Amigo íntimo de Salomón, elefante de José Saramago, Ernesto, tuvo la misma infortunada suerte de aquel. Fue capturado y sodomizado por un Sultán, cuyo nombre fue borrado de la historia, tales eran sus atrocidades.
Ernesto, pudo escapar gracias a la octava esposa del Sultán, ella adoraba su trompa. Por eso arriesgó su vida, realmente la perdió, para que Ernesto pudiera embarcarse al Nuevo Mundo. Después de un tormentoso viaje de tres meses por aguas procelosas llegó al Río de la Plata. Era invierno. Se congeló a los tres días.
Cuando lo encontraron bajo kilos de nieve, descubrieron el color rosado de su piel.
Ahora se exhibe en un museo, donde los niños apuntan en su libreta su asombrosa historia. Salomón, el elefante de Saramago, al contrario de Ernesto, nunca se encontró su cuerpo.
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