jueves, 19 de noviembre de 2015

El Riky Blasones


Algunos blasones, mi buen, son de acá, pero la verdad desde el barrio, cuando el Profeta Aceves, vendía pomadas para la reuma y venas saltonas, me había dicho que eso de las nacencias son cosa de la artritis histórica y que no hay fijón, cuando la aventura de los destinos se pegan a la solapa, hasta uno, que no sabe ni en que cuna nos mecieron, podíamos tener el copete afilado en las sociedades, disque limpias. Yo era bueno para los trompones, y estaba duro que dale, hasta llegué a pelear por los Guantes de Oro, pero un día, el Baby Morales, me dio un moquete, tan fuerte, que perdí el tipo. Mis cuates, cábulas todorcios, el Mejorana y el pinche Quique, no me bajaban de chimuelo y boca negra. Hasta un vez, cuando andábamos dando un volteón por el barrio de la Lagunilla, hasta la Lupe, que gustaba de mis huesitos me hizo el feo. Sentí regacho, porque me hirió la dignidad, uno, la verdad, feo pero con gracia y uno es honesto, pa´que lo quieran a uno. Por eso cuando conocí a la Luisa, me fui de hocico. Ni siquiera pregunté. Ella, la Luisa, apestaba a brandy barato, pero tenía harta lana y me dijo que como era bueno pa´las bofetadas necesitaba así, de alguien como yo para que la defendiera. Primero "guimos" a Tijuana, por unos bisnes que tenía con un Lic bien buena onda. Creo que le decían el lava manos Hurtado. Bien garifo para las inversiones. Hizo hartos biyeyes con la Luisa. Hasta que la chota, les andaba siguiendo los talones. Yo la verdad, la pasaba chido, acompañaba a la ñora Luisa, com mis lentes negros y nadie se le acercaba, así que nunca tuve que usar mi jab mortífero. Hasta que un día, de madrugada, salimos corriendo rumbo al aeropuerto. El lic nos dio el pitazo a tiempo y ahí vamos en chinga a las europas. Llegamos a los madriles un domingo, pero no salimos del aeropuerto, porque teníamos ligación para Portugal. La neta, yo no tenía pasaporte, que digo pasaporte, yo no tenía ni acta de nacimiento. Pero la ñora Luisa, era re buena pa´ inventarse vidas. Un día me preguntó: ¿tienes pasaporte? y yo le digo, pos esta en chino. Pues lo necesitas, me dice, y me pregunta: ¿cómo te quieres llamar? Riky Blasones. Riky, porque mi jefecita siempre quiso tener un Riky en la familia que no fuera perro y Blasones, por el recuerdo que tengo de los portales donde mi tío tenía una imprenta y me gustaba ver todos esos librotes con escudos de gente copetuda. Como quieras, me dijo. Ahora aquí sentado en la sala de espera hojeo mi pasaporte y me siento con un orgullo caguama. Después de dos horas en el bar, tuve que llevar a la ñora cargando hasta el avión. Llegamos a la Portugeta a la diez de la noche, como si fuera la pelea estelar, yo, como si estuviera en el ring, saludaba a todos levantando los brazos. La ñora Luisa, se tambaleaba al punto del vomito. Tomamos un taxi y llegamos a una casita tan húmeda que parecía que un aguacero había entrado como Pedro por su casa.
Al principio la ñora Luisa se veía tensa, como entre las cuerdas, defendiéndose de los chingadazos, pero poco a poco le fue tomando gusto al vino verde, que no es verde, pero pega como si lo fuera. 
Llevamos dos años, exportando vino, al menos eso es lo que me dice la ñora. Yo por ejemplo, ya me di mi gustazo de campeón y le pagué algunos fierros a un chavo para que hiciera mi retrato en una pared, que tiene unos blasones de granito bien jodidos, pero con mucha historia. 
Ya le saqué una foto para enviársela a los cuates.

Fotografía: Ruas das Flores, Porto, Portugal

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Vivir de oído


No se anima a dar el paso. Lucha en vano contra la repulsiva imagen de verse repartido en las historias de los propios y extraños. Antes de ser polvo sabe que dirán que todo tenía. Ya escuchaba a la tía filósofa decir: “que tontería, si tenemos el metro hasta la playa y los mejores edificios de la modernidad”. Otros dibujaran melancolías que nunca vivió y ya retumba la voz chillona de su progenitora afirmando que no sabe cómo le pago de esa manera sus desvelos.
No se anima a dar el paso. Se recobra. Elige de su atestado guardarropa, las prendas más vistosas para recorrer las calles con la corbata al aire como bandera al viento, afirmando, que aunque tenga el rencor en el bolsillo derecho del pantalón, seguirá, al menos por algún tiempo, siendo el maestro del escapismo.
Burlesco y trágico, no se anima a dar el paso. Los abismos lo atraen, pero desvía los ojos para que el oído lo mantenga unido al suelo.

martes, 17 de noviembre de 2015

Chapeo tribal


Sin velos, se lanzaba como un bailarina segura de su centro de masa al encuentro de su imagen. Retocaba sus labios con un carmesí sin mesura. Revolvía el ropero para encontrar el sombrerito aquel que tanto le costó convencer a su hermana que le prestara el dinero para comprarlo. Removía su pecho, buscando acomodar su altivez a niveles dignos de sus corazonadas pero, lo que más le importaba, era concentrar ese fulgor que le corría por las mejillas en esos días que decidía salir y mostrarse sin tapujos. Sus tinieblas eran mentales porque los golpes los esquivó desde sus primeros años. El luto lo lleva, si no es tan fácil, encontrar cuerpos luminosos entre vecindades violadas y monedas de oro en cada esquina atestiguando que el bosque tiene acechanzas y sólo la embriagues de sentirse otra, puede consagrar esa línea propia en el muro negro.
Ella habla de silencio porque ha sido traicionada por otras que también lucieron su flor en el sombrero. Exorcizar la hora de la desgracia, esa es la lucha de su cuerpo y su memoria.
En el umbral tropezó con las vocales, esas que humillan. ¿No las miras? Ya no aparecen sus adjetivos gravados en su cuerpo. Una luz mala, la de siempre, la cubre como a las otras, sus hermanas ebrias de mil muertes.
Parece que hay un homenaje, se escuchan los discursos. Se devela el nombre y una niña loba husmea entre los aplausos.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Decisión al vuelo


Esa mosca sobrevoló el perímetro de la manzana. Dudó quedarse con ella como era su deseo, si no fuera por las asociaciones bíblicas que la consumían.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Paseo dominical


Cuando llueve parece que el cristal expande las gotas. Se subraya el inquebrantable uso del paraguas para mojarse con elegancia. Uno se acuerda de sí mismo. Uno se quiere cuidar a pesar del indiferente gris que nos rodea. De los que devoran el aire a nuestro lado. En fin, nos gana un abandono tísico, como de ciudad lluviosa.
Por fortuna, siempre hay un domingo que guardar junto a las zanahorias en vinagre.

Fotografía. Por la Rua de Cedofeita, Porto, Portugal.

sábado, 14 de noviembre de 2015

viernes, 13 de noviembre de 2015

Compás de espera


Algo se incendió cuando el reloj paró. Después de dos semanas una leve llama sigue encendida. Nunca tendremos la serenidad de apagarla. Cerramos puertas y ventanas. No queremos viento ni  miradas frías. Nos hemos mudado todos al pasillo y nos turnamos para vigilar la llama. 
El encierro nos está matando.  

jueves, 12 de noviembre de 2015

Lanzamiento fallido


A veces los edificios tienen la pretensión del cohete: subir y estallar en el altísimo cielo.
Siempre parece que despegan y siempre se quedan anclados en el piso. Nunca improvisan, se aferran a su estilo desde la base. De tanta espera buscamos que una chispa encienda su contorno. Para qué si no, tiene el reloj en su fachada que marcaría su partida.
Entre voces de reclamo, poco a poco nuestros ojos se van separando para buscar otro firmamento en otra calle que levante el vuelo.

Fotografía: edifício da Câmara Municipal do Porto, Portugal. Desde la plaza de los Aleados.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Lexema diario

Cuando caminaba cabizbajo una lluvia  de palabras le salió al paso. La mirada se le hizo agua y entre guiones, sus labios temblorosos se interrogaron por las respuestas no encontradas.

martes, 10 de noviembre de 2015

Estación Poesía 5


Mis queridos amigos, lectores y veedores:
Envuelto en vapores, engendrado en mal y bajo el cuidado por la sangre conocida pocos pensamientos me definen lucido y diré como Lope: “Que tengo yo que mi amistad procuras”

Hoy se presenta la Revista Estación Poesía 5 en la Universidad de Sevilla. 

“Ir y quedarse y con quedar partirse”

Gracias a su director, Antonio Rivero Taravillo por su valor al publicar mis poemas, así como al comité de asesores su discreción crítica.

Acompañado de poetas “mi alma dichosa en cristalino velo” 

Aquí la nómina del número 5.

"Amalia Bautista, Jenaro Talens, Sergio Astorga, Carmen Garrido, José Luna Borge, Ernesto Frattarola, José María Banús, Francisco Gálvez, Cecilia Quílez, Miguel Mas, Alejandro Lérida, Juan José Vélez Otero, Antonio Manilla, Pedro P. Sanz, Ballerina Vargas Tinajero, Benito del Pliego, Sandra Sánchez, Verónica Aranda, Efi Cubero, Ernesto Pérez Zúñiga, José Carlos Rosales, Jesús Beades, Ezequiel Zaidenwerg, José de María Romero Barea, Isabel Cadenas Cañón, Fabio Morábito, Victoria Guerrero Peirano, Rocío Cerón, Constantino Molina, Chus Pato (en traducción de Ana Gorría), Enrique Baltanás, Miguel Floriano, Pedro Serrano, Chantal Maillard, Petrarca (en traducción de Francisco Socas), Susana Benet, Luis Bagué Quílez, Antonio Praena, Daniel García Florindo, Aitor Francos, Rodrigo Olay, Francisco Barrionuevo y Álvaro Valverde."

Anclado en Oporto, ardo en la espera. Si alguna alma sin pena vaga por Sevilla o cruza el Puente de Triana, le encargo un ejemplar que prometo pagar, no con versos, sino con la moneda en curso.

“Paz de los ojos y del alma guerra” 

Gracias.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Lección prima


Algún concepto ontológico se apoya en buena silla, las opiniones morales en la mesa y en el cielo, se diluyen los ímpetus libertarios.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Sobre la mesa


Algunos domingos acomodan el espacio como si fuera un armisticio. Las migajas se esparcen en presagios grises y amarillos. En lo más hondo huele a olvido y a prisa. Algo hablaron sus dedos, deja testimonio la nada ciega de la rendición.
Algunos domingos se visten con la misma camisa.

Fotografía: Por las calles de Porto, Portugal.

sábado, 7 de noviembre de 2015

Plaza tomada


Cada otoño sube un vapor húmedo que deja la luz con el rostro lavado y lampiño. Se reconoce la caricia de una ciudad cuando se despoja de su temor a ser mirada, no importando que por sus plazas pueda quedar el verso roto o relamido. 
Quien mira, deja entrar un cuerpo extraño y a veces sus reflejos aparecen cuando a nosotros nadie nos observa.
Yo sé que las palabras acortan la distancia y hoy que llega el tranvía, puedo regresar a beber una taza de café dentro de casa.

Fotografía: desde el Jardim João Chagas (mas conocido como Jardim da Cordoaria) Porto, Portugal

viernes, 6 de noviembre de 2015

Empaparse


Los imposibles son torvos. 
Tienen el desdén de los enamorados. 
Giran los oídos
y un tardío esfuerzo cardiaco
nos sumerge en un diciembre 
que a nadie le importa. 
Escúchame, todos saben 
que mastico la madera 
futura del desierto. 
Que el silencio es tísico. 
Y no tengo ganas de sacar el paraguas. 
Llueve en el norte 
desde que las violetas se amargaron.
Por dignidad, 
no vuelvas a pedirme un impermeable. 
Me mojo porque tengo ganas. 
Que no sabes 
que los imposibles son torvos.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Fantasma errático


Erase un fantasma clásico, con todas las normas conocidas en su hoja de vida y una apariencia atildada, podríamos decir, como de propósito. Sin embargo, sus apariciones eran  esporádicas, perentorias y definitivamente cansadas. No usaba cadenas, ni sabanas; ni asumía la apariencia de seres querido u odiados.   
Qué les puedo contar, si como ustedes imaginan es un fantasma insulso.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Escaparate



Vemos por fuera
y se nos moja la mirada.
¿Tu podrías contener el deseo de entrar? 
El escaparate
tiene la seducción a flor de vidrio. 
Se te mojan los dedos. 
Te quebrantas.
Capilar es nuestra evidente confusión. 
No hablemos de manos. 
Ni de lugares. 
Difícil dar la espalda. 
No adherirse. 
Despegarse. 
Al fin de cuentas la transparencia
es sólo estrategia de la entrada.

Fotografía: escaparate na Rua dos Clerigos. Porto, Portugal

domingo, 1 de noviembre de 2015

Noviembre


Amanece noviembre con ese olor a flor de cempasúchil. Relincha el ocre junto al amarillo. Como salida del baño, reposa sus mañanas y no deja que las islas se vuelvan continente.
El ángel de la panza de oro puede cantar la avaricia o el jadeo de la luz naciendo.
Celebremos los huesos que sustentan la vertical de nuestro paso.

sábado, 31 de octubre de 2015

Estación


El día se detiene.
La multitud enmudece
y parece que el miedo
pasó de largo.
El otoño se estaciona.
Tenemos que buscar monedas.

Fotografía: alguna Rua de Porto,Portugal.

viernes, 30 de octubre de 2015

jueves, 29 de octubre de 2015

Tráfago


En la guerra lectora existen días triunfantes. Con los libros abiertos, la rigurosa luz de sus palabras distribuyen su espacio de tiempo y fuego. Apenas dibujados los caracteres brincan hasta que el ojo aprende a danzar. Apenas se comprende cómo tanto sonido queda girando como el trompo en medio de la pagina. Se oyen los verbos, los sustantivos semi dormidos, se fugan al índice. Enmascarados, los signos ortográficos se miran sus cuerpos para despeñarse como piedras al caer en los márgenes. En el jardín de los sentidos quedan los pronombres en guerra cuando la lectura avanza. Los pulmones y el seso tienen su sexo. Se excitan con cualquier idea y se queman como billetes viejos ya sin valor. La tinta negra trafica con el contexto y como una víbora los puntos suspensivos crean su arquitectura de silencio. Todo es vano, a la deriva los lectores solitarios se diluyen en la quiebra de los signos. Flotan en la orilla del libro las palabras desechadas. Confluyen las voces y se pierden los lectores entre tanto remolino. 
Una guerra severa, esos días que triunfan y se subrayan las letras en la última página del libro que se cierra.