sábado, 6 de junio de 2015

Problema de visión


Se fue amoldando su visión. Subir a las copas de un edificio es una tarea que requiere de perseverancia y concentración. Piso a piso mantenemos una tensión que se precipita en un momento de duda. Parece que una soga nos mantiene unidos a la luz y a sus reflejos. Hay un poco de quietud y distorsión durante el clímax del momento. Desde abajo, Benjamín, adivinaba cuál sería la oficina en la que trabajaría. Le nació un súbito mareo. Perder piso lo dejó aplastado. Quiso volver a erguirse, pero todo fue inútil, la luz había cambiado y sus puntos de referencia también. Desolado, sacó una tarjeta de visita donde había anotado: piso 8. 
Subió al elevador con la sensación de no tener una imagen clara de dónde entraba.

Fotografía: Edificio en una rua de Porto, Portugal.

2 comentarios:

Alicia Uriarte dijo...

Sergio, esta entrada me ha recordado a Grarcía Lorca cuando llego a la Gran Manzana. En una carta a su gente, justo después de llegar a Nueva York, García Lorca apuntó, “El puerto y los rascacielos iluminados confundiéndose con las estrellas, las miles de luces y los ríos de autos te ofrecen un espectáculo único en la tierra”, mostrando la armonía entre la ciudad y la naturaleza. Cuando pasó el tiempo, en Poeta en Nueva York, García Lorca muestra otra visión sobre la poca empatía entre la naturaleza y la ciudad, “no hay nada más poético y terrible que la lucha de los rascacielos con el cielo que los cubre.” Y continúa, “Nieves, lluvias y nieblas subrayan, mojan, tapan las inmensas torres, pero éstas, ciegas a todo juego, expresan su intención fría, enemiga de misterio, y cortan los cabellos a la lluvia o hacen visibles sus tres mil espadas a través del cisne suave de la niebla.”
Finalmente, decide que ambas se han de respetar, “El cielo ha triunfado del rascacielo, pero ahora la arquitectura de Nueva York se me aparece como algo prodigioso, algo que, descartada la intención, llega a conmover como un espectáculo natural de montaña o desierto.”

Espero que lo mismo le acontezca al protagonista de tu entrada.

Un abrazo.

Sergio Astorga dijo...

Alicia.
Mejor no podría ser. Lorca es un referente siempre. Poeta en New York lo tengo como libro de cabecera. El personaje de la historia es humilde, la ciudad de Porto es pequeña y sus aires de grandeza quedaron anclados hace quinientos años, pero en la arquitectura han descubierto continentes espaciales muy intensos.

Abrazos desde el quinto andar (piso)