martes, 2 de noviembre de 2010

Cabellera larga, muerte corta.

Al alba, ya sin estrellas
su edificio se alargaba.
Cadera de bailarina
en la azotea quedaba.

Su rostro de pergamino
glorioso, hoy abatido,
peina su crencha dorada
bajo la luna floreada.

Espigado olor de nardo
de su cráneo se destila
y en su sepultura queda
el peine de su nodriza.

De su frente a su cintura
manaba el pelo manaba.
Escapar de las alturas
su pensamiento alardeaba.

Poco valió su escarcha,
su cabellera adorada,
la muerte con su tijera
con su pelo ya bordaba.

Calvos y calvas no lloran,
afirman que a la guadaña
le importa poco o nada
la calavera peinada.
Sergio Astorga

Acuarela/papel 20 x 5 cm.
* El Abarrote no olvida el Día de Muertos.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué fuerte Sergio!!!! Un abrazo
Mirta Eberhardt

Helena dijo...

Sergio, cada vez aprecio mais esta subtileza com que se goza com a morte no Mexico. Fosse esta a conhecida face da vossa sociedade... E' preciso uma cultura rica e refinada para conseguir enfrentar-se com a "gadanha" com tamanho garbo e porte.
Para o ano fazemos altar, calaveras, pan de muertos y cantamos "Llorona" con Eugenia Leon. Brindemos aos mortos publicos, homens e mulheres da cultura, e podemos encher o altar de livros, discos e DVDs ja que isto e' que os vai alimentar!

Beijos num longo peinado.

Maribel Romero dijo...

La doña de la acuarela se debe haber escapado de algún cementerio. Es genial.
Coincido con Helena. Me produce admiración el especial homenaje de la cultura mexicana hacia los muertos. Parecen menos muertos.
Un abrazo con el susto en el cuerpo (bueno, no tanto).

Alicia Uriarte dijo...

Quién dijo miedo a la muerte,
si para morir nacimos

Sergio, gracias por esta calaverita literaria. Me sabe a “Pan de muerto” y me huele a copal quemado para purificar el ambiente y ahuyentar los malos espíritus.

Después de tí, ya no me sorprende tanto ver durante estos días en los telediarios las imágenes de la celebración en tu tierra.

Un abrazo

Sergio Astorga dijo...

Mirta, juego cósmico, donde la muerte juega un papel definitorio en las entrañas de las culturas mesoamericanas. Se le teme a la vida más que a la muerte aunque sepamos bien que sólo es un manera de evitar el pavor y conciliar la certeza de que lo finito nos pertenece.
Este rito no es macabro, parece por toda su parafernalia, es una convivencia del aquí y del allá.
Fuerte pero sabroso, en el sentido de sapere saber.

Abrazo delicado.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Helenoska, falas bem e com verdade. Era y es una cultura refinada y como sabes original, una manera distinta de ver y de interpretar lo que existe desde que tenemos consciencia: la vida y la muerta y la reflexión sobre ella.

Es necesario ir setep by step para sacudirse el terror al tema y penetrar en la sabiduría de la festividad de la calaca, la huesuda, la pelona, la catrina, la mano fría, la incontenible, la ineludible, la copetona, la mocha, la chicharra, la apestosa, la dientona, la tiznada, la tía de las muchachas, la parca, la chupona, la cargona, la pepenadora, la tilica.
Garbo y porte en el pensamiento sobre la muerte y la vida.

Pondremos una ofrenda. Este año el Abarrote se ha visto sobrepasado por el temporal de Temporal, pero sigo rumiando una ofrenda general y la voy a subir a los Antojos a destiempo pero vivita.

A mi ya me falta pelo en frente pero acepto el beijo encaracolado.

Abrazos ofrendados.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Maribel, esta doña fue sacada del campo santo que esta a un lado de la vía del tren por la antigua refinería de Azcapotzalco y cuentan que en el ahuehuete de la tumba 48 han visto cabellos güeros, como de elote, las señoras que se dedican a poner flores y a quitar las hierbas acumuladas, afirman que la han visto peinándose y ha provocado un tumulto de esqueletos varones que la miran desconsolados por ser ya puros huesos.

Me da gusto que ya no te asusten tanto, oye ya son tres años, ¿te acuerda de la primera calaverita que me atreví a dedicarte?. Que susto.

Abrazo vital.
Sergio Asto

Sergio Astorga dijo...

Alicia, "como se pasa la vida...tan callando".
Que ya estas una experta y sólo espero que algún día tengas la oportunidad de comer un buen pan de muerto, es una delicia y, sopeadito con chocolate, hasta la calaca quisiera regresar.

Una de las múltiples formas de la espiritualidad se manifiesta en esta celebración popular.

Un abrazo con flor de cempasúchil.
Sergio Astorga

María Eugenia Mendoza dijo...

Querido Sergio:
Soy mexicana, arraigada al asfalto de la ciudad, como buena chilanga. Esto de las ofrendas me fascina pero fuera de casa, que otros sean los que honren de esta manera a sus muertos. Me encanta la gastronomía de estos días, como bien dices, un buen pan de muerto acompañado de chocolate es una delicia y qué decir de los tamales y la calabaza en tacha, delicias pensadas en los muertos pero que los vivos disfrutamos. Nunca he comido una calaverita ni de azúcar, chocolate o amaranto, como que me pone los pelos de punta ver mi nombre en su frente.
Algo de superstición hay en esto, como que decimos que no pero qué tal que sí estamos invocando a la muy respetable Catrina. Ojalá la flaca se haga de la vista gorda e ignore mis temores.
Un dulce abrazo para ti, Helena y todos los antojadizos.
P.D. No lo puedo creer, la palabra de verificación es: maton.

Maribel Romero dijo...

Claro que me acuerdo, Sergio, aquí está:

Soñaba con los azules
como si fueran recuerdos
y era el mar envuelto en tules
el que lloraba de celos.

De noche fue consentida
de las hojas de abedules.
De manzana su bebida
y como almohada, las nubes.

Dicen que fue por febrero
cuando le cambio la vida,
un encanto marinero
aceleró la partida.

Por las noches ella prosa
con la sonrisa a babor
y en la ola ella retoza,
tiene derecho de autor.

Vuelen gaviotas al puerto
y digan que Maribel
es la que ofrece el concierto
con notas de cascabel.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

María Eugenia, chilangos somos, palabra de oscuro origen que se intentó modificar por el de defeño, yo me amparo mejor a la colonia y a la avenida donde mis huesitos han pasado la mayor parte del tiempo. No sé por cual rumbo anden tus recuerdos infantiles los míos quedaron en la Calzada Camarones 696 altos dos, en la delegación Azcapotzalco.

Las ofrendas se realizaban en la casa de la abuela Simona, en las calle de Miguel Lerdo de Tejada en la misma delegación. No te puedo ocultar el terror infantil, al siguiente día, al quitar la ofrenda, el olor de las flores de cempasúchil y del nardo, me parecía que ocultaba el olor a muerto pero, lo mas escalofriante era comer el pan o la fruta o los guisados que se ofrendaban, me parecía que tragaba un poco del difunto que por supuesto no conocí en vida. En cambio el comer mi calabera ya de chocolate o de dulce, me producía una sensación de estar disfrutándome, a veces las dejaba varias semanas para contemplarlas, en fin cosas de la imaginación.

Pinto mi calavera, para que pase de largo La Catrina sin ni siquiera mirarnos.

Gracias por el abrazo y esa verificación es en verdad de esas coincidencias literarias.

Abrazo pintadito.
Sergio Astorga.

Sergio Astorga dijo...

Maribel, que sensación tan fulgente, hace tres años, no la había vuelto a leer, la verdad prefiero pasada las emoción inicial no volver a leer un texto si no es necesario. Apenas te conocía vía tu blog Ocurrió Febrero, era pura intuición, y ahora que te conozco un poquito mas, creo que acerté, eres un cascabel, un cascabel con una fuerza con un sonido grave, profundo y decidido.
Me gusta comprobar que sí, que estas en esos octosílabos.
Sigues soñando los azules y los febreros.

Un placer convivir con tu concierto.

Un abrazo en cuartetas.
Sergio Astorga