jueves, 24 de junio de 2010

La Carta

Cuando el silencio ya no le decía nada y la espera envolvía su patio mental, llegó la carta. Le picoteaba la avidez de tener esperanza; otra o la misma, le daba igual. Abrió el sobre rojo y leyó rápido; antes que pudiera decir palabra cerro los ojos. Era la época de los limoneros cuando desesperados, los limones crecían verdes y redondos.
Estuvo un tiempo endurecido frente a la hoja de papel, extraviado en oquedades. "Nadie anda buscando tristezas" se dijo.
Engarrotado, escurriendo por su cara las gotas frías del resudor, dobló la carta y la metió en el sobre.
Pasaron dos días ahora picoteado por la indecisión.
"Nadie anda buscando tristezas" insistía.
Fue entonces que el silencio empezó de nuevo a tener sentido.
Sergio Astorga


Tinta/papel 20 x 30 cm.

15 comentarios:

Abol dijo...

Hay un escritor chileno, Pablo de Rokha, que también habla de limones:
"El amor nos agarró y nos estrujó como a limones desesperados;
yo ando lamiendo su ternura,
pero ella se diluye en la eternidad, se confunde en la eternidad,
se destruye en la eternidad y aunque existo porque batallo
y ‘mi poesia es mi militancia’
todo lo eterno me rodea amenazándome y gritando desde la otra orilla."

Yo tengo algo rojo entre mis manos, no sé si es una carta, puede ser un pájaro perdido.

Abrazoso
L.

Librería de Mujeres Canarias dijo...

Es la época de los limoneros, querido Sergio, y los limones crecen redondos y verdes, y desesperados, con el resudor escurriendo sobre la espera, liberada en oquedades abro la carta y entre las tristezas el sonido cobra sentido de nuevo.
Necesito sus sonoridades, maestro.Tan Maisse este trazo, tan roja esa carta, tan dentro todo...Una orquesta de alegrías para ustedes... incluso en silencio.
Abrazo amarillo,

Alejandro G dijo...

En China los sobres rojos se dan como agradecimiento al recibimiento de una "cura trancendental", además el sobre rojo protege la energía del curador , ya que al otorgar la sanación, esa persona está teniendo una intervención en el karma de uno. Todo esto tan engorroso de percibir solo se puede comprender desde el silencio y más si ese silencio está citrificado con el aroma nuevo de los limones ceutíes y verdes. Se percibe sanación en este relato, Teacher Astorga.
Saludos,
Alejandro G.

Marisa Peña dijo...

Sergio...hoy yo también espero cartas, respuestas, palabras que me ayuden a anclarme, a saber, a entender. Precioso texto y preciosa imagen, artista.

Sergio Astorga dijo...

Abol, no conocía al autor ni al texto y me viene la imagen de el acido amor que como el limón, si esta fresco puede ser estrujado con ciertos resultados de zumo, no así el limón seco que por mas que se estruje, es bagazo inerte.

Tal vez se un rubor que confundes con un rojo de pájaro perdido, o tal vez sea el pájaro perdido que llego a tu mano ruborizado. No lo sé. Cada vez estoy menos cierto de lo que hay.

Abra-sones.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Izaskun, estos limoneros, tan imaginarios, los míos, solo recuerdo haber tenido uno, en una maceta, en la azotea de mi casa, un departamento, en la abatida Ciudad de México.

Tengo como habrás notado, una serie de textos amarrados en la garganta y que no quieren salir no mas de puro espanto. Y ando dando vueltas en estos limoneros para encontrar el sobre rojo de la palabra que reconcilie o que despida.

Espero con alegría la abertura de tus montes de libros, incluso también en silencio, como esperando a que tu dicha sea en edición de lujo.
Abrazo rojo por puro contraste.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Alejandro, simbólicos caminos que tu recorres con facilidad y que limpian el karma de mis dudas, modificarlo lo veo difícil y tal vez innecesario.
Hay tiempos en que tengo la sensación de que el sobre en rojo contiene mejor la incertidumbre. Saber por su signo el contenido aterra mi tranquilidad de tlacuilo.
El silencio de la fruta, sobre todo cítrica, me seduce, la fruta carnosa me provoca. Tu sabes bien que la seducción es silenciosa y preferentemente inactiva, en cambio la carnosidad mueve a la acción, generalmente codiciosa y por fortuna limitada al disfrute oral.
Todo es engorroso, el gorro mal puesto a veces nos hace ver ridículos, pero un buen y redondo limón nos acerca mas a la contemplación y al encierro en el silencio.

Alejandro inefable.
Un abrazo sanado.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Marisa, parece que todo el andén esta ocupado con los que esperamos noticias para subir o cambiar de tren.
La cartas has sido echadas, esperemos la nuestra.

Un abrazo en sobre aéreo.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Alicia, tu entusiasmo rompe la ola brava y fría.
Qué será mas sabio, escribir o esperar la carta?
Que sueño tan sano es ese de querer permanecer.
Intentare anclarme en el instante sucesivo y ver si continuo navegando en humanas aguas.

Un abrazo a la carta
Sergio Astorga

Alicia Uriarte dijo...

¿Qué será más sabio, escribir o esperar la carta?
Sergio pues más sabio no sé pero más poético sería escribir una carta mientras esperamos que tal vez llegue otra. Acaso pudiera ocurrir la magia de que, mientras ambas viajan en la misma dirección pero en sentido contrario, podamos soñar que los mensajes que van en ellas son de conciliación.
Un abrazo

Gemma dijo...

Aunque el rojo de la carta no armonice aún con el amarillo del verde limón, ya se andará...

Lo que sí armonizan son tus letras.
Abrazos de oso de esos ;-)

Isabel Barceló Chico dijo...

Qué bello texto, sergio. E intrigante. ¿Qué tendrá esa carta capaz de hacer recobrar el sentido al silencio? Un abrazo muy fuerte.

Sergio Astorga dijo...

Alicia, podemos optar por otra vía: el que mira, no escribe ni espera, solo observa en la inmovilidad de su centro.
Claro, nuestra necesidad de dejar descendencia, trascender, nos perturba la sabiduría del ojo.
Conciliemos en el abrazo.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Gemma, imagínate si fuera su carta astral la que viniera en el sobre rojo. El trino y las casas se moverían 60 grados a la izquierda y tendríamos que armonizarlos con las runas o los caracoles.

Un abrazo armonizado en letras grandotas.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Isabel, cuanto silencio contenido hay en la Historia? Lo sabes mejor que yo.
Letras que confrontan, que descomponen el rostro y fustigan el presente.

Abrazo cotejado.
Sergio Astorga