jueves, 4 de mayo de 2017

Envoltura


Envuelto en su cascarón, nadie le cree que sea modesto. Pedía y pedía.  Suelta por boca y nariz: órdenes, peticiones sin fin. Un día pidió papas y cebollas, porque quería una gran torta de huevo, ingenuos llevamos a su casa sacos de cebolla y papas, pero nunca llegó el huevo. Tenía labia, por eso lo tolerábamos aunque diera, cuando te invitaba, café rancio y galletitas duras. Entonces, ¿de dónde le venía la fama de modesto? Viene de antes, del tiempo de la escuela cuando sacó diez de calificación en todo, hasta en historia. Toda la colonia decía que iría ser el orgullo del vecindario. Él, rechazó los cumplidos y afirmaba que era sólo suerte de novato. Se casó con la chica mas admirada, bailaba que daba gusto verla, ahora sólo menea con una cucharita el café rancio y dispone en una charola de peltre, galletitas duras. 
No tiene hijos, tal vez por eso seguimos accediendo a sus petitorias. Aunque no le creamos su modestia, seguimos sentados a su mesa bebiendo ese café rancio y las duras galletitas que nunca acaban.

miércoles, 3 de mayo de 2017

Portrait


Perder la cabeza no es tan catastrófico si tenemos la bipartición de la imagen como sustituto del retrato hablado.

Fotografía: por la rua de las Flores, Porto, Portugal.

lunes, 1 de mayo de 2017

Mayo


En el desmayo se observa su poderío y en la floración de la hoja única digna de poner en el interior del cuaderno. Algunas ideas se raspan sus rodillas y las mordeduras de los mosquitos nos distraen del marasmo. Mayo, poderoso en su su tallo, nos quita la sed y la ronquera de los meses idos.
La hierba crece y los cielos limpios ensayan su libreto.

domingo, 30 de abril de 2017

Cordelia de los Santos


Cordelia de los Santos nunca perdió el sentido recto de las cosas, aprendido durante generaciones, aún cuando perdió la cabeza varias veces. Una de ellas fue cuando su hijo mayor -tenía tres, una niña de cabellos castaños y otro niño de ojos grandes- le pidió permiso para ponerse una argolla en la boca. Fúrica, le negó tres veces el pedido. Paciente, el hijo mayor espero a ella volviese del trabajo para mostrarle su valentía. Su hermana de cabellos castaños lucía una redonda y brillante argolla en el labio superior. Cordelia de los Santos al mirarla dijo: ¡Pero que hermosa está mi niña! El hijo mayor al reclamarle el porqué ella sí y él no, Cordelia de los Santos con la sencillez de la rutina utilizada para estos casos, le contestó: ella es mujer y nosotras estamos acostumbradas a las perforaciones y tú estás alterando los terrenos.
El niño de los ojos negros sólo registraba la lección y guardaba en el bolsillos trasero de su pantalón el dibujo que se quería tatuar en el cuello.

sábado, 29 de abril de 2017

Abrir y cerrar


Dar vuelta al mundo interior.
Fugaz como la machincuepa.
El Silencio que la letra lleva.
Dormir, despertar, perderse.
Volver a empezar y ser siempre extranjero.
No hay dedo que no siga la lectura.
Se toca.
No hay duelo.
El silencio es sabio.
De palabras se llena.


viernes, 28 de abril de 2017

El café y su circunstancia



En la esquina de siempre entre las avenidas Norte 41 y Zarazúa, la espera siempre es cóncava. Se pliega entre los pantalones, los tensa y corre un silencio como de alcoba. El ruido de las pisadas son las frases de la espera. Sólo él sabe que sus involuntarios movimientos son la lucha entre irse y quedarse. Suspenso, esa herida supura. Sólo entonces, cuando mira y ve llegar al rostro anónimo suspira y pregunta: ¿quieres tomar café conmigo?
Ella, sorprendida niega, se espanta, huye. Lentamente encera su lamento. Entra y pide un café express para deshojar su silencioso lugar en el espacio.
Así los días maduran, sin hablarse.

jueves, 27 de abril de 2017

Instalación I


La impronta de esta instalación se presenta en un estado altamente minimalista que contrasta con la exuberancia propia de la naturaleza. La estrecha relación con el concepto y el espectador nos confiere una absoluta interpretación, que tiene, en su descontextualización, la primicia de hallar lo encontrado. La incitación es evidente, la provocación física se transfiere al sutil encanto del quelonio que le da sentido a la mimetización de las flores en, en un entorno por demás citadino. Es intangible, sin lugar a dudas, la transposición de una realidad térmica con la finitud de los objetivos del arte tradicional.

Fotografía: por la cabeza del fotógrafo en Porto, Portugal.

miércoles, 26 de abril de 2017

Por sotavento


Hubo un pirata que vivía feliz entre el viento, la arena y la luna. La envidia que despertaba no tenía tregua y las habladurías encallaban en el arrecife que pacientemente construyó al rededor de su casa. Hasta que un día, una gota fresca de sudor lo inundó de recuerdos. Extendió la lengua hasta tocar la imagen del cuerpo que encontró por sotavento, un 26 de abril de 1924, año de la publicación del Proceso, de Kafka.

martes, 25 de abril de 2017

Entre planos


La superposición de planos se entretiene poniendo tejados en el horizonte. Sólo las verticales de torres y chimeneas crisman de movimiento la fuga   del vistazo. Existe una velocidad en la mirada desplazándose plano a plano, andando, boqueando, tratando de encontrar camino. El discurso se empalma, se orienta y busca referentes. Como un sueño recurrente, sólo los volúmenes son los actores que nunca improvisan. El cuerpo no gira, escondemos las manos para encontrar respuesta. La cordura se deforma como el tiempo de estas letras. El mismo texto sin huecos, sólo punto y seguido en este andar a tientas por Oporto. 

Fotografía: pelas ruas de Porto, Portugal.

lunes, 24 de abril de 2017

El Señor Garret


Que manía tiene tan extraña. Cuando pasa una palabra de su agrado, en cualquier momento interrumpe sus tareas, hasta las más importantes, para apañarla, y no es que fuera filólogo o literato, sólo era un apreciador de palabras que guarda en gavetas, él, es una gaveta. Están en desorden. Sólo las toma: las picantes, las regordetas, las vulgares, las emperifolladas, las folladoras, no hay sonoridad que no tenga su atención y codicia. Toda su casa inundada de peso, de vigor y todo su presente, lo sabe, pende de la memoria que poco a poco va perdiendo. Tal vez, en la luz perla de esta tarde, la fiebre de un abrazo pueda ayudarle a recuperar la palabra mujer que tanto gusta.

domingo, 23 de abril de 2017

Rebato


Hay una nota de color en tanto gris; al menos es un consuelo antes de se quiebre la vara.

viernes, 21 de abril de 2017

Inclinación tolerable


Sin lugar a dudas es una deformación profesional. Cuando mira una mujer de inmediato toma pluma y papel y la dibuja. Para consuelo de sus familiares no es sastre, ni forense o predicador.

jueves, 20 de abril de 2017

Estancia


A las tres y media de la tarde en el minuto diario, están en escena el señor del sombreo y el sol. El crujir de la estancia en ese juego animado del instante. Una claridad se obstina en el mundo que se pule, que se representa con actores anónimos de trapo, de papel o de carne. Fuera del tiempo, sentada, la retina, dura en edad, contempla la atmósfera, retiene el aliento y se diría que todo es sereno. Que el desvelo va y viene y es tan dulce encontrarse con una puesta en escena; esa constelación ardiente de una vida que se abraza desde el primero al último acto. A la orilla de la puerta, el río de la calle se queda mudo y en espasmo. Hay una huella celestial, un goce, cuando pensamos que todo fue un ángelus fallido. Todo fluye en el secreto. Por eso te lo digo.

miércoles, 19 de abril de 2017

Café helado


El día que sirvió el café frío, tuvo la sensación de traicionar el oficio. Sólo olvidó la taza sobre el mostrador. Llevarlo a la mesa del fondo le aterraba. Vestido con una camiseta del Che y unos pantalones de gabardina, estaba ese fulano al que tuvo que darle de bofetadas cuando intentó abusar de su prima. Habiendo tantos cafés en la ciudad, ¿porqué tuvo que venir a este? Un sudor le recorría la espalda. Él sabía que trabajaba en este café. No, no lo voy a llevar. Cundo el fulano de la camiseta del Che se levantó para ir al baño lo miró con una sonrisa triunfante.
Aprovechó ese momento y dejó la tasa sobre la mesa. A toda prisa entró en la cocina, tomó el cuchillo y comenzó a picar cebolla pausadamente.

martes, 18 de abril de 2017

Lavatorios


Las mudanzas se abren paso desde la soleada intimidad en la baranda, hasta la pudibunda rotación de un máquina solitaria. Lo único que se pide es no esconder las manos, al fin de cuentas el autoservicio es muy antiguo.

Fotografía: Miragaia, Porto, Portugal.

lunes, 17 de abril de 2017

Cantaleta


A fuerza de nadar por mares amalgamados de cuento, se apropió del canto de la sirena, que olvidada, yacía en su amargo pensamiento entre las rocas, y en esa helada forma de su cuerpo, nunca se dio cuenta que un pececillo azul cerúleo escuchaba su melodía de moral dolencia. Nutrido de cantos, el pececillo, como canario marino, asoló oídos, dejando lobreguez en puertos y collados. 
No te engañes si en la húmeda neblina escuchas el dardo de una música divina, porque no encontrarás ni cabellera ni torso ni pecho de mujer que te consuele.

viernes, 14 de abril de 2017

Bochorno


Todo apuntaba al goce extraño de encontrar la dirección. Caminamos cubiertos con el celaje de los recuerdos. La tienda de Doña Rosita, ya no estaba, ni el el taller eléctrico del Maestro Artemio, ni aquel candente departamento de masajes y galopes varios. Un relieve de memoria finge encontrar lo que ya no vive. Era inútil quedarse. Sólo el regazo de la arruga del retorcido presente nos subyuga. Un plomo en la frente y un fósforo enciende lo que nunca regresa. Todo apuntaba al camino de buenos pensamientos. Todo.

jueves, 13 de abril de 2017

En obras


Cubrir para restaurar es una de las viejas enseñanzas que todavía persiste a pesar de que impugnamos nuestro evidente deterioro.

Fotografía: por las ocultas calles de Porto, Portugal.

miércoles, 12 de abril de 2017

Mientras cruzamos


Pasando el río, dijeron, se encuentra la frontera. Duele cuando se recuerda. Resistieron. Se les veía manotear. Boquear. Bracear. Los altavoces, como trompetas de Jericó, desquiciaban. No importaban las plegarias, ni las suplicas, ni el miedo, ni el cansancio, sólo ese punto fofo del otro lado del río. Cuando cruzaron, ni una palabra entre ellos. Cada quien buscó sus pasos.

martes, 11 de abril de 2017

Asueto


Así andan las sombras en eterno vaivén puro de oscuro. Los balcones reciben, con las ventanas abiertas, esa ausencia de cuerpo, ese deambular por sus arterias. Las sombras de una ciudad acontecen con una celeridad propia de la fugaz luz de la tarde. Un gran juego de engaños y de hallazgos. El sol se vuelve boya suspendida en la pared reflejo, cuando algunos ojos merodean sin rumbo por las calles, en asueto.

Fotografía: pelas ruas do Porto, Portugal.