miércoles, 11 de marzo de 2009

La Ciudad Corporal

Tenemos que llegar por sorpresa como ese polvo añil de la mañana. Prudentes, en traje de brea, como si las derrotas anteriores nos dieran un gesto de guerreros y guerreras triunfantes.
Antes de entrar tenemos que tirar el tamo de los bolsillos, sacudir las palabras infieles que nos bañan y morder el dátil, ese dátil carnoso como labio.
Hay un edicto que no puedes olvidar escrito sobre piedra a la entrada de la Ciudad Corporal, que nos advierte: “aquel que se atreva a tocar estas paredes, será expulsado y condenado a sufrir callosidades en los dedos hasta que pierda el sentido del tacto”.
Si decides continuar no habrá lugar para la compunción, tendrás complacencias paralelas, porque al caminar por sus calles sentirás que son de piel y una fresca aventura olvidada entrará por tu nariz.
Por cada bocacalle un sinnúmero de torsos señalan la entrada a las casas de dos cuerpos, sostenidas por pilares que parecen muslos y ventanas que parecen vientres y como un cuello que se estira, la luz desnuda ilumina los cuartos interiores.
Se vive bien por unas horas, es mejor no pasar la noche entre sus calles, puedes morir de asfixia, las casas se van acercando poco a poco hasta fundirse en un abrazo que despierta movimientos terrestres que derrumban, si son intensos, manzanas enteras, y un olor alcalino se adueña del terreno.
Acezantes, intranquilos, queremos regresar al poco tiempo para juntar las semillas que dejamos caer en la partida. Por eso en tanto llega esa visita, labramos nuestras noches en la ciudad que tiene nuestros hábitos, cavilando que tuvimos compañía.
Sergio Astorga

Acuarela/papel 20 x 30 cm.

16 comentarios:

Librería de Mujeres Canarias dijo...

Lo leeré más y más frente a la acuarela poblada de femeninos cuerpos. Me entraré en la ciudad con los bolsillos vacíos y buscaré algún rincón para el descanso arrullado sabiendo que no dejará mi amigo de permanecer vigilante.
La ciudad, el mundo convertido en persona me recuerda la necesidad de apropiarnos lo otro. La imposibilidad de aceptar lo diverso.
Cautivadora ciudad ésta que advierte.
Un abrazo sin asfixia.
Izaskun

kuoremio07@gmail.com.ar dijo...

La inseguridad de no saber si mañana estaremos vivos!buena narración,una pintura bien colorida! .Besos

Lola Mariné dijo...

Tu derroche de imaginación y tu capacidad de jugar con las palabras me deja muda...
Genial, como siempre.

Anónimo dijo...

Si no hubiera leído a Lola, hubiera escrito casi lo mismo, aunque eso no es nuevo, cada nuevo relato, la sensación es la misma, haces auntenticos juegos malábares con las palabras y las ídeas, tengo, la cidad me axfisia un poco, pero al final lo irremediable de alguna forma me devuelve la tranquilidad.
Fantasticos, relato y acuarela que ya está guardada en mi baúl de cosas bellas.
Un abrazo con calma.

Maribel Romero dijo...

Hoy he leído este texto en voz alta, escuchando mis palabras, que en realidad son las tuyas, y ha sido una experiencia casi religiosa.
Me gusta esa fusión de cuerpos con calles y ventanas, largas avenidas y luz por unas horas. Es mejor no quedarse por mucho tiempo, no debe uno confiar en una ciudad corporal.

Un abrazo en voz alta.

Sergio Astorga dijo...

Izaskun, recorrer un ciudad es también recorrer un cuerpo o varios cuerpos.
Nuestra memoria también recuerda las ciudades que forjamos y el tacto no es de epidermis, tenemos que recurrir a la mirada que palpe, que se convierta en el único sentido y así la contemplación será el contrasentido del hacer.
Un abrazo de caminante.

Sergio Astorga dijo...

Kuore,la sospecha insoportable de que el cuore deje de latir en cualquier momento nos invita a penetrar en alguna ciudad corporal, la mas cercana, puede estar a la vuelta de la esquina.
Un abrazo latente.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Lola Mariné, como quisiera que tus palabras fueran ciertas, las palabras van saliendo lentas, angustiantes, reclaman su sitio, su voz; algunas imágenes se esconden, otras se me escapan y no regresan, es tortuoso ya te lo había mencionado, yo también quedo mudo, exhausto, no se si el texto que viene será grave o risueño, tengo que estar preparado, como si las horas fueran tersas y mis dedos ágiles.
Un abrazo como siempre cariñoso y que de vuelta al monumento a Colón.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Triana, cuando conozca Sevilla, tal vez me quede azorado y no pueda decir mas que un cante hondo muy pequeño, vieras que ansiedad por estos días, las ciudades interiores me recorren sin yo quererlo. En algun momento esta ciudad de los cuerpos tuvo su época manierista y ahora se desenvuelve a su antojo.
Un abrazo antes de atravesar la avenida.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Maribel, la palabra entra por el oído, si algo me gusta cuando escribo es que las palabras suenen y si tengo suerte tambien pueden tener sentido. Yo acostumbro desde la primera linea leer en voz alta una y otra vez, hasta que me lleno de sonoridad, por eso como le explicaba a Lola, me resulta un poco tortuoso, porque si no tengo un tono y no me entono, no puedo escribir nada, a veces me tardo un día entero en encontrar la manera de empezar.
Me gusta esa advertencia tuya de que en una ciudad corporal no se debe confiar, puede tener instintos nada amorosos.
Un abrazo a viva voz.
Sergio Astorga

el secreto de monalisa dijo...

por eso siempre he de venir aquí, encantada de tus letras y de tu arte todo

Sergio Astorga dijo...

Encantado de que tus secretos lleguen a tener antojos.
Bienvenida a toda hora.
Un abrazo sin secretos
Sergio Astorga

Raquel T. dijo...

Pensamos, a menudo, amigo Sergio, en momentos de piel, en compañía de piel, en cercanía de piel... Pero adentrarse en la ciudad de piel, completa y extensa, significa el reto de asumir el largo recorrido en el cuerpo pensado, la aventura de un camino de cuerpos del que no se augura regreso, si en algún kilómetro dejamos la voluntad.
Preciosa guía de la urbe carnal, amigo Sergio...
Abrazos de retorno, si es que así se quiere....

Sergio Astorga dijo...

Raquel,a flor de piel te puedo comentar que un ciudad a veces forma parte de nuestra piel,claro esta ya sería otra lectura.
Pensar y recorrer una piel tiene siempre el riesgo de capturarnos y llenarnos de aire nuevo o perderlo.
Un abrazo que camine.
Sergio Astorga

Miriam Jerade dijo...

Me encantó!!
Ando atrasada (por andar atrasada en el doctorado)
Un abrazo
Miriam

Sergio Astorga dijo...

Miriam, he leído tus aletorias y frenéticas polémicas en tu espacio y un poco en respuesta escribí esta ciudad para caminarla y perderme en la sensualidad y dejar al pensamiento que se atormente en la ciudad de las ideas.
Espero que tu doctoramiento este pronto. Echale ganas!, faltaba más.
Un abrazo ciudadano.
Sergio Astorga