martes, 24 de enero de 2017

La llave de la casa


Por generaciones se ha buscado la llave. La familia de Samuel Patricio, no ha sido la excepción. Tener la llave en el bolsillo fue la historia de su vida. Madre e hijo con esa demencia por encontrar, hicieron del éxodo su manera de estar en al mundo. Viena, Nuremberg, Ucrania, Perú, fueron recorridas. La dimensión humana tiene tantas fronteras que sólo la imaginación ejercitada puede trucar el lamento por la perseverancia. Samuel Patricio desde pequeño, se esforzó, no solo verbalmente, en encontrar un espacio para sentirse a gusto, a sus anchas. Se casó en Viena, en Domkirche St. Stephan, la Catedral de San Esteban, su esposa Anna, desde un principio sintió que la peregrinación sería su forma de vida. Buscaron la ciudad ideal y la calle donde estuviera la casa de su único sueño. Lukas, su también único hijo, nació en Nuremberg, en Albrecht-Dürer-Straße, muy cerca de la casa de Durero. Por eso, Lukas hablaba muy bien alemán, balbuceaba el español y tenía una gran habilidad para las ecuaciones de segundo grado y la trigonometría. Anna, tocaba el violín, habilidad que libertaba a la familia de los desencuentros. Samuel Patricio, los contagió de ese impulso atávico de encontrar el espacio ideal. Juntos siguen recorriendo ciudades y casas de los más diversos estilos y tamaños. Ellos saben, como nuestro ser íntimo, que todos venimos del llano en llamas.

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