sábado, 17 de enero de 2009

Tres recuerdos

La luna huía, bostezaba por los caminos de lluvia y parían las golondrinas círculos guerreros y justicieros, ¡No mires, no mires! Que el frío te atrapa. Busca adentro de la bolsa, es una llave pequeña. Pronto llegará vestido de rey, tiene la barba larga de varios días y un humor rancio. Los gallos llevaban su penacho verde, ese color santo de las apariciones y los tejados tenían la saliva de los trovadores que cantaron la noche de todos los santos. Calle de San Jacinto donde las flores no volverán y los niños persiguen con sus flautas de palo a los insectos. Así como se aprende a leer, el río repasaba su trayecto y en la memoria de las lombrices descansaba la tierra caliente. Es una aceituna el sueño, te dijo tu tía Tila, ¿recuerdas? El día de tu cumpleaños. Tenías ese aire de lirio, cuando todavía estaba en pie el puente de piedra y tenias esa mirada de paja y el andar claro. Solo llegó Clarisa y Manuel a tu fiesta, con un gran regalo envuelto en papel amarillo. Tu madre no te dejó abrirlo porque esperaba mas invitados. No te dejó saltar la cuerda, ni ponerte tacones; ni hablar por teléfono, ni comer biscochos con leche.
¿Recuerdas la leche que bebiste de tu madre? Tu madre siempre tuvo un pecho sin latido, de azufre. Por eso tienes ese carácter de bisturí. Si, el sueño es una aceituna de una gran olivera. Tus sueños siempre son aceitunas negras con un hueso grande y baboso. Ya tienes la llave. Ya puedes entrar. ¿Qué esperas? .El silencio decapita, absorbe tu impulso. Las paredes siguen blancas, pendura la enredadera como única trenza viva entre tanto abandono. Todavía escuchas las quejas de Filomeno. Pobre, nunca gustó de los ratones, tú guardabas un poco de comida y se la dabas cuando todos dormían. Murió de pena o de hambre. Que podías hacer, tenías que ir a la universidad. Aquí en esta puerta quedó esperándote. ¡No mires! ¡No mires! Que el frío te atrapa. El frío te deja la piel de sal y los nervios tiesos. Para tu horror los cristales de las ventanas tienen agujeros e inmutables telas de araña. Odias las arañas. Descubrías sus geometrías pegajosas en tu cara, corrías a lavarte con agua fría; te metías en la cama y sentías un hormigueo que te entumía; sentías tu carne vencida, rota. Como ese día en que un nervio de luz rasgó tus carnes. El amor es una araña horrible. Hablas con despecho. Lo sabes, con ese rubor inhumano, estéril. Te queda dulzura, una dulzura de ortiga, no lo puedes negar. Sin embargo, tu boca, tu cintura palpitan todavía al sentir el roce de tus dedos. Camisa de lino y un oscuro cause de agua mojaba tu pelo negro. Cuantas madrugadas en tu piel y un yunque de cobre en tu memoria. No puedes huir. Entra. Tienes la llave. ¿Por qué tiemblas? Un silencio se junta con tu mano y una geografía de olores penetra en tu nariz. Descifras el olor castaño del caldo de batatas y espinacas de tu prima Carmela. Tú tenías diez años, ella cincuenta, tu familia era un gran arco de triunfos y fracasos donde las edades se confundían; había abuelos que tenían la edad de sus hijos y tías casadas con primos de dudoso parentesco. La prima Carmela vivía en tu casa por temporadas según los itinerarios del primo; cuando tenía entregas de mercancía fuera de la ciudad, era chofer, la tía cocinaba para todos. Recuerdas como te ponía a pelar las batatas con un cuchillo ancho y filoso, que después utilizaste para amenazar a tu propio hermano. ¿Recuerdas? Tu prima fue bonita pero muy nerviosa, gustabas mirar sus manos temblorosas como masacraban las espinacas al lavarlas, tal vez por eso gustabas tanto del olor purpurino de la ira. Si, tu prima era de ira y de púrpura, como tu. ¿Por qué corriste gritando con el cuchillo en la mano amenazando a tu hermano? ¿Qué te hizo? ¿En qué te ofendió? Tu hermano decía la verdad. No podía ser tu cómplice, pedías demasiado. Los dos vieron a tu padre con aquella mujer, tocarla, disolverla en sus manos como una batata ardiendo. ¿Por qué tenía que mentir? ¿A quién querías proteger? ¿A tu papá o a tus fantasías? Ahora tienes calor. Un calor que te sofoca, te fecunda, en tu vida sólo has dejado un rastro de lágrimas verdes y un sabor de axila en quien te quiso. El zumo de limón es tu consuelo. No puedes huir. Estas adentro. Pronto llegará vestido de rey. Con pólvora de aliento y arena en sus palabras.
Sergio Astorga
Acuarela/papel tríptico 20 x 30 cm.

36 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Que fuerte y que denso Sergio!
Magistral la narración, dura, muy dura. Mañana releeré mas despejada, porqué se que en este momento, algo se me escapa del relato, el sueño y la madrugada me vencen.

La acuarela, impactante,magnifica.

Un abrazo sin frio.

Marisa Peña dijo...

Un relato fantástico. Me encantan esas pinceladas de realismo m´gico y esa atmósfera densa, y esa prosa rica en matices. Las acuarelas como dice Triana, impactantes. Un abrazo.

Graciela dijo...

Excelente, bueno ya es repetitivo en mi, pero es un excelente relato, atrapante.
Un beso desde Argentina.Graciela

Maribel Romero dijo...

Muy bueno. Una narración perfecta, como de costumbre, plagada de lirismo, conforme lo vas leyendo notas que saboreas las palabras y percibes con claridad la dulzura, la amargura y toda una mezcla de sabores. Creo que, como bien dice Triana, este texto merece una segunda lectura para paladear de nuevo.

Inquietante el tríptico.

Un abrazo de aceituna.

Sergio Astorga dijo...

Trina, no la podias definir mejor, es un intento de otros ritmos y otras historias mas crudas, pero buscando siempre la imágenes que sólo la palabra puede darnos.
Gracias por tus desvelos y espero que tu segunda lectura no modifique tu opinión.
Un abrazo a salvo.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Marisa, gusto mucho de la densidad de la levedad; se que no es de fácil lectura, pero son cadencias y matices que espero tengan largo aliento.
La acuarela trata un tema ya pictórico, no sólo mitológico: Las tres gracias, que venía muy bien a éste texto.
Un abrazo denso.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Graciela, espero que no te prohibas repetir tus visitas, que me confortan y enlazan nuestas voces a lo largo de nuestro continente.
Un abrazo atrapante.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Maribel, inquietante tu comentario, estoy muy atento a sus opiniones, me atrevo a subir este tipo de textos porque tengo lectoras bien "leidas y escribidas" y sus conceptos y sensibilidad me aclaran estas busquedas creativas.
Espero saber la opinón de tu segunda lectura.
Un abrazo inquieto y de alcaparra.
Sergio Astorga

Gárgola dijo...

Sergio, me has dejado sin palabras.
Tu relato es sumamente bello y perfectamente hilvanado.
Consigues el clima certero y atrapas a quién te lee.
Me maravilla este dominio de las palabras y de las situaciones.
¡Soberbio!

besos azules sin antojos de limón

Librería de Mujeres Canarias dijo...

Me quedo sin palabras ante el materno pecho de azufre. Doloroso relato bueno. Bellísimas acuarelas.
Todo tremendo.
Un abrazo
Izasku

PIZARR dijo...

Caramba Sergio, como ya te han dicho: denso... muy denso... pero tan crudsmente real, que parece tu pintura de hoy en lugar de serlo las tres gracias.

Es que falta el aliento al leer, pero te va llevando a la siguiente situación como de la mano.

Por cierto, la gracia del centro saliendose de sus límites me encanta.

Es como tus letras de hoy, rebeldes y a borbotones.

Me ha gustado el conjunto... empiezo a dudar de donde experimentas más, si con los pinceles o con la pluma.

Respecto a tus preguntas del otro día te contesto:

Cuando hablo de ceras, no me refiero a utilizar la cera como aglutinante para efectuar mezclas, crear texturas o añadir pintura encima de las capas de cera ( cosas que vi hacer a mi ama, pero que jamás supe ni como se llamaban )

Me refiero a las pinturas de cera, esas barritas que utilizan mucho los niños, tipo a las de pastel pero mucho más duras.

Con ellas, hacía verdaderas obras de arte. Las extendia y trabajaba sobre el papel con los dedos.

Y con esas ceras realicé el mayor número de mis cuadros.

En cuanto a las acuarelas, eran paisajes casi todas.

Respecto a tu pregunta de si pinto regularmente, además de mandalas, te diré que hace muchos años pintaba oleo, ceras y esmaltes y dibujaba carboncillo y sanguinas. Pero después el trabajo, mi hija, los estudios, etc... lo hicieron imposible.

Un día igual me animo y cuelgo en mi blog alguna cosilla. Lo que ocurre es que es complicado porque las ceras llevan cristal y salen fatal las fotos.

Hace un año empecé a sumergirme en la caligrafía japonesa, como medio de dominar la tinta y los trazos... en ello sigo.

Preguntas contestadas... jajaja

Un abrazo Sergio

Anónimo dijo...

Sergio, he vuelto no una, por segunda vez a leer, esta mañana lo hice con mi primer café pero tenía que salir y no te dejé el comentario, en una segunda y tercera lectura, solo pudo añadir algo, hay tanto para desarrollar en ese texto breve, que sería fantástico desarrollar toda esa historia, que estoy segura, está en tu cabeza, tiene todos los elementos que necesita para ser apasionante,
Un abrazo sin cuchillos.

Maribel Romero dijo...

Sergio, hay dos formas de leer y los ritmos los va marcando el propio texto. Se puede leer de manera mecánica, como haríamos con la carta de una compañía de seguros, un folleto publicitario o un cuento malo, y se puede leer con pasión, saboreando las palabras, poniéndoles un acento que desafía a la sílaba tónica.
Tu cuento es trepidante, consigues un buen equilibrio entre los sentimientos encontrados, la narración en segunda persona lo dota de una fuerza enorme. Son recuerdos amargos en horas dulces (o viceversa). Creo que es un privilegio poder escribir así. Y te lo digo después de una segunda lectura sobre papel (que es como me gusta leer).

Un abrazo de tu admiradora.

Sergio Astorga dijo...

Gargola, gracias por venir escalando hasta aquí.
Me gusta esa expresión, hilvanar, enhebrar palabras, una a una sonando y contando.
Un abrazo anaranjado.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Izaskun, es una historia tremenda, dolorosa si, la maternidad y sus mítos y la paternidad y sus usos.
Explorar esos mundos y sus sensaciones siempre nos hacen llevarnos sorpresas.
Abrazo sin pólvora.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Pizarr, trato por salud mental de variar, simpre con un hilo conductor.En la pintura el dibujo y en la palabra el sonido.

Esaba en en relación a a la técnica,confundido, en México utilizamos Crayolas, que es la marca y la técnica es lápiz a la cera. Es difícil trabajarlas, me recuerdo de los retratos realizados por Saturnino Herrán (pintor de Agusscalientes, México) te lo recominedo.
Tus repuestas han sido claras y finas, gracias.
La caligrafía japonesa, fantástico, realizas tu propia tinta para preparar el espíritu para el trazo? Trabajas con pincel de bambú? Trabajas en papel de arroz?
Sería interesante de dedicaras una pequeña entrada de caligrafía. Pudo sugerir?.
Un abrzo en alto contraste.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Triana, gracias por tiempo y tus comentarios, es verdad lo que dices,creo que tiene posibilidades de alargar y alargar y hacerlo novela, creo que ya tiene el tono. Ahora necesitaría abandonar blog y pintura y encerrarme a piedra y lodo para lograrlo. O tal vez como hacia Luis Spota, escritor olvidado, que escribía una cuartilla diaria, y al final del año ya tenía una novela. Te recomiendo, por el tema, la novela "Más cornadas da el hambre" y hay otra novela que me gustó mucho sobre la decena trágica (asecinato de Madero, Revolución de México) que se llama "La Plaza" en fin, muchas gracias Triana por tu galanura y talento de lectora.
Un abrazo con doble aliento.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Maribel, por supuesto eres una lectora de privilegio, acusiosa y apasionada, en verdad tengo mucha suerte en poder compartir estos afanes literarios.
El admirador eseste charro.
Gracias Maribel.
Un abrazo de relectura.
Sergio Astorga

Maribel Romero dijo...

Sergio, sólo comentarte que ya te han publicado el cuento solidario:

http://www.erabradomin.org/cnts/30.pdf

Abol dijo...

Gran texto. ¿Puedo publicarlo en Letras de Chile?

Un abrazo, Sergio, y mil gracias por tu apoyo.
L.

PIZARR dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
PIZARR dijo...

Se me acaba de borrar un largo comentario, intentaré repetir lo que te decía.

Efectivamente Sergio, utilizo el suzuri ( tintero) para elaborar mi propia tinta (sumi ). Dicen que es la única manera de conseguir ver el alma de la tinta negra, es decir sus diversos matices y tonalidades.

El 13 de julio hice una entrada en mi blog, en la que algo hablaba del curso de Shodo ( camino para aprender la escritura ) que realizaba en aquel momento.

También colgué fotos de palabras en katakana y los Kanji que practicaba en esos días.

No pretendo aprender japonés, sino intentar dominar la técnica del sumi-e (pintura a la tinta)

Mis pinceles son de caña de bambu y el papel que utilizo es de arroz

Ya ves un poco más del mundo en el que me muevo. Para completar el círculo japonés, llevo 5 meses acudiendo a un taller de haiku, tienen mucho que ver ambas disciplinas: Sumi-e y haiku.

Un placer como siempre compartir estos ratos contigo

Un abrazo Sergio.

PIZARR dijo...

Un apunte respecto a los pinceles, el mango es de caña de bambú y el pelo generalmetne de comadreja.

También uso pinceles elaborados en su totalidad por caña de bambú de diversoso grosores, me los hace mi hermano.

Un beso Sergio

Raquel T. dijo...

Sergio, tus tres recuerdos me pesan en el alma y en los ojos, pero su perfección y maestría los aligeran, de manera que en ambos queda un hueco ávido de muchos más de tus recuerdos, muchos más de tus escritos y muchos más de tus colores y formas... FaNtÁsTiCo, Sergio, me encantó y lo disfruté.
Abrazos admirados y alados...

Lola Mariné dijo...

Un relato angustioso, trepidante, hermoso.

Miriam Jerade dijo...

Magistral Sergio, es la tercera vez que lo leo. (últimamente siento que tengo que leer las cosas mil veces para estar segura de que las entiendo y cada vez me doy cuenta de que a la literatura la cruza un infinito que hace que no la pueda comprender del todo).
Hay demasiado dolor entre el cuchillo y las paredes blancas, son esos recuerdos familiares tan asesinos de los que no puedes huír, estás adentro. Algunas de tus frases hieren, con un filo de sinceridad sin ornamento. Me gusta mucho. Un abrazo.

Gemma dijo...

Tu relato se desparrama y desborda como recuerdos que sobrepasan.

Como la vida familiar.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Gracias Sergio, me apunto la bibliografía, si tu me la recomiendas, estoy segura de que me gustarán; es curioso, el título del primero, "Mas cornadas dá el hambre", es una frase que hizo muy popular Manuel Bemitez "El Cordobés" cuando la dijo en los años 60, en una entrevista que le hicieron, despues de casi 50 años, es que me entero que esa frase era literaria.

¡¡Que pena que los días no sean de 48 horas!... pero sería estupendo leerte en largo recorrido,

Un abrazo con anécdota.

Sergio Astorga dijo...

Maribel, ya lo leí,está guapetón espero que el proyecto tenga buenos resultdos, voy a darleseguimiento.
Un abrazo y te reitero mi gratitud.
Sergio Astorga.

Sergio Astorga dijo...

ABOL, como carita sonriente, aquellas esculturas del centro de Veracruz (prehispánicas) te digo, de nueva cuenta, que para mi es un honor gratísimo.
Un abrazo de norte a sur.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Pizarr completísima y alexionadora explicación. Ahora que mencionas el preparar la tinta,sobre la piedra y que no es un acto artesanal,sino es una preparación a un estado de conciencia que te permite atacar, abordar el trazo, disculpa,atacar es un termno muy agresivo, pensandolo bien, es descriptivo porque cuando tu trazo representa la fuerza de la naturaleza tiene que ser con esa fuerza.
Voy a consultar esas entradas, y en tu honor, que te parece si publicamos unos Kaikus. Por supuesto conoces a José Juan Tablada
EL SAÚZ
Tierno saúz
casi oro, casi ámbar,
casi luz... Tablada.

Un abrazo de Bambú.
Sergio Astorga
*esos pinceles han deser ingrávidos.

Sergio Astorga dijo...

Raquel,me gusta mucho que digas mis recuerdos, eso quieres decir que parece que son mios y no son autobiográficos, aunque como bien sabes nuestras vivencias, nuestra subjetividad está presente.
He visto algunas realidades y las entremezclo, como si fueran veladuras o tramas de tinta.
Tu visita y comentario me estimula y aterra.
Así es el Abarrote.
Un abrazo de alovuelo.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Lola Marine, mantener la tensión de las imágenes es lo que más me preocupaba y por sus comentarios, parece que se logró.
Un abrazo ya tranquilo.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Miriam, gracias por leer y releer,como dirían aquellos, los contenidos literarios son polisémicos, es decir, cada vez que uno los lee, y en ocaciones según el ánimo o nuetras vivencias, las palabras adquieren o pierden signgnificado.
La convivencia familiar, esta repleta de dolores, nunca confesados, hay mucho de mito, las relaciones humanas son siempre conflictivas, la otredad,como nos cuesta aceptarla y convivir.
Las palabras hieren,duelen describen, hunden en la herida.
Me gusta muchotu comentario.
Un abrazo suavecito.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Mega, gracias por darte la vuelta por esta tu casa.
Estors malavares de familiason en verdad complicados.
Un abrazo desbordado.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Triana, la novela es muy ágil,bien contada, no tiene pretensiones de otra índole, pero creo es una exelente novela, trada de maletillas y su periplo para llegar a vestirse de luces y la golfería que trae consigo el correr la legua. También es interesante porque retrata al México de los años 40-50.
Fué editada por Bartolomeu Costa-Amic (catalán), celebérrima editoria de la impresindible España que llegó a México después y durante la Guerra Civil.
Un abrazo de maletilla.
Sergio Astorga