sábado, 24 de julio de 2010

Al Andafuz

Ese moverse suyo por las tierras, contrastaba con la plegaria de la zarza y el movimiento escabroso de las doncellas, que arteras, robaban los candelabros del templo hasta provocar la ira del monarca.
Al Andafuz, era un elegido. Un indómito que recorrió mezquitas agudas y sabias.
La daga rojiza surcó por mil cabezas con ese doble filo del triunfo y el fracaso y se escuchaban en los funerales de los pueblos la mediodía de su grupa triunfante. Gentes de a pie lo decían: ningún trono valía, ni sermón, ni montaña, ni luna, sino se gozaba su historia contada por aedos o mercaderes acuciosos.
Algunas huestes en pánico, huyeron torpes y viscosas por el infortunio, junto al canto de mujeres que lavaban su ropa en el río.
La ciudades conquistadas duermen opulentas y solo donde el paso de Al Andafuz dejó su sombra prosperan.

De su gloria ha quedado, como emboscada, al paso de las caravanas coetáneas, esta inscripción en el muro mas alto a la entrada de la ciudad: "Por encima de las palabras no hay nada en esta patética familia de hombres".
Sergio Astorga


Tinta/papel 20 x 30 cm.

10 comentarios:

Lola Mariné dijo...

Es cierto, las palabras lo son todo.
Saludos.

María Eugenia dijo...

"La daga rojiza surcó por mil cabezas con ese doble filo del triunfo y el fracaso..."
La historia del mundo, querido Sergio, en pocas y magistrales palabras.
Esta obra plástica y poética me ha dejado reflexionando, una vez más, en la patética familia de hombres que recurren a esa daga rojiza.
Un abrazo de paz.

Librería de Mujeres Canarias dijo...

"Algunas huestes de pánicos, huyeron torpes y viscosas por el infortunio, junto al canto de mujeres que lavaban su ropa en el río."
Triste historia la de tan mal avenida familia, querido Sergio. Y sin embargo, humanos nos nombraron, y con esa carga nos movemos.
Un abrazo patético,
Izaskun

Alicia Uriarte dijo...

"Por encima de las palabras no hay nada en esta patética familia de hombres".

Sergio, los hechos siempre estarán por encima de las palabras.

Nunca debemos olvidar ese refrán "Del dicho al hecho va un trecho". Existen muchos refranes que expresan la diferencia que existe entre el hablar y el actuar: "Del decir al obrar, mil pasos hay que dar", "Del pensar al hacer hay cien leguas que correr".

Añadiré este precioso caballo Al Andafuz al caballo de Antonio Rivero, a Caballo Troyo, al Caballo del carrusel, al Caballito que no es de mar y a todos los que trotaron por tus tierras en son de paz.

Un abrazo al trote.

Maribel Romero dijo...

Me recordó a uno de esos romances de la morería. Fascinante.
Un abrazo indómito.

Sergio Astorga dijo...

Lola Mariné, el mundo necesita ser nombrado irremediablemente, veo imágenes pero pienso con palabras.

Abrazos visuales.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

María Eugenia, somos seres simbólicos, repletos de rituales, de representaciones teatrales del más acá y del más allá y la daga roja surca nuestros actos y sí, somos una familia patética y grandiosa a la vez , así es el abarrote.

Abrazo de alianza.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Izaskun, la humanidad es grotesca y excelsa. Al Aldafuz lo sabia en su cuadrúpeda animalidad, por eso los hombres y mujeres que lo vieron pasar cantaron sus hazañas.
Así somos Izaskun y es bueno y sano reconocernos para que la daga no siga goteando.

Un abrazo de panacea.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Trote a trote ya vamos teniendo una cuadra y mira que mi animal es el toro bravo, aquí en los Antojos, por un recato y disciplina inventiva, me reprimo, sino saturaría el espacio con una sola temática. No te miento pero, los cuadros de caballos son muy pocos en relación al de los toros, tal vez uno 500 cuadros de toros he realizado.

El son de paz siempre se oye en sus pisadas, solo en legítima defensa responde a la agresión.

Un abrazo que galope.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Maribel, tu recuerdo es el mío. Aunque el origen del caballo se dice hace tan sólo tres millones de años, esta datado en America del Norte y éste pasó a Asia y con la conquista se reintrodujo al Continente. Lo cierto es que, en el mundo prehispánico no había caballos, así que mis lecturas primeras corresponden a esas correrías en Al-Ándalus .
Este caballo con palmera así lo recuerda y el texto intenta reproducir esta memoria mía.

Abrazo Al-Viento
Sergio Astorga