sábado, 19 de julio de 2025

Escombro en la pupila

 


Se pegaron en sus pupilas la flor de la piedad. En su desvelo, como niño torpe, busca la noche de los diablos cuando el agua hirviente marchita la poca luz del alba. En lo más oscuro de la ciudad deambula, suda y marchita su corazón feroz.

Con los pies helados camina con la pureza en alto, con la palabra fugitiva. No encuentra consuelo entre tanto veneno de familia.

Esclavo de su destino ama la noche, porque la metralla al final lo deja con una piedad con agujeros y olor a plomo.

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