudes y ven, por ahora acompaño a Ramiro en una banca en el parque de las acacias. Hemos pensado en un trasplante, pero queremos evitar ese traumatismo. Si sabes, si todavía no te marchitas, envíanos un verde halago. Te vamos a recompensar. Los primeros brotes serán para ti.

miércoles, 8 de julio de 2015

Quemazón


El jardín envuelto en en llamas. 
Agua y brasa al mismo tiempo. 
En la boca de los años 
las palabras también se queman. 
Hablar como se pule el hueso. 
Los latidos se envuelven
como la greca 
que conjugó la linea recta. 
Calcinado ya no hay cara
y sólo intuimos el semblante de la tela. 
El trueno de la ceniza
llena la boca del paisaje. 
La semilla se fecunda
entre el polvo que se arruga.
Negro el paraje se desnuda 
como la inmóvil pradera quemada.
La sílaba diáfana se calienta.

Fotografía: alguna quemazón en alguna floresta en Porto, Portugal.

martes, 7 de julio de 2015

El Señor Nico


Aquella tarde cuando se mordió el labio, una llama le cubrió la cara. Incendiado, como una herida de alfiler no gritó, sólo sintió como la punta penetraba hasta el agua blanca del dolor. Realmente, el Señor Nico, desde aquel día, el amor se le llenó de pólvora. Certero como marino viejo, todos los días amaba, se amaba, secamente, sin selva, sin trópico, como ese frío beso recibido el día de su 25 aniversario. 
Del otro lado del mundo, el Señor Nico, se sonríe cuando lea a Kafka y va nombrando los nombres que comienzan con la letra M.
La palabra sufrimiento la tiene guardada en una urna y todos los domingos de Julio, esparce un poco de su ceniza delante de su puerta, para no olvidar el día que se mordió el labio.

lunes, 6 de julio de 2015

Abarrotado


Suponiendo
que la respuesta nos libera. 
Un hilo enmohecido 
enseña el rostro tambaleante 
de la ciudad vista desde la ventana. 
Hubo nombres prendidos 
en otras puertas. 
Bullicio que tejió la rutina. 
El ritual de vivir pegados al oído.
Supongamos
que tenemos húmedo el aliento. 
Muelle donde la caricia
nunca se desnuda. 
Suponiendo
que de un frío a otro frío
se marca el éxodo de las esquinas. 
Al fin de cuentas nada importa. 
Sé de memoria ese canto de abandono,
como el grillo que llama 
sin esperar respuesta.
Suponiendo
que el rito se comparte
el duelo de la casa 
nos deja los nombres pegajosos.

Fotografía: Alguna ventana en Porto; Portugal

sábado, 4 de julio de 2015

Cerradura


La llave no entra en la cerradura. Una oscura impotencia. Un circo de posibles realidades pasaron por sus ojos. El cerebro de Mac era una casa revuelta. La distancia entre idea e idea por momentos parece que no se conoce y una extraña alquimia se produce. Cuando piensa en el hielo, se dilata su silencio compacto y pronuncia sonidos metálicos, como de tenedor que falla en su pesquisa. 
Mac, llegó de Groenlandia, él quería haber nacido en Montevideo. Cuando conoció el desierto, cambió de idea. Compró postales del del desierto de Mojave. Tapizadas las paredes de su casa con las postales; se sentía un calor sofocante que era imposible permanecer más de veinte minutos sin transpirar.
Estoy preocupado. Mac, tuvo una regresión, sintió de nuevo la nostalgia del frío y no atina con la llave. Lo que más me aterra son esos sonidos que aumentan, como si estuviéramos en un tiradero industrial. Yo quiero ayudarle, pero me duele la cabeza. Siento que me estalla.

viernes, 3 de julio de 2015

Tono ahorcado


Hay veces que la voz 
se queda solitaria.
Sin torre. 
Sin campanario. 

¿Cómo vamos a subir el tono? 

Encontrar la escalera.
Momentánea la ilusión de garganta
no recuerda la tonada.

Repito. 
No hay noticia del badajo. 
Amanece. 

Fotografía: Campana en alguna rua de Porto, Portugal.

jueves, 2 de julio de 2015

Azul noche


Rondaba incesante un azul, traqueteando la noche. Noche cuadrada de la cual no se puede extraer a ese cangrejo que avanza obedeciendo los latidos lunares. Era una noche terrenal. Un azul noche que no descendía. Una noche que se agarraba a la tierra. Noche escudo muy cercana al carbón. Una noche a la que no se le veía el rabo. Eran las dos menos un cuarto cuando Maty, comenzó a sudar. Ese sudor que le bajaba desde el cuello con gotas en pequeños grupos produciendo la imagen de un cascabel que tintineaba bajo el reflejo de la luz de la lámpara que tuvo que encender antes que le ganara la tos. Inflando los cachetes, su respiración detenida, sus labios se iban endureciendo como esos puños de los recién nacidos que se aferran al mundo que perdieron. La noche empezó a refractarse, tirones de azul se proyectaban sin tregua en las paredes. Maty tenía que hacer un gran esfuerzo para que su respiración no se adormeciera. Estiraba el cuello para alcanzar el vaso de agua. Estiraba la mano. Bebía y una frescura la invadía como una marea incolora. La noche seguía corriendo como una gran fiesta. El insomnio entraba y salía dueño de las llaves. Las llaves de su sueño, de esa oscuridad que nunca fue cruzada. El silencio nocturno estaba adormecido y el azul crecía como un espíritu abultado. Calmosamente llenaba el cuarto como si un collar se enrollara al cuerpo que sigue saltando por la tos y el insomnio. Maty, comprendió el relato de su bisabuelo, en esa tierra extraña, cuando tuvo la primera visión del azul; herencia de esa aguja nocturna que desde niña tuvo como sueño insepulto. La madrugada con su uniforme de enferma, agitaba su contenido. Siempre azul. Ese azul en varios registros con el tendón rígido en el lomo del abismo.
Maty, deja de toser. No ama ni pregunta. Su caracola es tan oscura, como ese azul hinchado que sale ahora por la puerta.

miércoles, 1 de julio de 2015

Julio


En el leve rocío se pierden las pisadas de esa ala frágil. Se entretiene el eco y nos gana el silencio en espirales. Los cielos son ligeros como para crecer ese ángel que no acaba de caer.
Seductor es julio por pequeño y surtidor de cúpulas de agua.

martes, 30 de junio de 2015

El tío Teto


El tío Teto tenía un aire metafísico, un paso meridiano y un aliento de claustro dominico. Todos saben que vive en la parte más serena del universo, esto es, en la planta baja de un edificio estilo Art Decó por la Colonia Roma. Sus días son un devenir de especulaciones, huvesillos de sentidos que se anidan en su cuerpo calloso. 
Es cariñoso, a pesar de que su persona se trenza en largos silencios. Yo me siento a su lado tratando de ser útil en lo que puedo. Le enseño el mapa de la tierra y le señalo el hemisferio norte y sur. Él sacude su persona y remienda las tonterías que le digo. 
Cuando estoy triste, mi Tío Teto, me ayuda a lavar el ojo y la pestaña y me dice, con esa paz de pecho: “si hay algo lejano es la niñez, por eso hay que regresar a pie”. 
Yo no lo entiendo, pero me pongo a caminar desde ahora, por si acaso.  
   

lunes, 29 de junio de 2015

Trazo de hora


En una locura 
el tiempo 
se detiene a cada trazo.
Alguien viene sumando horas. 
Se encienden los grillos.
La noche se ciega con luz.
Ya es de día. 

domingo, 28 de junio de 2015

Muro de las reminscencias


Algunos muros tienen el perfil del rostro de su habitante grabado en la fachada. No se admiten adjetivos existenciales pero siempre queda en el aire aquel friso que hoy lucha de nuevo por un demos para un krátos. Navaja de horizonte que me recuerda la versión de Alfonso Reyes: 

“Canta, Oh diosa, la cólera de Aquiles el Pelida,
funesta a los aqueos, haz de calamidades,
que tantas fieras almas de guerreros dio al Hades,”

Cuántas voces sin muro son devoradas sin dejar la orilla de su rostro marcada.
Es verdad, lo último que muere es el oído. 

Fotografía: Alguna casa en Porto, Portugal

sábado, 27 de junio de 2015

El nudo


La imagen a veces es una lengua que se enreda como el tronco de un árbol. Las hormigas como inquietos pensamientos suben y bajan. El principal sentido no es desatar la imagen sino conservarla para que las otras lenguas, las vivas, puedan explorar la caligrafía.
Algunos pájaros saben que en los nudos no pueden anidar.
Hoy lo aprendí.

Fotografía: Algún nudo de un árbol en Ponte de Lima, Portugal.

viernes, 26 de junio de 2015

El señor Bondi


Conocía al mundo desde una taza de cafe. Ningún remordimiento, alguna cobardía y los párpados bajos, el señor Bondi pasaba sus estrechas tardes sin fatigas. Simple y jocoso mostraba a todos las cartas de aquel hijo que vio partir con el logaritmo de los martes. De corazón leal, nunca se dejo incendiar por el recelo, él sabía, como la tibieza del cafe, que hay un punto en que si no se bebe se pierde el aroma. -Uno tiene que irse o quedarse en el momento justo- decía a lo pocos amigos que podían darse el lujo de pasar la tarde frente a una tasa o copa. 
Su apetito por quedarse quieto es como una antorcha encendida y es tan íntimo su gozo que no parece que la queja tenga párrafo en su catecismo. 
A veces, muy pocas, el señor Bondi, como recién nacido, se acurruca en la resolana y se deja ver en su mirada el abismo del condenado.   
Hoy, le he invitado el cafe.

jueves, 25 de junio de 2015

Andamio


En el andamio de la luz siempre una sombra de memoria aparece.
El ojo la canta desfallecido.

Fotografía: muro en Puente de Lima. Porto, Portugal.